Al principio todo era muy bonito y muy fácil. Como en todas las relaciones. Pero luego las cosas empezaron a fallar. En parte por su dificultad para entenderme y en parte por mi torpeza. Los dos tenemos la culpa, pero si hay que repartir, a blogger le cae más culpa que a mí.
La primera señal fue lo de la publicidad. De repente me llego un aviso de que me quitaban la publicidad del blog porque exhibía un “contenido claramente inapropiado” con la política de publicidad. Coño sabía que no era un genio de la escritura pero tanto como para ser un “contenido claramente inapropiado”…pues tampoco.
Luego empezó el funcionamiento extraño. Ya no hay forma de exportar las entradas que escribo en Word, ahora me tengo que meter en la pestaña de HTML y desde ahí editar la entrada. Además no me deja publicar directamente. Tengo que guardar la entrada, ir a la lista de entradas, seleccionar una y publicarla… El corrector ortográfico funciona de pena y en el post anterior a este, me ha dejado una frase subrayada en fosforito no se por qué.
Eso por parte de blogger. Por parte mía, cada vez que he ido a escribir una entrada, me he asegurado de que la realidad quedara suficientemente deformada. He cambiado nombres, géneros, fechas, lugares…y hacía las oportunas comprobaciones para comprobar que todas las identidades (la mía la primera) iban a quedar irreconocibles.
Con todo eso no se lo que falló.
Igual es porque lo escribí demasiado rápido o me confundí en algo. El caso es que antes de escribir el post comprobé que a través de las frases que citaba, no se podía llegar a nada. Pero luego me empezaron a llegar comments, que daban a entender que si, que se podía llegar a algo…y al final un comentario me dijo que estaba muy bien el blog de mi hermano y Teresa me felicitaba por quitarme el pasamontañas. Ahí vi que pasaba algo. Con el agravante de que estaba de finde sin ordenador.
A la vuelta me metí en mi blog. Copie la frase, la puse en google…y si juntamos la habilidad de google y que tenía un perfil poco protegido en una red de esas de hacer amigos de curro…
Pues si. La cague. Durante cuatro días, y gracias a mi torpeza, ha estado expuesto a todo el mundo: mi nombre real, mi foto, mi historial laboral, el blog de mi hermano…vamos, cuatro años haciendo malabarismos…y se me ha caído todo el montaje.
Un sudor frío me corrió la espalda cuando me di cuenta. Valore opciones. Al final he hecho lo que creía mejor. He borrado la entrada fatídica, con todos sus comentarios. Así por lo menos ya no sigo estando expuesto. Luego he aumentado mi nivel de privacidad en la red que he citado antes.
Ignoro cuanta gente aprovecho esa fisura en mi desdoblamiento de personalidad. No se cuantos se tomaron la molestia de hacer cortas y pegas y búsquedas en google. El caso es que algunos de los que leéis este blog ahora sabéis mi nombre real e incluso habéis visto mi foto. Espero que manejéis esa información con discreción. No me importais los que lo habeis visto, pero prefiero que posibles futuros lectores no tengan tanto acceso a mis datos reales.
Por lo menos habréis podido comprobar que todo lo que decía respecto a mi belleza y mi porte juvenil era incluso demasiado modesto.
La primera señal fue lo de la publicidad. De repente me llego un aviso de que me quitaban la publicidad del blog porque exhibía un “contenido claramente inapropiado” con la política de publicidad. Coño sabía que no era un genio de la escritura pero tanto como para ser un “contenido claramente inapropiado”…pues tampoco.
Luego empezó el funcionamiento extraño. Ya no hay forma de exportar las entradas que escribo en Word, ahora me tengo que meter en la pestaña de HTML y desde ahí editar la entrada. Además no me deja publicar directamente. Tengo que guardar la entrada, ir a la lista de entradas, seleccionar una y publicarla… El corrector ortográfico funciona de pena y en el post anterior a este, me ha dejado una frase subrayada en fosforito no se por qué.
Eso por parte de blogger. Por parte mía, cada vez que he ido a escribir una entrada, me he asegurado de que la realidad quedara suficientemente deformada. He cambiado nombres, géneros, fechas, lugares…y hacía las oportunas comprobaciones para comprobar que todas las identidades (la mía la primera) iban a quedar irreconocibles.
Con todo eso no se lo que falló.
Igual es porque lo escribí demasiado rápido o me confundí en algo. El caso es que antes de escribir el post comprobé que a través de las frases que citaba, no se podía llegar a nada. Pero luego me empezaron a llegar comments, que daban a entender que si, que se podía llegar a algo…y al final un comentario me dijo que estaba muy bien el blog de mi hermano y Teresa me felicitaba por quitarme el pasamontañas. Ahí vi que pasaba algo. Con el agravante de que estaba de finde sin ordenador.
A la vuelta me metí en mi blog. Copie la frase, la puse en google…y si juntamos la habilidad de google y que tenía un perfil poco protegido en una red de esas de hacer amigos de curro…
Pues si. La cague. Durante cuatro días, y gracias a mi torpeza, ha estado expuesto a todo el mundo: mi nombre real, mi foto, mi historial laboral, el blog de mi hermano…vamos, cuatro años haciendo malabarismos…y se me ha caído todo el montaje.
Un sudor frío me corrió la espalda cuando me di cuenta. Valore opciones. Al final he hecho lo que creía mejor. He borrado la entrada fatídica, con todos sus comentarios. Así por lo menos ya no sigo estando expuesto. Luego he aumentado mi nivel de privacidad en la red que he citado antes.
Ignoro cuanta gente aprovecho esa fisura en mi desdoblamiento de personalidad. No se cuantos se tomaron la molestia de hacer cortas y pegas y búsquedas en google. El caso es que algunos de los que leéis este blog ahora sabéis mi nombre real e incluso habéis visto mi foto. Espero que manejéis esa información con discreción. No me importais los que lo habeis visto, pero prefiero que posibles futuros lectores no tengan tanto acceso a mis datos reales.
Por lo menos habréis podido comprobar que todo lo que decía respecto a mi belleza y mi porte juvenil era incluso demasiado modesto.