Estábamos en que la cabra, la cabra, la ...de la cabra me había estornudado en todo el morro (mio). Yo acabé mi trabajo y me fui de vacaciones sin grandes traumas. Que a mi las vacaciones no me las amarga nada.
A la vuelta, ocurrió lo casi esperado.
La brucelosis es una enfermedad de diagnóstico muy fácil. Básicamente te sube la fiebre a partir de las siete de la tarde. Todos los días y siempre a esa hora, es muy largo explicar el mecanismo, pero creéroslo. Además suele haber dolor en articulaciones. Cuando te curas se queda acantonada y puede haber brotes nuevos (con bajadas de defensas, stress...), a veces en una forma testicular que es bastante dolorosa. A mi me dolía un montón el hombro izquierdo y me subía la fiebre de repente a las siete todos los días. Una cosa la mar de rara, estas tan contento y de repente te empiezas a marear y a notar calor...
Fui al médico.
Entiendo que el médico era un resentido, pero coño, podía haberme hecho algo de caso. Porque yo entre y se lo solté por las buenas: "Hola mira he estado vacunando con vacuna viva de brucelosis y sin protección. Me duele una articulación y me sube la fiebre a partir de las siete de la tarde". El tío me miró, pensó y dijo "que va, eso no es". Con un par.
Comenzó ahí un peregrinaje en el que me sacaban sangre cada tres días, siempre iba un poco peor. Por enmedio pedí que de paso me hicieran el grupo sanguíneo, que nunca me lo sé. Me hicieron pruebas de tuberculosis, del SIDA...de todo. Cuando se harto el buen galeno (había pasado mes y pico) decidió que me iba a hacer una prueba muy especial: el Rosa de Bengala. Tan especial que yo de estudiante me hacía 200 en una mañana...
De resultado de ello, al cabo de un mes y medio de mi diagnóstico, el médico decidió que era bueno. Eso si, gracias a esa época, se convivir con la fiebre sin problemas. Puedo llevar una vida normal (conducir, leer, charlar...) con 38,5º.
Como no es una enfermedad muy normal (ya hay muy poca), no había un tratamiento claro. Así que me receto un montón de pastillas diferentes, cada una para una cosa, con el aviso de que a lo mejor aparecía algún efecto raro por la mezcla. Yo me fui a casa tan contento y empecé a tomarme todo aquello.
A los pocos días, al levantarme por la mañana, fui a mear como siempre. Pero salía sangre. Bueno rojo brillante, igualito que la sangre fresca. Tengo poco conocimiento médico, pero sé que eso es muy jodido. Llamé al médico a toda leche (ya habíamos intimado suficiente como para tener su teléfono particular) y le dije que meaba sangre lo cual es bastante cercano a decir que me estaba muriendo...
-"No te preocupes, la coloración de la orina es un efecto secundario"
Respiré aliviado. Seguí mi tratamiento.
Pero a los tres días me desperté y note algo raro. Notaba que me tiraba, mucho, el pantalón del pijama. Miré y me emocioné. Tenía "aquello" de un tamaño para sonrojar a cualquier actor del ramo. Era una cosa desproporcionada (y yo paso del metro ochenta). No sabría decirlo en palmos pero humillaba a los vasos de tubo.
Y que diámetro.
Superaba holgadamente una taza de café.
Aquello era colosal. Un molde para obeliscos.
Otro día sigo con la historia...