jueves, 4 de febrero de 2021

Ayer no hubo un incendio en un hotel...

 Lo bueno de esta situación de pandemia y casi prohibición de viajes es que los que tenemos autorización para viajar podemos ir a hoteles de putisima madre por 50€ alojamiento y desayuno. Lo malo es que parecen hoteles fantasma. 

Pensaba yo eso anoche mientras bajaba a las 00:10 a fumar el último pitillo. Había estado currando en la habitación del hotel desde el final de la tarde hasta entonces. Sin cenar. Pero antes de acostarme necesitaba el cigarrito de final del día y en el cojo hotel de esa ciudad de levante estaba prohibidisimo fumar. Así que deje todos los bártulos, me puse el pantalón y un jersey encima del pijama y baje a fumar. Cruce la recepción desierta se abrieron las puertas automáticas, salí y fumé. Apague el cigarro en el cenicero puesto al efecto. Me acerque a las puertas automáticas...y no se abrieron.

Había un cartel, que no había visto al salir, que decía que disculpáramos los clientes pero que estaban en tareas de mantenimiento. Que si hacía falta algo llamáramos al teléfono... Me imagine que con el mínimo personal que tenían, quien estuviera en recepción se iba a dormir. Y para que abrieran las puertas había que llamarle. Con el teléfono móvil.

Como el que había dejado cargándose en la habitación.

Así que estaba en la calle y sin posibilidad de llamar. 

Calcule que con la poca gente que había en el hotel, la posibilidad de que a esa hora saliera alguien era casi nula. Además supuse que habían cerrado  porque ya no tenía que entrar nadie. Y además, a esas horas y con toque de queda, no iba a llegar nadie... "Manda huevos, con lo que has vivido macho, que te quedes aquí colgado" pensé. 

Intente hacer ruido llamando a las puertas de cristal. El cojo hotel tenía una recepción descomunal, no creo que el sonido escaso que hice llegara a ninguna parte. Intente abrir las puertas a lo bruto. Ni de coña. Pero eso si, quedaba una ranura como de 1cm sin cerrar. Así que me quite el cinturón del pantalón, lo metí por la ranura y empecé a agitarlo a ver si así se activaba la célula interior....No. Era buena. Busque otras puertas. Al lado de la puerta del hotel había dos puertas cerradas, una con un ascensor y otra con unas escaleras... Pero estaba el Parking. Bajé la rampa de los coches (el mío se había quedado en la calle vacía) y busque la puerta. Puerta con tarjeta magnética para huéspedes. Probé y mi tarjeta no la abría. Puerta con ascensor para ir a recepción. Respiré aliviado, marque recepción...y salí otra vez a la calle en la puerta de al lado de la de recepción...

Mierda.

Entonces me fije que la otra puerta debía de ser una escalera de incendio. Estaba cerrada pero con un resbalón nada más. La abrí metiendo la tarjeta magnética de mi habitación, como hacíamos en el cole con los despachos de los profesores.

Subí dos o tres pisos sin acceso al hotel sólo escaleras. Supuse que eran los pisos de gimnasio, cafetería salones... De repente una puerta que debía dar hacia el hotel. Se abría empujando. La abrí y estaba al lado de una habitación, exactamente la mía pero 5 plantas más abajo. Sólo me faltaba ir a la sexta donde estaba mi habitación. Inicie el paseo hacia los ascensores y de repente se puso a sonar la alarma más fuerte que he oido nunca.

Supongo que la escalera de incendios estaba conectada a la alarma... El caso es que corrí como alma que lleva el diablo hasta las escaleras, descarté el ascensor porque vi que lo estaban usando. Subí cinco pisos a toda leche (con grave riesgo de infarto). Por lo menos a mitad de la subida oí como paraba la alarma. Me cerré en mi habitación. Tarde un buen rato en recuperar el aliento y otro en conciliar el sueño.

Por la mañana desayuné (te dejan el pack de desayuno en la puerta) y bajé a pagar en recepción. Nadie decía nada... Pero de repente me fije en que a través de la puerta abierta detrás del mostrador se veía una pantalla con vistas a un montón de cámaras de seguridad...Mierda. Esperé la factura impertérrito, y cuando me la dieron, justo al ir a dar la vuelta y salir el recepcionista me preguntó bajito y con una voz muy dulce:

-¿Pero por qué no llamó al teléfono que ponía en la puerta?

Me puse rojo sangre de toro y dije, apunto de hacer pucheros:

-Es que me había dejado el móvil en la habitación...

-Aaaaah. Muy bien.- Sonrio - esperamos que haya disfrutado de su estancia. Que vuelva pronto.

Pues...no sé si tendré huevos...