lunes, 8 de abril de 2019

Los deportistas somos así...


Cuando podía parecer que nada iba a motivarnos a volver por las intrincadas sendas del deporte, yo empecé a insistir en que teníamos que empezar a cuidarnos, coño, que ya teníamos una edad. Concretamente esa edad en la que agradeces un día a la semana para ponerte ciego con los amigos.
Así que volvimos al Pádel. Con energía.
Ahora ya nos hemos hecho expertos en jugar en las pistas municipales y el las del club pijo de ECDC, dónde nos cuela oportunamente a jugar. Ha resultado una diversión muy de agradecer en nuestra vida. Pero yo creo que lo que jugamos no es Pádel, es un deporte alternativo. Lo digo sobre todo por varias características que os explico a continuación:

-En origen estábamos cinco para jugar. Cuatro más uno por si fallaba alguien. Uno de los titulares ha venido dos veces en año y medio…Así que quedamos cuatro. Cuando falla alguno (cosa que se da con cierta frecuencia) empezamos a llamar como locos a todo conocido que juegue al Pádel a ver si lo engañamos para que venga al partido. Eso motiva que los días inmediatamente anteriores al encuentro los vivimos con un estrés y unos nervios que ni los jugadores de la final de la Champions conocen. Nos matará un infarto buscando compañeros de Pádel.
-Como somos amigos desde hace mucho, y muy amigos, nos gritamos de todo. Se protesta hasta la última pelota, se insulta, se tira a dar…lo que sea. Podemos permitírnoslo porque nos conocemos de sobra. Pero claro, cuando hay invitado de fuera…se sorprenden un poco. Hay quien dice que yo soy el que más grita y más trampas hace. Leyendas.
-Somos unos deportistas muy sanos, tenemos muy en cuenta los peligros de la deshidratación y las temidas “pájaras” por bajadas del azúcar. A nosotros no nos pillarán nunca deshidratados ni bajos de azúcar. De hecho, hubo un aficionado que vino a jugar dos o tres partidos con nosotros y luego lo dejó porque dijo que quería adelgazar…Ya le explicamos que, sorprendentemente, por más deporte que hacemos, pesamos más. No lo entendíamos hasta que nos dimos cuenta de que el músculo es más denso que la grasa. Así que no estamos engordando. Nos estamos volviendo musculosos. Al ver nuestro aspecto nadie lo diría, pero así es, estamos cada vez más musculados, por eso pesamos más.
-Como había cierta duda en que tal era nuestro nivel de Pádel, diseñe una clasificación, que relaciona el numero de juegos (no partidos) ganados con el número de partidos jugados. Un algoritmo maravilloso para poder evaluar el nivel de cualquier jugador del 1 al 7 sin que influya el número de partidos jugados. No tiene más puntos el que más partidos juega sino el que juega mejor. Lo cedí altruísticamente al grupo y lo actualizo cada semana. Pues bien, los antipáticos de mis compañeros, en vez de agradecer mis esfuerzos, despotrican de la maravillosa herramienta y critican mi posición en la tabla. Incluso afirman que subo y bajo los puntos de la gente a voluntad. No tienen corazón.
-Por si fuera poco con llevar la clasificación, después de cada partido y sin retribución ninguna, uso mi florida prosa para hacer una breve crónica del mismo, que sirva a los que no han ido para hacerse una idea de cómo ha sido. La citada crónica empieza a ser vituperada a los cinco minutos de su envío por Whatsapp, y según avanza la noche post partido, los improperios llegan a niveles que a veces son inaceptables.
-Tras los partidos, mientras nos hidratamos, comentamos las noticias más importantes de la semana así como nuestras lecturas e inquietudes… somos tan cultos que hay veces que a alguno le dan las 4 ó 5 de la mañana en estas sesudas conversaciones. Sorprendentemente, nuestras parientas, no se han quejado de ese trasnochar fuera del fin de semana. Lo cual empieza a hacernos pensar que no nos echan de menos. De hecho el día del penúltimo partido mi parienta puso un Whatsapp a otra parienta: “mira el reportaje que están echando en La2”, la otra contestó. “gracias Gonzalo, ahora lo pongo”. Y la mía: “No soy Gonzalo, soy su parienta, Gonzalo está jugando al Pádel con tu marido”…Por un momento, al conocer esta conversación, pensamos que igual en nuestras casas sobrábamos, luego vimos que nuestras parientas, que son muy cultas (habéis visto que hablan de reportajes de La 2) saben de nuestras inquietudes intelectuales y nos dejan ese día de solaz mental. No es menos importante que conservemos nuestros trabajos pese al aspecto, ten hidratado, con el que llegamos los viernes…
Yo creo que a los que vienen de fuera a jugar con nosotros, o a los que nos ven jugando, en general les damos envidia. Y es que hacer deporte es muy sano.