viernes, 25 de febrero de 2011

El viaje en la maquina del tiempo

El "programa de acogimiento" de ni nueva empresa, me tiene sometido a la lección "comete el mundo y veremos si aguantas". Eso quiere decir que así, de buen rollo, me voy a pasear por 14 husos horarios diferentes en 18 días. Parando dos en casa para descansar. Pero lo que no me explicaron fue que me tocaría viajar en la maquina del tiempo. Claro que a lo mejor tampoco ellos lo sabían.
El caso es que estoy en un país, de cuyo nombre no quiero acordarme, al sur de los EEUU. Por supuesto no en la capital. Concretamente en "puto pueblo de los cojones" que es donde se desarrolla el negocio del pollo frito. Estoy reunido con uno de lo jefazos del negocio del pollo frito. A la hora de comer me suelta: "nomas ahorita vamos a comer con mi mama". Que suena raro, que en mitad de una reunión de negocios un tío te lleve a comer con su madre. Pero bueno.
Así que nos vamos a comer, me lleva a un sitio que se llama "Circulo de empresarios españoles" o algo parecido. "Es un club privado" me comento. Joder un club privado, fue como meterte en una nave y aparecer a principios del siglo XX, en el apogeo de las colonias. Todo muy con césped y muy colonial, el tío que te saluda con un reverencia mientras te abre la puerta, el que te aparca el coche...entramos al comedor. Su madre esperaba.
Su madre debía tener unos 200.000 años, quizá le eche de menos por la cantidad de pote que llevaba, también es que las joyas me deslumbraron...En fin. Nada mas sentarnos vinieron a saludarlos el maitre, la encargada...todo el personal. A todos me presentaban como "es un amigo que a venido a vernos DE ESPAÑA", remarcandolo mucho. No se si teníais alguna duda, pero los que estábamos sentados eramos todos color blanco. Los que servían todos café con leche oscuro...casualidad supongo.
La señora Domitila se pidió "un vodkita para empezar no mas". Pensé que el tema iba de chupitos...ja. Un vaso palmero de vodka con un poquito de hielo. Con eso come la señora Domitila. Cuando pregunto a la señora Domitila de donde es ella empieza a contarme toda la historia de su familia "mi papa emigro aquí en el año 25, tu me entiendes". Si señora, entiendo que su papa emigro antes de la guerra, o sea que no le confundiré con un rojo de mierda...eso pienso pero no lo digo. Luego empiezan a venir a saludarnos otra gente de otras mesas, me presentan y empiezan a desgranar arboles genealogicos, para que quede muy claro que son blancos puros...manda huevos. Me preguntan de donde soy. De Vetusta contesto. A ver si se creen que les voy a dar el gusto de decir que soy gallego..."¿Conoce usted a Fermin de Vetusta?, vivió aquí muchos años con nosotros". "Pues hombre así sin mas datos...". Empiezan a contar historias de Fermin y de España. De una España idealizada, que no conocen y que alimentan de recuerdos...hablan de algo que no existe.
"Usted se tomara ahora esta salsita, no pica mucho". Me fío y pruebo. Me cago en su puta madre señora y en toda su parentela blanca, esto lo pienso y no lo digo, en aras a las buenas relaciones de nuestros países en general y de mi empresa con ella en particular. Bueno, me la trae al pairo como se lleven nuestros países.
"Si ha aguantado esa salsa sin toser, ya es usted como de los nuestros". La señora Domitila me mira riendo, no le digo lo que opino de ese "nuestros" en aras de las buenas relaciones...ya sabéis.
- "Y recuerde que nuestro picante pica dos veces"
-"¿Dos veces?"
-" ¡Si!, ¡al entrar y al salir!"
Se ríe Doña Domitila, el vodka la vuelve picara. Habla y desgrana aventuras e historias de un país que les vio llegar pobres y que ahora consideran suyo. Y lo explotan y lo exprimen, aferrados a su mundo de colonias, donde se mandan botellas de Rioja, al precio local del Rioja, de una mesa a otra y se levantan con ceremonia para darse las gracias.
Salimos después de que Doña Domitila haya pedido que nos dejen el coche en la puerta con el aire acondicionado puesto.
Caímos en el mundo real, año 2011, siglo XXI. Los mendigos se agolpan en el semáforo. Alguno mira con malos deseos el cuello de Doña Domitila. Un cuello blanco, donde se marca muy bien la yugular.
N.B.: Puede faltar alguna tilde porque escribo con teclado local y no se como se pone.