Cuando
has sido un esclavo, y quedas libre, se produce una conmoción en el mercado de
esclavos. Los tratantes de esclavos afilan sus colmillos y se preparan para la
lucha.
Así
fue como me llamó el rey de las sartenes. El rey de las sartenes me conocía
porque como yo trabajaba para el rey del pollo frito, había sitios en los que
coincidíamos.
Y
sabía que curraba duro.
Así
que la misma tarde en que me quedé en paro, avisado por un alma caritativa, me
llamó para que fuera a hablar con él.
Yo
no iba muy convencido. El rey de las sartenes tiene su cuartel general en un
lugar de la mancha (ULM) y no pensaba mudar mi residencia. Además, yo soñaba
con volver a tener un trabajo normal, con horarios y sin andar todo el día en
un puto avión.
Total
que me recibe el rey de las sartenes y me dice que menos mal que me han echado
del pollo frito, que ahí no hacen más que explotar a la gente y que me iban a
arruinar la vida. Que él sí que me quiere y me tratará bien. Y me arropará por
las noches y me cantará una nana.
-Pero
mira, rey de las sartenes, es que tu oficina está en ULM, y yo vivo en Vetusta,
así que mal.
-No te preocupes, tu vienes a la oficina una semana al
mes, yo te pago el viaje y te alojo como si fueras una querida mía, y el resto
teletrabajas desde casa.
Pensando
en la posibilidad de estar en casa en pijama tocándome los huevos, perdón de
teletrabajar, me empecé a ablandar
-Y además yo no te voy a tratar como un esclavo de mierda.
Yo quiero que seas esclavo, digo persona, y sólo vas a hacer un viaje al mes, un poco
largo, eso si.
-Pero
si yo no sé de sartenes…
-¿Quién ha hablado de sartenes?, las sartenes van de puta madre,
ahí no me haces falta, pero es que voy a dar el salto al pollo frito…
-¿Ah
si?
-Si, ¿conoces a Menganito?
-Joder
que si lo conozco, es un tío del norte de Europa el que más sabe de pollo
frito…
-Pues lo acabo de fichar. Es el que más sabe. Y también
quería al segundo que más sabe…
La
emoción casi me hace atragantarme:
-¿Y
por eso me quieres fichar?
-No coño – contesta muy extrañado – no quiso cambiarse, ni el tercero, ni… bueno, total que
tú me vales…
-Pero
yo no puedo ir a donde ya estuve con el rey del pollo frito…
-Ya, es que yo quiero que empieces montando el asunto en
Latinoamérica. Ahí no tendrás problema con el idioma.
-¡Joder,
si yo no tenía ningún problema con el idioma!, que hablo inglés de puta madre y
chapurreo rumano
-¿Y qué me habían dicho que no te gustaba de tu curro
anterior?
-Volar.
No me gusta volar… me da miedo
-¡Ja!, ¡que cachondo! El puto esclavo est… digo el gran
ejecutivo que está todo el día en el avión y dice que le da miedo….¡Ni estando
sin curro pierdes el sentido del humor! ¡quiero que curres en mi empresa!
Yo
iba perdiendo el sentido del humor, y la vergüenza y todo lo demás…porque iba
pensando que si me pasaba una semana al mes en ULM y hacía un viaje al mes, al
final estaría como estaba. Fuera de casa la mitad del tiempo. Tenía además
alguna otra llamada, de otros tratantes de esclavos, que también me prometían
la luna…
Pero
lo triste es que estar como estaba, es un triunfo, porque la cosa está muy mal.
Y tengo hipoteca, y dos hijos y una vida que superar. Y al final uno se tiene
que amoldar a lo que hay…
Así
que firmé, que ya se encargaron ellos de enterarse de lo que cobraba y pagarme
lo mismo exactamente. Y voy a vivir una semana al mes en ULM y voy a hacer un
viaje al mes a América Latina.
Pero
he trincado un finiquito del otro lado, y nada me impide largarme cuando me
pete, porque ya lo hice una vez. Y estoy otra vez en la esclavitud, pero un día
la mandé a la mierda. Y me salió bien.
Pero hoy por hoy hay que tirar para
adelante.