miércoles, 19 de junio de 2019

El abuelo cebolleta y el estrecho de Ormuz - y 2ª parte


Total que el avión aterriza en la isla de Kish, golfo pérsico, entrada del estrecho de Ormúz o salida para los que van al canal de Suez. Myriam me había dicho que me irían a buscar del hotel con nombre de la madre de Jesús. Salimos del aeropuerto (un aeropuerto pequeño, muy pequeño, sin bar ni nada similar) y el resto de pasaje se lanzó sobre los taxis y salieron a toda pastilla. Allí me quede yo, a las 11 de la noche en la calle, sin nadie que mirase por mi.
Al poco llego un coche, cogí la maleta azul dispuesto a que me llevara. Se bajo un tío, cerró las puertas del aeropuerto, puso una cadena con candado, me miró con curiosidad y se fue.
Allí me quede. Sólo con la maleta azul y pinta de gilipollas.
Se acercaron un par de taxis o tres, me preguntaban en farsi y yo balbuceaba en su idioma algo así como “Maria, madre de Jesús” , debió de correrse la voz de que había un gilipollas fundamentalista católico en el aeropuerto, dejaron de venir taxis.
Se me ocurrió llamar a Myriam, la secretaria que me había sacado el billete y de la que tenía el móvil porque en todo el medio oriente les encanta estar conectados en redes sociales con occidentales. Myriam resolvió todo y en 10 minutos, el coche del hotel Maria pasó a buscarme. Me fui a dormir.
A la mañana siguiente, como no tenía nada que hacer hasta media tarde me fui a dar una vuelta con un mapa de la isla que me dieron en el hotel. La isla tenía consideración de puerto franco. Allí no imperaba el bloqueo de EEUU ni las normas del resto de Irán. Así que había todas las tiendas de marcas prohibidas. Por si fuera poco, los ricos iraníes se compran casas en Kish para poder tener coches guays, y por la calle hay Mustang, Hummer, Porsche, Ferrari… es una imagen surrealista, coches de lujo en una isla que lleva una hora andando recorrerla de un extremo a otro…
Me fui a la playa de hombres (están segregadas por sexos) porque hacía buen día. Al llegar me empezó a dar pereza, era una de esas playas enormes, donde después de andar un buen rato te sigue cubriendo por la rodilla. Valoraba si bañarme o no cuando salió del agua un iraní. A los iraníes les encanta hablar con los extranjeros, tienen un sentimiento de incomprensión muy acentuado. Así que enseguida se puso a charlar conmigo, quien era, de donde venía…al rato me pregunto si iba a bañarme. Le dije que lo estaba pensando y me suelta “báñate tranquilo, hoy no he visto ningún tiburón…” . Se me quitaron las pocas ganas que me quedaban. Le pregunte por su moto, una BMW muy chula que tenía allí aparcada. Estuvimos hablando de motos un rato y me dijo “oye voy a hacer ejercicio un par de horas aquí en la playa, ¿porque no te llevas mi moto y te das una vuelta a la isla?”.
La tentación era grande, pero me preocupaba el tema legal y se lo dije, no tenía claro de que pasaba si me pillaban conduciendo una moto en Irán, por tema de seguros y tal, si pasaba algo… “no te preocupes, el jefe de policía de Kish es mi amigo, ahora le llamo”. Llamó a su amigo y a los diez minutos estaba montado en una BMW FS 850 en la que me hice toda la vuelta a la isla de Kish.
Llegué así a las 5 de la tarde y me reuní con los iraníes, tomamos té (de los mejores del mundo) y a eso de las once, cuando sólo faltaba decidir el importe del pago inicial por adelantado cortaron la reunión. “Vamos a cenar”. Me cagué en todo porque estaba justo al borde del éxito absoluto, pero estaba negociando con unos persas, así que a cenar.
Cenamos en un garito con música en directo, algo totalmente prohibido en el Irán continental, pero bailar seguía estando prohibido, aunque la gente movia las manos mientras estaba sentada con bastante ritmo, era como bailar en silla de ruedas…otra locura de la isla de Kish,
Cuando acabamos la cena me citaron al día siguiente a las 6 de la tarde, Yo estaba un poco harto para discutir, así que dije que vale que a las seis de la tarde.
Al día siguiente pasee un poco por la isla, por el centro, charle con un par de británicos muy mayores y muy británicos que andaban por allí no se muy bien por qué, no quisieron explicarme demasiado de su negocio.
Y como quien no quiere la cosa me acerqué al hotel donde sabia que estaban mis clientes. Pensaba que igual estaba alguien de la competencia haciéndome la envolvente, o que se habían juntado a discutir el proyecto sin mi…en resumen, pensé que sería bueno no esperar a las 6 de la tarde.
En recepción me dijeron que no estaban allí, que habían salido y no volverían hasta la noche.
Yo alucinaba. ¿Salido a dónde? ¿pero fuera de la isla? ¿han ido a un restaurante o a otro hotel?....en el hotel sonreían mucho pero no me daban explicaciones. Salí a la calle a fumarme un cigarrillo y pensar qué coño hacia allí y donde tenía que ir y cómo se me estaba descontrolando el tema. Detrás de mi se salió el de seguridad del hotel, que se puso a mi lado como por azar. Al poco preguntó:
-¿Usted es el español que ayer se recorrió la isla en moto?
-¿Cómo lo sabe?
-Estamos conectados con la policía, esto es una isla pequeña… le voy a explicar algo…
Y entonces me explicó como funcionaba la isla de Kish. Tu eres empresario iraní, y te mueves en mercados internacionales, pero tu divisa no vale una mierda. Así que te tienes que abrir una cuenta en Dubai. Pero Internet en Irán está censurado, y seguramente no puedes usar banca electrónica. Así que te vas a la isla de Kish. 10 vuelos diarios Teheran-isla de Kish. Una vez en la isla de Kish, tu no puedes salir del país para ir a llevarte el dinero a Dubai, sería traición y un delito muy feo. Pero puedes coger una barca en el puerto y salir a pasear. Si en el paseo se pone el mar bravo o amenaza tormenta, el capitán pone rumbo a la marina de Dubai. Y se acoge allí como puerto de abrigo. Y entonces dice, “hay amenaza de tormenta, vamos a estar en Dubai seis horas” y todos los ricos iraníes aprovechan para subirse en los coches que sus bancos han enviado a la marina de Dubai, la policía de emiratos vigila que no se baje nadie que no sea recogido por un banquero. Si te recoje un banquero no hay problema.
¿Me quiere decir que los empresaros con los que quiero hablar se han ido al banco a Dubai?
No, me contesta muy serio, te digo que se han ido a dar una vuelta en una lancha rápida, y como amenaza tormenta (había 38º, un sol de justicia, no se veía una nube en ninguna parte y el mar parecía un lago) se habrán refugiado en Dubai hasta que escampe. Los bancos cierran a las cinco, a esas horas suele despejarse el tiempo.
Si tu estás aquí, continuó, el negocio va muy bien, aquí sólo vienen extranjeros cuando hay que cerrar un trato. Ahora están en el banco y o están pagando o pidiendo la financiación, si te traen a la isla de Kish, el negocio va bien.
Aluciné.
Esa noche les dije que les invitaba yo a cenar, dijeron que estaba bien el acuerdo y que iban a pagar desde una empresa de Dubai, fuimos a cenar sobre una alfombra persa, al aire libre. Cenamos y fumamos sisha.
A la mañana siguiente, tenía un mensaje de la oficina, habían recibido el primer pago de los iraníes.
Me volví esa tarde, de uno de los viajes más surrealistas de mi vida.

3 comentarios:

  1. Maremeua! gracias!!!!! más entradas cebolleteras, please!!!
    Beso

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  2. ...y pensar que dejabas el blog.

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  3. Escribe un libro..."Aventuras y desventuras de un comercial por el mundo".

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