lunes, 10 de junio de 2019

Naúfrago en el desierto


Visito granjas de clientes y granjas casi nuestras. Cuando yo empecé en la producción animal, hace 25 años, visitar granjas era dar un paseo por las mismas charlando con el granjero. Ahora raramente pasas de la oficina. Visitas páginas y páginas de programas de gestión, buscas índices, datos, resultados… apenas ves animales alguna vez en la semana.
Charlamos en la oficina mientras tomamos café. Cuando yo empecé, hace 25 años, las oficinas de las granjas eran un cuartucho para cambiarte. Ahora hay auténticos despachos, vestuarios, cocina…hemos mejorado. Hay banda ancha y calefacción. Me quito el chambergo que llevo para el relente matutino y toma café mientras comentamos los números.
Suena una alarma en su móvil. Tiene que ir a regar. Me acompaña a la salida y cotilleamos de conocidos comunes del sector, nos despedimos y se va en su todoterreno con cierta prisa. El turno de regar es sagrado en la parte del desierto…
Me acerco a mi coche. Mi coche de empresa ultraelectrónico tiene todas las tonterías de última generación. Entre otras la llave inexistente, es una tarjeta que cuando te acercas al coche hace que este se abra y cuando te alejas lo cierra. Y arrancas sólo con un botón. Por eso es importante llevar la tarjeta siempre encima. Como yo. Que la llevo en el chambergo.
Chambergo que se ha quedado dentro de la oficina.
Hecho mano al bolsillo para llamar corriendo al ganadero y molestar lo menos posible. Mi móvil suele viajar en el coche en el faldón de la puerta del conductor.
Y ahí sigue, no lo he sacado porque no me gusta que me interrumpan en las visitas…Esta dentro de el coche. Que esta cerrado. En mitad de la nada.
Miro alrededor. Ni un alma. Empiezo a pensar como se puede meter la pata tanto sin hacer nada….hecho cuentas de que si en coche hay 20 minutos de caminos de tierra al pueblo más cercano, andando puede haber ¿tres horas? ¿sabría el camino?
Mierda, mierda, mierda…
Intento abrir las puertas del coche o las ventanillas, a ver si por un casual hay forma de entrar…Nada.
Afortunadamente no hace mucho calor.
No puedo llamar a nadie, no puedo entrar en el coche.
Valoro romper una ventanilla del coche. No se si es motivo suficiente, aparte del coñazo que será luego que me arreglen el cristal.
Otra opción es saltar la valla de la granja y saltar un fusible del cuadro eléctrico, la alarma avisaría al ganadero que vendría y me rescataría. El problema es que saltar la valla excede en un trozo mis facultades atléticas, con lo cual no descarto que me desnuque.
Pienso romper la ventana de la oficina, entrar y coger mi chambergo. Pero es hacerle una putada al granjero….¿cuánto puede tardar un cristalero en ir al fin del mundo a reponer una ventana?
Hora y media pensando opciones. De repente veo un tractor en un campo lejano, empiezo a dar voces y gesticular acercándome. A los cinco minutos, el tractorista para y se baja, evaluando mi estado mental mientras me acerco…
Le explico el problema, no tiene el móvil del granjero, pero conoce a un primo suyo…
A las dos horas y media de despedirnos, vuelve el granjero, descojonado de risa…
Yo creo que el día ya ha dado mucho de sí, me vuelvo a casa.