viernes, 27 de mayo de 2022

Gala Ondas del Podcast: El despelleje


 Moli se fue a un diseñador moderno:

-¡Quiero ir de diosa griega!

-Señora, que no tiene edad... y con esas tetas talla J, le va a hacer una arruga en el escote...

-¡Quiero ir de diosa griega!

-Señora, que esta en edad de ir con una bata de esas de pasear por el pueblo...

-¡Quiero ir de diosa griega!

Y ahí ha quedado Moli, a medio camino entre diosa griega y señora que barre la acera...pero Moli...¿por qué no lo remataste con esos zapatos? ¿a última hora te diste cuenta que ibas descalza?¿no tenias taconazo o sandalias?

Y luego...¿por que posais todas así como apretadas?¿hacia frio?....la chica de verde...se le ve incomoda...¿no le estarás manoseando el pandero verdad?

lunes, 16 de mayo de 2022

Estando donde no me toca

 Recuerdo la muerte de mi padre. Recuerdo acompañarle en los últimos días, cuando sabía que se iba a morir. Lo sabía él y lo sabíamos los de su alrededor. Estar ahí, acompañarle dentro de lo posible, me hizo sentir bien. No por mi, por él. Se que mi padre tuvo la sensación de morir acompañado. Y se que tuvimos conversaciones que el quería tener antes de morir.

No es especialmente agradable, ni siquiera es muy memorable. No te supone una satisfacción especial. Pero creo que es un deber, como hijo, y  que ayuda al que está muriendo. Lo hay que hacer y se hace.

Eludir esa responsabilidad, intentar pasar por encima o de puntillas no debe ser bueno. Ni para el que se va ni para el que se queda.

Mi madre esta sobreviviendo a varios finales previstos. He estado ahí en cada uno de ellos. y cuando se ha recuperado, hemos seguido con nuestra vida, como si nada. Y algún día será el definitivo. y espero estar ahí.

Mi suegro no se muere. Mi suegro empezó a apagarse hace un par de años o tres. Primero fueron pequeños olvidos y confusiones. Luego un ictus aceleró todo. La mitad del tiempo ya no estaba, no conocía. Hoy el Alzheimer ya lo domina más de tres cuartas partes del día.

La Parienta estuvo ahí. Siempre. En cada momento. y lo sigue estando. 

Yo no estoy ahí por tener que estar. Estoy ahí como consorte, en segundo plano. Pero en ese segundo plano me ha tocado vivir cosas que no eran mías, que no eran para mi. me ha tocado vivir cosas que eran para su hijo.

Pero su hijo no está...ni se le espera. Su hijo ha renunciado al derecho a ver apagarse a su padre. Su hijo ha renunciado a ver como esa mente lúcida y brillante se iba transformando en inocente y divertida. Ha renunciado al deber como hijo de ver la decadencia y muerte de su padre.

No voy a contaros la paliza que eso supone para La Parienta...eso es duro pero es otro tema.

Lo que quiero contar, lo que intento explicar es que la renuncia de mi cuñado es una desgracia sobre todo para él. Ver morir o ver desaparecer de la consciencia a tu padre, es irreemplazable. Nada te va a enseñar en la vida lo que te va a enseñar eso. Y si te ocurre a la edad lógica, y si te da tiempo a darte cuenta, es una forma bonita y dolorosa de cerrar un circulo y una etapa de tu vida. Cuando piensas que ya sabes todo y que ya estás de vuelta de todo, te ayuda mucho a entender la vida y las relaciones.

Mi cuñado, al renunciar a esos últimos momentos de lucidez de su padre, al renunciar a esos momentos en los que hay que ayudarle físicamente, al renunciar a ver como se pasa de persona a despojo, se está haciendo un daño inmenso a si mismo. Y yo no pretendo reemplazarle, no me aporta nada vivir como yerno lo que ya pase como hijo. Pero intento ser un buen marido y un buen yerno. Y estar ahí cuando puedo. Seguramente escaqueandome más de lo debido. 
Pero es que no es mi padre. Y yo no puedo sustituir a su hijo. Incuso aunque haya caído en ese circulo cercano de las personas a las que el enfermo no conoce pero "le caen bien". Aunque bromee con él y consiga arrancarle sonrisas contándole chistes verdes. 

Yo no soy su hijo. Y me da una pena enorme lo que su hijo se está perdiendo.

jueves, 17 de marzo de 2022

Guía completa y definitiva sobre el bienestar animal . Y parte 3

 

Entonces, ¿todo está bien en la forma que tratamos a los animales? ¿podemos mejorar su vida de alguna forma?. Pues sí. Hay cosas que podemos hacer. Muchas. Pero no persiguiendo o intentando conseguir unos determinados “sentimientos” de los animales sino simplemente con un poco de conocimiento y lógica.

Hay que plantearse si los animales prefieren estar solos o en grupo. Hay animales que al juntarse emplean mucho tiempo, energía y violencia en establecer una jerarquía. Seguramente la solución para muchos animales sea tener contacto visual con otros sin que pueda haber contacto físico.

Hay que acostumbrar a los animales a la presencia humana, a la cercanía y el contacto con el ser humano, que la relación con el humano sea algo habitual en su día a día de forma que se asuma sin miedo ni espanto.

Hay que limitar los animales que debemos tener. Hay animales domésticos (perro, gato…) pero hay muchos animales a los que no se debe de intentar tratar como tales. Ni los cerdos minis, ni los conejos, ni las ratas, ni los reptiles deben ser mascotas. Ocurre lo mismo en las granjas. Hay animales que se pueden tener en granja y otros que no.

Dentro de los animales de granja, hay que tener los que sean más adecuados para el hábitat de las granjas, hay que respetar el mínimo consumo de energía para regular temperatura de los hábitats de las granjas. Si no se pueden criar pollos a treinta bajo cero, pues no se crían. Y además hay que ligar las granjas al suelo, criar los animales que soporte la superficie, sin hacer reparto y expansión de purín.

Las superficies de las que deben tener los animales son excesivamente restringidas. Simplemente habría que permitir de forma normal que todos los animales de un alojamiento pudieran realizar a la vez cualquiera de sus actividades normales. Es decir, espacio para que todos puedan comer a la vez, que todos puedan beber a la vez, que todos puedan descansar a la vez. Esta sería la única forma correcta de dimensionar el espacio que necesita un animal. Cuando es libre para elegir la actividad que quiere hacer en cualquier momento.

Los animales de casa, los perros y gatos, debería limitarse mucho quien puede tenerlos. Habría que asegurarse de alguna forma que quien va a tener un animal sabe lo que está haciendo. Un carnet como el de conducir o como el de manipulador de alimentos sería necesario. Aparte de eso, hay que tener en cuenta, antes de tener un animal en casa, cuantas horas de soledad va a tener. El animal ha de evitarse que este sólo en casa. Los perros (y algo también los gatos) tienen ansiedad de separación cada vez que el dueño se va. Tienen una concepción muy pobre del tiempo. Por lo que no son capaces de prever que su dueño vuelve cada vez que se va. Para ellos cada vez que el dueño se va de casa, es para siempre.

Pero también es importante una cosa. En los casos en que haya contacto animal humano, aún cuando el animal tiene que estar acostumbrado a la presencia y al contacto del humano, debe tener clara la jerarquía. El humano siempre ha de ser superior en el orden jerárquico al animal y este tener una relación clara de dependencia con él, por el bien de los dos. Primero porque el hombre tiene que tener garantías acerca de su integridad y segundo porque casi todos los animales necesitan una jerarquía.

¿Con esto serian felices los animales?. Pues no lo sabemos, no sabemos si los animales pueden ser felices o que sentimientos tienen. Lo que podemos garantizar es que así los animales estarán cómodos. Y es todo lo que podemos garantizar.

jueves, 24 de febrero de 2022

Guia completa y definitiva sobre el bienestar animal. Parte 2.

 

Hay instintos que nos repelen e incluso parecen romper leyes de la naturaleza. Por ejemplo, el león macho si encuentra una leona con cachorros, mata a estos para así conseguir que la leona vuelva a entrar en celo y reproducir sus genes frente a los que llevaban los otros cachorros. Es algo que no podemos comprender ni evaluar porque está en un plano instintivo que no alcanzamos. Del mismo modo, podemos estar tomando como comportamientos “inteligentes” o “emocionales” comportamientos que no son más que una suma de instintos. Nunca sabremos si una mascota tiene sentimientos hacia su dueño o simplemente obedece a los instintos que le hacen respetar e incluso puede que “fingir sentimientos” por un ser del que dependen su alimentación y otras condiciones

A nivel hormonal, tampoco podemos fiarnos de las reacciones humanas. Es sabido que el toro de lidia, durante las corridas, presenta muy bajos niveles de cortisol (la hormona del stress) ¿podemos deducir de ahí que el toro de lidia no sufre stress durante la faena?. También en la vida salvaje podemos ver animales que conviven su depredador. Las gacelas Thomson con los guepardos o los antílopes con los leones. Es su estado normal de vida, ¿pueden vivir en un chute constante de stress?.

La cadena alimenticia y las relaciones depredador presa, es algo que hemos omitido (racionalmente) de nuestra relación con los animales. Una mascota, cualquier mascota, asume desde el principio que nosotros somos más fuertes y potenciales depredadores. Del mismo modo que un rebaño de ovejas en el campo se aparta cuando te acercas, uno de vacas seguramente no se inmuta (salvo que lleves un palo u otro “argumento” similar). Esa relación de jerarquía y sumisión, se ha olvidado en todas las teorías del bienestar animal, cuando es algo que los animales siempre tienen presente.

Nuestras emociones nacen de tres factores: lo que conocemos instintivamente (innato), lo que nos ha enseñado la experiencia y lo que nos ayuda la inteligencia. Yo veo a un hombre con cara de mala leche venir hacia mi con el puño apretado y amenazante. Sé de forma innata lo que es la expresión de su cara y su actitud, deduzco por mi inteligencia que me puede pegar y se por experiencia que el golpe me va a hacer daño y quizá lesionarme. Por eso nacen varios sentimientos: miedo, angustia, nervios, enfado…que van en un “pack” de reacción.

El animal, valora cosas diferentes, su posición de superioridad o inferioridad frente a la amenaza, si está sólo o con congéneres, si el agresor es un depredador… y además su inteligencia es diferente. Por todo ello, le van nacer unos sentimientos diferentes. En su cualidad pero seguramente también su relación.

Es decir. Si yo defino a una persona como feliz, seguramente puedo definir varios adjetivos que también tendrá por ser feliz. Un hombre feliz también estará relajado y satisfecho en casi todos los casos. Desde luego es casi imposible encontrar un hombre feliz, decaído y melancólico.  Hay asociaciones de adjetivos de sentimientos posibles e imposibles.

Sin embargo, en los animales hemos hecho la misma trasposición sin darnos cuenta de como funcionan su inteligencia y sus instintos. Así, la misma asociación de adjetivos y sentimientos no es más que una antropomorfización del animal que nos induce a error al intentar comprenderlo.

La vida animal parte de otros parámetros y tiene otros caminos. Los sentimientos y la asociación de los mismos no tienen por que ser iguales ni aparecer en el mismo plano. Un animal puede que no sea feliz, porque seguramente ni siquiera puede entender el concepto de felicidad. Tendrá otros adjetivos y otras definiciones de estado, más cercanas a satisfecho o tranquilo o asustado… un rango de categorías simples que se unirán en categorías más complejas que nuestra visión del animal no puede imaginar ni evaluar.

Es por todo esto, que nosotros podemos proporcionar confort al animal, alojamiento, comodidad…pero eso no nos garantiza ningún sentimiento del mismo. No sabemos como se generan sus sentimientos y seguramente no podemos comprenderlos.

Las orcas en los acuarios tienen todo para estar más tranquilas que en la naturaleza. Pero su aleta dorsal está siempre doblada, cosa que en la naturaleza no pasa. No sabemos que pasa en la orca para que se de ese comportamiento. No sabemos porque las cerdas prefieren estar alojadas individualmente que en grupo. No sabemos porque los gatos de repente muestran picos de actividad…

Estamos bastante ciegos en cuanto a los “sentimientos” y comportamientos de los animales.

jueves, 17 de febrero de 2022

Guía completa y definitiva sobre el bienestar animal. Parte 1.

 Querido amigo lector, si es que aún existes. Habrás visto que en los últimos años se ha propagado la expresión "bienestar animal" como un requisito indispensable en multitud de ámbitos. Si además estas involucrado en algo que conlleve la presencia de animales, estarás harto de las legislaciones y normas sobre el tema.

Por eso he decidido escribir esta guía porque como experto que soy tengo que conservar la verdad y difundirla. Bueno, en realidad nadie me lee, por eso la escribo aquí más que nada para tenerla a mano para endilgarle el enlace al próximo que me venga con el tema. 


Tradicionalmente se habían usado los índices productivos como indicativos de bienestar animal. Un animal sano, crece, se reproduce y produce. No había habido, desde la domesticación, mayor problema acerca del bienestar animal. Del mismo modo que ocurre con los humanos, asumimos que un animal enfermo o con un trato inadecuado no crece o no se reproduce…Esa fue históricamente la única preocupación acerca del bienestar animal y de hecho funcionaba. Los animales crecían, se reproducían y producían en las condiciones en las que vivían en las granjas, o más bien corrales y protogranjas.

A veces, en la cría de animales se llegaba a extremos que difícilmente parecían compatibles con la cría en cautividad. Animales atados, con movimientos limitados y sin contacto exterior. Pero la realidad es que la producción seguía. Los animales crecían y se reproducían.

Poco a poco, en la cría de animales fue entrando el concepto de confort. Confort en el alojamiento de los animales. En el fondo, introducir el concepto de confort, no fue más que una primera muestra de antropomorfismo sobre los animales. El hombre empezó a preguntarse si es animal estaba cómodo en las situaciones en que se le alojaba.

La consecuencia de esta búsqueda del confort, fue un aumento significativo de las producciones y una mayor facilidad para las mismas. Proporcionar confort a los animales hizo que su cría fuera más rentable, por fácil y por productiva.

El problema surge cuando, a partir de aquí, dejamos de tomar la producción o la productividad de los animales como índice de su bienestar. A partir de ahí se pierde la medición objetiva del mismo. La realidad es que no sabemos que es el bienestar animal, no podemos interpretar los sentimientos animales. Ni siquiera podemos situar sus sentimientos en el mismo plano que los nuestros. Definir acciones “inteligentes” de un animal o sus sentimientos con la inteligencia y los sentimientos humanos, no es más que una forma de antropocentrismo. Tenemos que empezar a convencernos de que la inteligencia y los sentimientos de otros animales no tienen nada que ver con los humanos, son de otra dimensión y seguramente no se pueden definir con las mismas palabras que definimos los sentimientos humanos.

Atribuir inteligencia o sentimientos a los animales es un error. Porque la inteligencia y los sentimientos están definidos por los humanos para los humanos. Hay que entender que la mente animal funciona de otra forma. Del mismo modo que hubo que descartar que la inteligencia fuera relacionada con el tamaño del cerebro (o por lo menos que había animales con cerebro más grande que el humano, a los que no podíamos atribuir más inteligencia que el humano, si la medimos como inteligencia humana) también hay que empezar a descartar que el espectro de los “sentimientos” de los animales sea comparable al patrón de sentimientos de los humanos.

Ningún patrón ha servido a lo largo de la historia para definir la inteligencia animal. Ni el tamaño del cerebro, ni el uso de herramientas, ni compartir un lenguaje…todas esas pretendidas medidas de la inteligencia animal fracasaron cuando se profundizo en el conocimiento de los animales. Puede ser que el error sea el patrón por el que pretendemos medir a los animales. Los seres vivos no tienen el mismo patrón evolutivo a lo largo de la historia, por ello no tienen que tener el mismo patrón de mecanismos (inteligencia, instintos, habilidades, sentimientos…) de resolución de conflictos.