sábado, 19 de diciembre de 2015

El premio que pudo haber sido y no fue, o como Hombre Revenido me timó.

Hombre Revenido hizo una cosa muy de Huesconsin. Prometió la luna... y luego me llevó a pasear por el Coso. O sea, él había prometido un premio que nunca me dio. Así que yo, desde este blog, os voy a hacer un resumen de lo que hubiera sido la semana de la Anarquía. Sin el nivel Maribel de la escuela de simios. Pero decente, para que os hagáis una idea de lo que pudo haber sido y no fue...porque el tío era de Huesconsin.
Consistía la idea en romper con toda frase molona, mindfundista y de coach que ronda por el ambiente, fruto de las escuelas de negocios que se empeñan en que renunciemos a nuestro derecho al trabajo a cambio de embarcarnos en la aventura presuntamente gozosa del emprendimiento.
Y una leche, todas esas palabras huecas: emprendedor, mindfundness, coach... Mandarlas a la mierda directamente. Como las frases siguientes:
-"Hoy es el primer día del resto de tu vida": Ya. Y una mierda. Hoy te levantas y tienes ahí la hipoteca que firmaste hace una pila de años. Hoy te van a llegar las facturas de los insumos, cada vez más caros, de tu casa. Agua, luz, gas...Hoy tus hijos siguen yendo al cole que has de pagar, siguen queriendo hacer tres comidas (al menos) al día y siguen gastando y rompiendo útiles varios. Así que hoy espabila, todo sigue como ayer... o peor...
-"Crisis es igual a oportunidad": Ni por el forro. Crisis es lo puto peor. Las oportunidades aparecen cuando vas relajado y cuando te sobra algo de dinero para arriesgar. Si estás en crisis, lo único que no puedes hacer es asumir más riesgos. Hay que salvar los muebles y todo lo que se pueda. Porque el tema esta jodido. Así que lo urgente es parar la herida. No ponerse a experimentar con presuntas opciones que darán resultado.
-"Todos los días tienen algo bueno": El tío que dijo esto no sabía lo que era pasarlas putas. Hay días que son una mierda completa, de principio a fin. Que no salen las cosas en el curro, que en casa tienes cualquier follón, y que te vas a la cama jodido y piensas que todo es una mierda. Hay días que los borrarías de tu vida y no perderías nada.
-"Como no sabía que era imposible lo hizo": Ya. Por los cojones. Si es imposible no se puede hacer, así de claro. Y si no lo sabía, es que era un poco tonto. Y perdió el tiempo intentando algo que no se podía hacer. Y puso una tienda de bicicletas, sin saber que era imposible que viviera otra tienda más de bicicletas, y se arruinó sin saber como...
-"Si la vida te da limones haz limonada": Claaaaro. Si. Pues no. Si la vida te da limones, haras zumo de limón como mucho. Y además te hará falta un vaso o una jarra para contenerlo. Además de eso, el zumo de limón es muy ácido y produce estreñimiento. Así que si la vida te da limones, tendrás cara de amargado y estreñido. Si la vida te da limones, como no encuentres azucar, hielo y agua, vas jodido.
Y así podría haber seguido al infinito. Pero os dejo sólo esta muestra.
No os creais las paparruchas rimbombantes, sed críticos. Y  no pongais otra tienda de bicicletas...

jueves, 17 de diciembre de 2015

Historias del Noroeste, 5

La orografía compleja y el abandono secular por la lejanía y dispersión de la población, hicieron que nunca hubiera un buen servicio de ferrocarril en el Noroeste. Se viajaba mayormente en autobus.
Y W. conducía un autobus.
Concretamente iba conduciendo uno y dando un puñetazo al volante en cada curva, que son muchos puñetazos.
Pero es que él no tenía que estar allí. El ese día libraba y ahora mismo tenía que estar durmiendo la resaca de la farra del día anterior, con abundante ingestión alcoholica. Pero, maldita sea su suerte, se había roto uno de los autobuses de la empresa, y el tenía que llevar el suyo como repuesto.
En los años setenta, el mercado de autobús o copaban dos empresas, Alsa y Castromil. Cada uno con sus rutas. El llevaba un Castromil, que hacía ruta, pero a veces también se alquilaba para grupos. Esta era una de esas veces, y vaya grupo. Internos del psiquiátrico de Lugo iban al cotolengo de Mondoñedo a pasar allí un par de meses de vacaciones mientras reformaban su hospital original.
El número de locos por habitante en el Noroeste es muy superior al resto de España. Por eso hay toda una infraestructura para tratarlos, hospitales, manicomios, cotolengos...
W conducía a los locos, que iban (años 70) sin ningún acompañante. Se suponía que eran los más sanos del grupo. A W. le daba igual, el necesitaba un cafe, que le matara el sueño y le mitigara el dolor de cabeza.
Así que paro en un bar orilla de la carretera. Dijo el consabido "cinco minutos de descanso", pidió un carajillo y se acomodó en una mesa...
Tres horas después le despertó el camarero.
W se dió un susto de muerte, de pensar que se había dormido tres horas. Volvió corriendo al autobús y se quedo pálido. Los locos habían abierto las puertas y se habían marchado...
Un sudor frío le recorrió la espalda y trato de pensar. Pero no pensó lo correcto. No pensó lo importante. Pensó en acabar ese viaje de mierda, ese día de mierda y volver a su casa a dormir y pasar la resaca con caldo y calor.
Quería acabar.
Así que sin pensar demasiado, comprobó que la hora era la adecuada para su plan y siguió su ruta. Pero paraba en las paradas de todos los pueblos, en la ruta de Lugo - Mondoñedo. Cobraba a los viajeros, como si fuera el bus de linea normal. Los pasajeros preguntaban:
-¿Va a Mondoñedo?
-Pues si
-¿Hoy no viene Eduardo de conductor?
-Está malo...
Los pasajeros subían y bajaban según el destino, pero llego a Mondoñedo con el bus casi lleno. Entre otros calculo que iban 10 de los locos originales que habían intentado escapar, o ir a Inglaterra o sabe Dios qué, y habían acabado de nuevo en su autobús. También iba un fraile de los modernos, de los que no llevaban hábito ni tonsura, pero si un crucifijo grande en el pecho...
Al llegar a Mondoñedo, entro en el cotolengo directamente. Las monjitas estaban nerviosas y con cara de susto por el retraso con que les traía a sus nuevos pacientes. Murmuró algo de un pinchazo y una fuga del radiador. Avisó de que los locos venían muy nerviosos. Luego se volvió hacia los pasajeros que no entendían porque habían parado en el patio del manicomio local y, con las puertas cerradas para que no se oyera fuera, dijo:
-Señores pasajeros, tengo una avería, bajen un momento por favor que ahora les recojen unos taxis y les llevan a la estación de autobuses".
Bajaron.
El arranco y se fue.
Las hermanas empezaron a acompañar a los locos, que habituados a tocas e internados, se adaptaron rápidamente a la situación.
El fraile se encaminó a la puerta del patio. Una monja lo intercepto:
-¿Donde va?
-Yo no espero el taxi, hermana, voy a una Iglesia de aquí al lado, me acerco andando...
-Claro, claro - dijo la monja mientras le agarraba del brazo- pero ahora esta cerrado, ven adentro a comer con los demás.
La luz se fué haciendo dentro de la cabeza del fraile. Descubrió la trampa que les habían tendido:
-Hermana, no estoy loco, soy el Prior del convento de San Paio Bendito... (,manda huevos que era cierto el nombre)
-Claro, claro...

EPÍLOGO:

-Los "locos de Mondoñedo" estuvieron tres dias ingresados en el manicomio de Mondoñedo hasta que se deshizo el entuerto.
-W durmió todo el día. Al levantarse al día siguiente se supone que entró en pánico y se marchó. No se le encontró nunca. Tenía dos hermanos de emigrantes en Suiza y se supone que se fue con ellos.