lunes, 1 de junio de 2020

Un ejemplo práctico de hechicerismo


El otro día mi amiguito ECDC, fan absoluto de la clase médica y de los médicos, cito en su blog mi teoría del hechicerismo. Yo creo que porque cuando se la explique borracho en una quedada por Zoom, le pareció bastante coherente.

La teoría creo que es perfectamente comprensible, pero por si acaso, en un gesto de mi enorme bondad voy a explicarla en un caso claro e irrebatible. No para todos mis pocos lectores, cuyo nivel os permite entenderla perfectamente; sino para sí, algún día, un incauto galeno cae por aquí, se cabree del todo.

Voy a explicar lo que ha pasado con las ecografías, por ejemplo. Como ha evolucionado y como se ha desarrollado en diferentes profesiones… y las consecuencias.

Las ecografías empezaron con ondas sonoras, tu captabas con un aparato sonidos de dentro del animal que te permitían hacer diagnósticos de situaciones en órganos internos. Por ejemplo, un veterinario, en vez de introducir la mano por el ano de una vaca para palpar la arteria uterina, le ponía un ecógrafo y podía deducir que estaba preñada. No era tan seguro, al principio, pero era mucho más confortable para la vaca, y más rápido y cómodo.

Un gran avance. La medicina humana, lo agradeció profundamente, también la veterinaria e incluso por ejemplo los ingenieros que podían analizar la calidad de las soldaduras haciéndoles una eco.

Pero, los médicos eran los únicos que trabajaban sin preocuparse por el coste. La sanidad, pública o a través de aseguradoras, generalmente acepta sin rechistar cualquier mejora en los diagnósticos.

Así se abrió un campo para que se fuera mejorando la ecografía.

Rápidamente, un montón de empresas del ramo, se pusieron a mejorar los ecógrafos. Pusieron una pantalla que tradujo las ondas sonoras a imágenes, les fue dando diferentes frecuencias…

La mayoría de los avances se aplicaban sólo en medicina humana. Los ingenieros, por ejemplo, tenían suficiente con las aplicaciones que tenían en la primera generación de ecógrafos y no necesitaban cambiar si el avance no era muy considerable.

Los veterinarios, tenían que pensarse mucho cada actualización de ecógrafo. Había que calcular si era rentable la inversión para los datos nuevos que iba a dar. Es decir que, seguramente poder decir que una vaca está preñada el día 14 después de la inseminación en vez del día 20, no compensa cambiar el ecógrafo. Sobre todo si vale 5000€ y al ganadero no se lo repercutes…

Pero en medicina humana, cada microavance suponía una “revolución”. Salían en los periódicos y les hacían entrevistas interesantísimas diciendo que ahora diagnosticaban una piedra en un riñón cuando sólo llevaba ahí tres meses…que luego la lista de espera para hacerse la eco fuera de siete meses no le importaba nunca al galeno ni lo preguntaba el periodista.

No les importaba porque sabían que siempre habría un médico, generalmente formado en la sanidad pública, que luego pondría un cojo centro de diagnóstico dónde pagando te harían lo que fuera.

Porque esa es otra consecuencia de esta forma de actuar. Las máquinas avanzaban tan rápido que era imposible estar al día. Consecuencia de lo cual se crea una especialidad de médicos que saben hacer ecografías.

Así como suena.

Pues, mientras soldadores o veterinarios, sabían hacer una eco y defenderse para hacer lo que razonablemente se puede pedir a una eco, los médicos generaron una especialidad. De forma que ahora hay infinidad de médicos que no saben usar un ecógrafo ni interpretar una ecografía. Y te remiten a un especialista…

A su vez, ya tenemos al especialista, este tiene que darse pisto y molar. Como a él le explicaron, por ejemplo, que las ecos se ven mejor cuando el paciente tiene la vejiga llena, manda a todos sus pacientes que antes de ir se beban un litro de agua y no meen.

Fijaros la situación que se crea:

Por un lado, técnicos ingenieros o veterinarios acostumbrados a hacer ecografías en situaciones de máxima dificultad (bajo la lluvia en una obra, en una cuadra llena de mierda…) y que pueden usar e interpretar la mayoría de los datos que da un ecógrafo.

En el otro extremo, médicos super especialistas en ecografía, que con empatía cero mandan al paciente beberse litros de agua hasta que le revienta la vejiga o se mea directamente, y que esté sin respirar durante los veinte segundos que les presiona el abdomen para decirle que su hijo va a tener una nariz respingona. Dato absolutamente prescindible.

Esto último acompañado de un montón de médicos que no saben lo que hace o dice un ecógrafo, y que lo único que les interesa es el informe del especialista porque ellos no saben de eso. Por si fuera poco, a veces mandan ecografías para cosas que no hace ninguna falta o directamente no se ven en ecografía. Pero como hay un especialista….

Así os pueden enviar a que os hagan una eco de un riñón para ver una piedra (cosa harto difícil porque hay muchos tipos de piedras y cristales que a lo mejor no se ven) y no se les ocurre hacer un análisis químico del sedimento de la orina, que dará una información mucho más valiosa….

A su vez, al especialista, cada vez le piden más y entonces empieza a descargar la responsabilidad. Dice “Parece observarse” o “resultado compatible con…” porque hay una ignorancia absoluta en la clase médica sobre qué es y para qué sirve una ecografía. Además se hace tener siempre la capacidad de decisión al paciente, porque hay que diluir culpas. “Mire parece que va a tener un cruce entre perro pastor y alienígena en su próxima defecación, pero en vez de operar de obstrucción, si prefiere le pongo un enema y a ver si sale…”. Cualquier profesional no médico usa un elemento diagnóstico para dar un diagnóstico claro o corroborar una hipótesis. Los médicos dan unos resultados de ecografía, sin permitir discusión; al paciente, para que decida qué hacer, sin un orden previo de hipótesis, confirmación y actuación. Centran el saber en el diagnóstico y no en la curación. Porque no desarrollan un proceso, están como locos por tener una prueba irrefutable de la causa de lo que sea. 

Las facultades inciden en la necesidad de especialización, se organizan congresos, los colegios de médicos piden ayudas… Ya hemos transformado un saber (ecografía) en una práctica hechicerista.

Resumido, muy resumido, este es el proceso que se ha seguido con muchos avances médicos. El planteamiento de la salud como bien supremo, de los avances técnicos como garantía de acierto y la absoluta falta de empatía han traído esto.