Hace cosa de un año me encontré cerrada la peluquería de R.D. Era el mejor peluquero del mundo, te cortaba el pelo, te afeitaba a navaja y te daba friegas "after-shave" con alcohol de romero. En su peluquería las únicas revistas que había eran el "Aplauso" y el "6 toros 6". Por si eso fuera poco, R.D. era sordomudo. No te torraba con conversaciones estúpidas.
Al poco me lo encontré un día que paseaba con mi mujer y nos contó que dejaba el negocio tras un infarto, que había decidido jubilarse (era sordomudo pero se explicaba cojonudamente).
A partir de ahí, inicié un triste peregrinaje en busca de una peluquería nueva. Es jodido.
En primer lugar, ya nadie afeita a navaja. Yo cuando iba a cortarme el pelo, me dejaba la barba un par de días. Me encanta que me afeiten con brocha y navaja. Bueno pues eso ya no existe. Hay algún sitio indefinible donde te afeitan con cuchillas desechables y una pasta verde como Blandi-blue. No es lo mismo.
Luego hay peluquerías de tíos donde cortan el pelo tías. Eso tiene una parte buena: el morbillo en plan "El marido de la peluquera" pero varias malas: todas las peluqueras pretenden cambiarte la imagen, todas hablan un montón y todas quieren venderte cosas para el pelo. Si a eso le sumas que mi educación represiva me hace agarrarme super tenso al sillón cuando noto un roce, por mínimo que sea, de su cuerpo y el mío...Pues mira no. Peluqueras descartado.
Había encontrado un sitio más o menos decente. Hay un peluquero y una oficiala y a mi me rapaba él, no afeitaba pero sabía un huevo de motos y así me entretenía. Repetí varias veces y ya incluso cogía el FHM con naturalidad.
Antes de ayer toco corte de pelo y se ha roto el encanto. Me acojoné.
Tenía un gachó al lado que se estaba depilando las cejas y los pómulos. ¡Con cera! ¡los tíos no nos depilamos! ¡y menos la cara cojones!. Otro jovencillo se tiró veinte minutos discutiendo con el peluquero sobre parches y pastillas para frenar la caída del cabello. Cuando interrumpí para explicar que todo eso iba muy bien pero que bajan la libido (o sea impiden que se te levante) me contestaron muy tranquilos que: ¡les daba igual la libido! ¡les importaba más su pelo!.
Me agarré en el sillón más fuerte que si me hubieran dado con una teta en la cara.
Pero lo peor estaba al caer.
Cuando casi había acabado, el peluquero cogió el peine y unas tijeritas y ¡me recorto el pelo de las cejas!.¡Eso se lo vas a hacer a tu padre si lo conoces hijo de puta! ¡eso es de viejos jodeeeeeeeeer! ¡si aún no tengo los 40 cacho cabrón!
Así que me he vuelto a quedar sin peluquería...