lunes, 13 de enero de 2020

Tengo cuarenta y nueve. Es jodido.

Mi padre se paso toda la vida, a partir de los 50 que es más o menos cuando empiezo a recordarlo yo, viviendo con look de viejo.
Empiezo a entender a mi padre.
Me ablando, no físicamente, se me ablanda la mente. Lloro con películas, libros, chorradas que antes no me hacían llorar.
Me ablando. Físicamente.
Me perturba mucho una frase oída hace poco a una mujer "cuando has estado con un tío en sus 20 años, con esa polla espléndida, no te interesa para nada su polla morcillona de los 50"
Me preocupa la pitopausia. Hace poco me emborrache con una amigo mientras comentábamos que ya no teníamos el vigor de antes, los dos coincidimos en que el declive empezó a los 45. Llegamos a la conclusión de que ahora eramos más habilidosos que vigorosos.
Pienso con ilusión en la jubilación.
Me canso de leer, aguanto mucho menos que antes, tengo que hacer pausas. Hay días que leo porque me obligo a leer.
He visto la serie "El método Kominski" y me ha gustado mucho. 
Cada vez me harta más tener que explicarme. Si no me entiendes eres gilipollas es una máxima en mi vida.
Me he aficionado a los cócteles. Son más pequeños que los copazos...
Pienso en la enfermedad, en general. 
Me gusta cada vez más estar con mis amigos y gente conocida, sin nadie extraño. Me gusta mi zona de confort.
Conduzco mucho más tranquilo. Me da igual llegar tarde.
Me tengo que quitar las gafas para ver bien de cerca.
Mi hijo es más fuerte que yo. Con diferencia. Se ha sacado el carnet de conducir. Me parece bien que conduzca e ir yo de copiloto.
Cada vez me importan menos las noticias de actualidad.
Cada vez me importan más mis obsesiones o mis ideas.
Se me va a morir un montón de gente alrededor en los próximos 10 años. Así a ojo unas 7 u 8 personas de familia directa. Mi sentimiento mayoritario es que ya les toca.
Me veo fuera de lugar con un vaquero y una sudadera.
A veces me duelen músculos y articulaciones diversas por estar sentado o tumbado en una postura rara.