Hace
poco, en una conversación con un amigo me soltó a bote pronto: “¿Tú quieres a
tu madre?”. La verdad es que la pregunta nos llevo a una reflexión bastante
compleja, a ver si soy capaz de exponerla aquí.
Uno
no elige a quien querer. Salvo en el caso de la pareja. Pero en todos los demás
casos, uno tiene una serie de relaciones (familiares, biológicas…) con gente a
la que se supone que tiene que querer. Por obligación.
Y
claro, en el caso de mi amigo, por ejemplo, fue criado por su abuela, mucho más
que por su madre. Y quería mucho a su abuela. Más que a su madre que era una
desconocida en muchos aspectos. Pero hay más casos en los que puede ocurrir. ¿Qué
ocurre por ejemplo si descubres que tu padre es un delincuente? o simplemente
una mala persona… O ¿por qué tienes que querer a tus hermanos? ¿y a tus primos?
¿hasta que grado de vínculo familiar hay que tener cariño a la gente?
Porque
no nos engañemos, todos tenemos parientes que son unos perfectos hijos de puta.
Así que no entiendo que haya que quererlos. Hay una cierta obligación social,
pero llega un punto en que, si tienes dos dedos de frente, tu espíritu crítico te
puede llevar a no querer, incluso a odiar a una persona por más familiar que
sea…
Incluso
sospecho que un hijo puede hacer barbaridades suficientes para que su familia
más cercana, sus padres, dejen de quererlo. Algo así debe ser un trauma, debe
ser doloroso, pero hay circunstancias en que se puede dar, estoy convencido.
Lo
duro es en el caso de que no haya grandes barbaridades en las que basarse. En
el caso de que la otra persona no sea un psicópata, ni un monstruo. Pero es que
el cariño no se puede forzar, puedes coger aversión a un progenitor, a un
hermano y estoy convencido de que también a un hijo.
Lo
que ocurre es que en esta sociedad no lo puedes decir. No puedes decir que no
quieres a tu padre o a tu hijo. Hay que tragar con los convencionalismos. No lo
puedes decir, pero sabes en tu interior que es así.
Siempre
puedes llegado el caso, hacer la trampa de el querer querer. Para tranquilizar
tu conciencia. Siempre puedes decir que desearías querer a alguien, Que te
gustaría quererle, pero que no puedes. O incluso, puedes crearte una trampa
mental, cuando sabes que no quieres e incluso no tienes claro si quieres
querer, que sea querer querer querer. Y así hasta el infinito. Con que haya un
primer querer que figure en la lista de forma sincera, ya puedes tranquilizar
tu conciencia. Porque tienes que tranquilizar tu conciencia de alguna forma.
Estoy convencido que cualquiera que analice todas sus relaciones “convencionales”
descubrirá alguna persona presuntamente querida a la que no querrá.
Yo
al menos