HACE 13 AÑOS
La Parienta: No, no quiero que tengas moto ni que vuelvas a montar en moto
Yo: Pero ¿por qué?
LP: Tienes hijos pequeños, si te matas les dejas un trauma para toda la vida...
Yo: ¿Y no puedo tener moto nunca más?
LP: Si. A los 50. A los 50 ya serán mayores, ya no se traumatizaran...
Yo: ¡Pero falta muchísimo!
LP: No tanto. Son 13 años...
La puñalada que supuso darme cuenta que solo me faltaban 13 años para los 50 fue peor que el dolor de no tener moto hasta entonces...
ACTUALIDAD
Llevaba años pidiendo la Vulcan a los Reyes Magos, que pasaban olímpicamente. Pero este año se acercaban los 50 y empecé a mirar motos en internet...
De repente se empezaron a alinear cosas; el confinamiento, enfermedades de familiares, líos varios...todo hacía presagiar que después del año pasado, cuando disfrutamos de 16 horas escasas de vacaciones, este verano iba a ser igual o peor (luego han sido de las mejores vacaciones que hemos tenido, pero en Junio se avecinaba una hecatombe...). A la vez, en mi situación financiera, resulta que si me endeudaba un poquito más, podía renegociar la deuda y mejorar mucho las condiciones (cosas de la banca, yo tampoco lo entiendo). Y en esas apareció un anuncio donde vendían, de segunda mano, mi moto. La misma que fue mi moto hace un porrón de años. Una Guzzi Nevada. Con 13 años pero pocos kilómetros. Vale, no era blanca piel de serpiente, era negra y con adornos de macarra, pero molaba...
Así que fui a LP y le dije: "mira, estamos en un año de mierda, pero me falta poco para llegar a los 50 y ha salido a la venta esta moto. Y además barata y la pagamos fácil...Vale que vamos con una pinta horrible a las vacaciones, que sabe Dios lo que nos va a tocar, que igual nos confinan otra vez... Pero si de vez en cuando puedo salir a dar un paseito en moto..."
LP miró el panorama y después de un rato de silencio me miró y dijo: "no me hace gracia, pero la verdad es que te entiendo..."
Y me compré la moto.
Y ahora de vez en cuando salgo a la carretera. Ni corro ni hago viajes largos. Dos o tres horas, por carreteras secundarias con poco tráfico. Oigo el rugido del motor, me da el viento en la cara, miro el paisaje...
Y la vida se lleva mucho mejor.