miércoles, 17 de febrero de 2010

15 de febrero de 1989

Aunque ella no se acuerda, antes de ayer hizo 21 años de la primera vez que me dirigió la palabra. Caminaba cuatro pasos delante de mí y sabía que yo iba detrás, de repente se volvió y dijo: “han salido las notas de Biología ¿las has visto?”. Era la primera vez que me dirigía la palabra. Me dejó alucinado que hablara conmigo.
Éramos dos tiernos estudiantes de primero de carrera, aunque de diferentes clases, y la Universidad nos despertaba del letargo del BUP a base de pencos en los primeros parciales de nuestra vida.
A partir de ahí empezamos a saludarnos, coincidimos en alguna clase, en alguna práctica…ella destacaba en un mundo de acomplejados donde todos íbamos de algo: progretas, radicales, niños bien, alternativos…ella tenía su estilo y su personalidad. Por eso destacaba, porque pasaba de todos esos convencionalismos. Era así y punto. Yo no entendía que coño hacía esa tía hablando conmigo. Una persona mucho más madura que los demás, con su propia forma de pensar, sin aborregarse ni dejarse convencer…
Empezamos a hacernos amigos, ella salía con “el chungo de su vida”, y me contaba sus desgracias, yo escuchaba. Cada vez éramos más íntimos y la gente empezó a decir que acabaríamos saliendo. Pues sí. Duro cinco días, fue una experiencia horrorosa, no sabíamos que hacer y nosotros que pasábamos horas en cafés no sabíamos de que hablar.
Así que lo dejamos…pero queríamos seguir siendo amigos. Y lo fuimos. Los mejores. Ella tenía su vida, sus amigas y sus novios, yo iba por mi cuenta. De vez en cuando tomábamos un café, íbamos al cine o a un concierto…hablábamos mucho. La gente (yo el primero) no entendía que había visto en mi. De hecho me gane una cena cuando un tío de la facultad me dijo:
- “Pero ¿tú hablas con esa tía?”
- “Pues si y salimos juntos una temporada”
-“¡Anda ya!, si es la tía más buena de la facultad”
-“Me juego una cena, ves y pregúntale…”
Y la gane.
Para mí era alucinante que le gustara hablar conmigo. De cualquier cosa. De hecho de repente llamaba y decía:
-“Oye hace mucho que no te veo, me han dicho que sales con fulanita ¿es cierto?”
-“Pues…si”
-“¡Que cabrón!, sales con esa solo porque es una guarra”
-“Pero que dices… si es majísima, además tu estas con perenganito, ya me dirás que tienes que ver con ese…”
-“Seguro… ¿tomamos un café?”
Era como si te llamara la Schiffer, ¿tomamos un café?, pues claro. La peña seguía alucinando que le gustara estar conmigo.
Y así seguimos, siendo los mejores amigos que hay. Aunque yo, cuando llego a casa, después de besar a mis hijos (mi hija se llama como ella), la oigo saludarme y sigo alucinado de que este conmigo.
Pese a que llevamos más de diez años casados y tenemos dos hijos.

lunes, 15 de febrero de 2010

Los consultores: el making off

Pues esta entrada la había pensado escribir para la entrada número 100, para celebrarla y tal, pero se me paso. Así que es la 101 que tampoco está mal. 101 son muchas más entradas de las que pensaba que duraría el blog. Empecé puramente para desahogarme de las múltiples tonterías del curro, he acabado encontrando bastante divertido todo lo relacionado con “el mundo blog”.
Para mi escribir un blog es bastante difícil. Yo pensaba dedicar a ello las innumerables reuniones imbéciles del curro, pero he descubierto que no es tan fácil. Si en una reunión te ven escribiendo algo muy concentrado, sospechan. O te piden luego las notas…así que he tenido que dejar de hacerlo, sólo escribo ideas o frases, luego en el despacho es cuando lo escribo.
Y escribir un blog no es fácil. Las ideas las tienes pero hay que redactarlo, pasar el corrector que es un ROLLO…y maquillarlo. Eso es lo complicado. Porque yo al empezar un blog tenía muy claro que no podía conocerme nadie. Eso parecía fácil. Pero claro, luego te pones a contar la historia del “yayo”, o lo de Soria o lo que sea y es difícil. Yo escribo las historias y luego las maquillo (modifico el sexo de los personajes, la fecha…cosas así) y trato de que queden irreconocibles. Pero me he rendido a la verdad: si algún día a mi jefe le da por leer el blog, me conoce en diez segundos y me despide en menos. Así que sólo me queda la esperanza de que mi jefe siga abducido por su mundo fantástico de yates y relojes caros y no le dé por leer blogs…
Con los compañeros de trabajo es diferente. Afortunadamente en mi curro no lee nadie blogs, y los otros compañeros de curros anteriores que me leen son discretos…Claro que tampoco mi blog es súper famoso como para que den con él. Porque eso es otra, empiezas un blog creyendo que eres el mesías de la Internet, que vas a arrasar con tu sabiduría…y descubres que no. Que hay muchos blogs y muy buenos, y mucho mejores que el tuyo…Eso también te alegra porque pones la tele y entre petardas y grandes hermanos piensas “¿dónde cojones esta la gente normal?”. Pues mucha tiene un blog. Gente que lee, que tiene cultura y educación…
Luego hay otros que son la gente que te pone en tu sitio, porque hay una generación que viene detrás, de gente de entorno a 25…que ya son otra guerra, son gente que lo del blog lo tienen más asimilado con su vida. Yo leo varios de esos, pero ni los comento ni los enlazo porque me da mucha vergüenza, me siento un abuelete en un bar de universitarios (hace poco estuve en uno en esa situación y fue horrible. Con las horas que metí yo en el "Planta Calle" y ahora me sentía desplazado...en fin).
Yo me lo paso en grande con mi “mundo blog”, entre los que comento, los que leo en secreto y sin comentar porque son de otro universo, escribir el mío…Me paso las noches divinamente y sin la mierda de la tele. Procuro llevar siempre un par de entradas de adelanto, escritas y pendientes solo del maquillaje difuminatorio. Ahora que voy de culo en el curro, se me han acabado las de reserva...
Ahora lo malo es que los amiguetes han empezado también con sus blogs y yo que tenía un par de entradas sobre la parienta (una en plan guay y tal) ahora ya no me atrevo a ponerlas.
Que los lectores los carga el diablo.
Y muchas gracias a todos por leerme 101 chorradas