Estaba en paro
agobiado, mucho. Y me llamaron para una entrevista, y otra, y otra y así pase
las navidades tranquilo. Caí en medio de un montón de ingenieros. De repente estaba
en Grecia, entre pasotas e indiferentes. La Parienta se quedaba con el mando y
con la nave y yo en México viví con los hijos de los colonizadores y con lo
hijos de los indígenas y me gustaron más los segundos. Pero ya me estaban
ofreciendo, otra vez, putas en Bangkok. Casi sin respirar estaba entre
musulmanes, con Internet censurado, y me miraban como se mira al infiel. De
repente estaba en Irlanda, como de joven, como siempre. El tiempo no pasa en
Irlanda. Vacaciones de Semana Santa, familia. Cruce Rumania en coche, para
volver atrás treinta años. África me golpeo en toda la cara. Estaba enfermo y
en Johannesburgo. Enfermo lejos de casa, tan lejos, te sientes muy pequeño.
“Papá ¿por qué no te desapuntas de ese trabajo nuevo?”, decía mi hija entre lágrimas
y yo me quería ir de Angola. Pero irme ya, por Dios, quiero volver. Llamé a La
parienta mientras estaba cruzando el Missisippi, “te echo de menos” “y yo”.
¿Cuántas veces nos lo hemos tenido que decir este año?. Ya estaba cenando en Chicago. Había probado
la soledad en un bar donde se emborrachaban ejecutivos fracasados e intentaban
ligar con desesperadas tristes, y ahora cenaba enfrente a una familia, un
sábado noche, como podía ser la mía. Y sentí la soledad muy fuerte. Pase otra
vez por Rumania y me fui a Irán, que me
gustó, me sorprendió y me encanto su gente.
Verano,
vacaciones. Pausa y vuelta al curro, y vuelta al cole de los niños y vuelta a
buscar una rutina.
Y lloré toda
una mañana, paseando por Bucarest, acordándome de mi padre.
Y ya soy un año
más viejo.
Y el mundo que
viene da miedo. No se lo que nos pasará, pero miro para atrás y da vértigo. Y
si miro para el futuro veo lista de viajes que me espera para el año que viene,
con más África, más…de todo. Así que pienso que si he pasado todo eso, sin con
mi miedo al avión he cogido 35 este año, tampoco será tan complicado sobrevivir un año
más, y pagar deudas y la hipoteca. Y a lo mejor, con un poco de suerte, tengo
más ratos de estar con La Parienta, y gano algo más de pasta y el mundo capitalista
occidental no se va al carajo….y dentro de
un año puedo celebrarlo otra vez.
Tampoco pido
tanto.