No solo en Israel iba a haber
problemas para entrar. En sus antípodas ideológicas esta el Reino Árabe, tan
lejos y tan cerca…dónde la entrada me ha dejado sumido en una duda y no se si
me han vacilado o he estado con el as de los servicios secretos del reino. No
es fácil entrar aquí, no hay visados de turista. Sólo de trabajo (invitado por
alguna empresa local) o en los cupos de gente a
la que se autoriza a viajar a las ciudades santas. La reglamentación de
entrada es tremendamente restrictiva. Te pueden pedir hasta un certificado de
que no tienes el SIDA. Y como están prohibidas la pornografía y el alcohol, te
puedes encontrar con que en la aduana te requisan la colonia (por si te ibas a
hacer cubatas con ella, que son 90º) o te encienden el portátil y te ves
explicando que ese archivo con el nombre de “Japonesas húmedas” es un conjunto
de fotos sobre las terribles secuelas del tsunami y no otra cosa…
A mi no me ha pasado nada de eso,
no me han requisado la colonia y mis archivos no eran sospechosos por el titulo.
Pero al ir a ser entrevistado por el agente de aduanas se ha quedado conmigo,
me ha vacilado o en su defecto he estado con James Bond versión árabe.
La conversación se ha
desarrollado en un inglés perfecto, sin la dureza que le dan los árabes con ese
acento tan gutural. Me he acercado a la garita y, antes de sacar el pasaporte del bolsillo, me ha preguntado:
-¿De que parte de España viene?
-Pues…de Vetusta, entre Madrid y
Barcelona, no se si le suena…
-Mmm, se han librado de bajar a
segunda por poco este año ¿eh?
Sorprendido le he pasado mi
pasaporte y lo ha comenzado a mirar:
-Pero aquí dice que es de A
Coruña.
-Si, es dónde nací…
-Bueno, han subido a primera,
este año ha tenido un buen año en fútbol…
-Pues si, pero no crea que sigo
mucho el futbol
Mientras iba repasando las hojas
de mi pasaporte, visados y sellos de todos los países dónde he ido con el pollo
frito…
-Cielos, usted viaja mucho…¿nunca
ha pensado dedicarse al tráfico de armas?
-¿Cómo?- Alucino
-Hombre, pasea usted por países
de alto grado de peligrosidad, El eje del mal, África… Me extraña que no haya
ido a Israel, tiene otro pasaporte, ¿verdad?, uno para ir a Israel y EEUU
-Eh…-bloqueado por la pregunta
pierdo los reflejos, también porque el perfume que llevan estos tíos, macerado
sin alcohol, marea bastante- pues si, tengo otro pasaporte.
-¿Si?, oiga y ¿es con el mismo
número o con otro?¿con la misma caducidad?
Charlamos un rato sobre el
segundo pasaporte, sin que se decida a ponerme el sello de entrada. Luego me
pregunta del pollo frito y vuelve a sacar lo de las armas:
-Insito –me dice- debería pensar
lo de dedicarse al armamento, mucho más lucrativo. Y más o menos tendría que
viajar lo mismo
-Claro, pero seguramente no
dormiría tan tranquilo…
Sonríe y, por fin me pone el
sello que autoriza mi entrada. Bienvenido, me dice.
Pero a mí me queda una duda, algo
que me da vueltas en la cabeza desde el principio. Así que se lo suelto:
-¿Te puedo hacer una pregunta?
Afirma con la cabeza, sin ninguna
expresión en la cara
-¿Cómo has sabido que era español
antes de que te diera el pasaporte?. Lo llevaba en el bolsillo, no has podido
verlo y vengo en un vuelo desde aquí al lado. No me suelen identificar por mi
aspecto y tú ni siquiera lo has preguntado, lo has afirmado desde el principio.
Se ríe, enseñando una dentadura
perfecta, se coloca hacia atrás las alas del turbante aprovechando para lucir
los gemelos de oro de la chilaba de puño francés y me dice:
-Estamos entrenados para eso.
Recojo y me marcho. Cuando he
andado diez pasos me doy cuenta y me vuelvo. Pero no se puede retroceder. El ya
esta examinando otro pasaporte y a mi un policía me invita a seguir hacia
delante. El agente de fronteras levanta la cabeza y me ve, con mi lío mental,
se vuelve a reír y me guiña un ojo. Yo sigo andando alucinado.
La última frase me la ha dicho en un español perfecto.