Los hombres de verdad, los que no caemos en el metrosexualismo, ni nos depilamos, tenemos dos tipos de amigos. Los amigos y los amigotes.
Los amigos son aquellos que conocen primero tus padres y luego tu novia y tu mujer cuando te casas. Son aquellos que incluso sus padres pueden conocer a los tuyos y tú conocer a sus hermanos…lo típico.
Pero, todo hombre de bien, necesita una válvula de escape. Algo que le haga sentirse macho cuando ya está suficientemente castrado por el matrimonio, los hijos, la hipoteca, el curro (si lo tiene…). Y ahí entran los amigotes.
Los amigotes son esos que prefieres que no conozcan tus padres y que si los conoce tu mujer…no le gusta que vayas con ellos. Eso en el mejor de los casos. Lo más fácil es que te prohíba/boicotee los encuentros con “esos amigotes que tienes”.
Lo amigotes, para entrar en esta consideración, han de cumplir varios requisitos. Un amigote por definición es soltero/viudo/divorciado y preferentemente sin hijos. Eso les da una libertad y una falta de responsabilidad que te da envidia a ti castrado por tus obligaciones. Inherente a ese estado civil el amigote lleva una vida sexual tremendamente activa. O por lo menos lo cuenta. Un amigote en condiciones tiene dos o tres parejas sexuales al mes, además son de una actividad sexual rayana en la ninfomanía y conocen técnicas que no se ven ni en las pelis de Jenna Jameson.
Además los amigotes, tienen una tendencia a la nocturnidad que les hace salir de farra dos o tres días a la semana (fuera del fin de semana, que es una farra continua) y sus excesos alcohólicos y gastronómicos, los recuerdas cada vez que te sientas en tu hogar familiar. Frente a las acelgas recalentadas y el vino de mesa de la cena.
Pero hay una característica básica del amigote. Cuando ha comido y bebido y te ha contado todo lo que se / le han comido y bebido desde la última vez que os visteis siempre dice: “lo que me gustaría tener una vida tranquila y familiar como tú”. Y tú, con la mente intentando encajar la última descripción sexual, gastronómica o alcohólica, babeando y con los ojos fuera de las órbitas, te consuelas. Vamos que te lo crees…
Mis amigotes cumplen todos esos requisitos. Son machos libres y sin complejos que se comen/beben/cepillan todo lo que se pone a tiro. Conocen los mejores comederos, abrevaderos y picaderos de la ciudad. Han hecho guardia en todas las garitas. Salvo una excepción: ECDC y yo somos raros especímenes que somos a la vez amigos y amigotes. O sea nos vemos en la parte formal y en la otra. Compartimos amigotes. Yo creo que es porque los nuestros son tan amigotes…que si fuera uno sólo lo arrastrarían a la perdición.
El caso es que a mis amigotes, esa gente sin corazón ni pudor, les veo cada dos o tres meses. Más no lo soportaría mi hígado ni mi envidia. Hace poco me toco. Exceso gastronómico, alcohólico…y a la hora de retirarme, ellos, que escupen y hacen agujeros en el suelo, que dan miedo al mismo Chuck Norris y cortaron ellos con la novia del legionario, dijeron “eh, tú aquí no pagas nada. Que ya se arreglará lo tuyo y hablaremos”
Que majos.
Los amigos son aquellos que conocen primero tus padres y luego tu novia y tu mujer cuando te casas. Son aquellos que incluso sus padres pueden conocer a los tuyos y tú conocer a sus hermanos…lo típico.
Pero, todo hombre de bien, necesita una válvula de escape. Algo que le haga sentirse macho cuando ya está suficientemente castrado por el matrimonio, los hijos, la hipoteca, el curro (si lo tiene…). Y ahí entran los amigotes.
Los amigotes son esos que prefieres que no conozcan tus padres y que si los conoce tu mujer…no le gusta que vayas con ellos. Eso en el mejor de los casos. Lo más fácil es que te prohíba/boicotee los encuentros con “esos amigotes que tienes”.
Lo amigotes, para entrar en esta consideración, han de cumplir varios requisitos. Un amigote por definición es soltero/viudo/divorciado y preferentemente sin hijos. Eso les da una libertad y una falta de responsabilidad que te da envidia a ti castrado por tus obligaciones. Inherente a ese estado civil el amigote lleva una vida sexual tremendamente activa. O por lo menos lo cuenta. Un amigote en condiciones tiene dos o tres parejas sexuales al mes, además son de una actividad sexual rayana en la ninfomanía y conocen técnicas que no se ven ni en las pelis de Jenna Jameson.
Además los amigotes, tienen una tendencia a la nocturnidad que les hace salir de farra dos o tres días a la semana (fuera del fin de semana, que es una farra continua) y sus excesos alcohólicos y gastronómicos, los recuerdas cada vez que te sientas en tu hogar familiar. Frente a las acelgas recalentadas y el vino de mesa de la cena.
Pero hay una característica básica del amigote. Cuando ha comido y bebido y te ha contado todo lo que se / le han comido y bebido desde la última vez que os visteis siempre dice: “lo que me gustaría tener una vida tranquila y familiar como tú”. Y tú, con la mente intentando encajar la última descripción sexual, gastronómica o alcohólica, babeando y con los ojos fuera de las órbitas, te consuelas. Vamos que te lo crees…
Mis amigotes cumplen todos esos requisitos. Son machos libres y sin complejos que se comen/beben/cepillan todo lo que se pone a tiro. Conocen los mejores comederos, abrevaderos y picaderos de la ciudad. Han hecho guardia en todas las garitas. Salvo una excepción: ECDC y yo somos raros especímenes que somos a la vez amigos y amigotes. O sea nos vemos en la parte formal y en la otra. Compartimos amigotes. Yo creo que es porque los nuestros son tan amigotes…que si fuera uno sólo lo arrastrarían a la perdición.
El caso es que a mis amigotes, esa gente sin corazón ni pudor, les veo cada dos o tres meses. Más no lo soportaría mi hígado ni mi envidia. Hace poco me toco. Exceso gastronómico, alcohólico…y a la hora de retirarme, ellos, que escupen y hacen agujeros en el suelo, que dan miedo al mismo Chuck Norris y cortaron ellos con la novia del legionario, dijeron “eh, tú aquí no pagas nada. Que ya se arreglará lo tuyo y hablaremos”
Que majos.