Lo primero que necesita una excursión
en moto es un buen lema. Porque gran parte de la diversión, y lo más
entretenido de una excursión motera, es la preparación. Todos esos ratos que
pasas planeando, consultando mapas, carreteras, hoteles, sitios donde comer y
repostar, previsiones meteorológicas (de lluvia y viento), son una parte muy
divertida de la excursión. Mi padre siempre decía: “la felicidad es la víspera”.
Y es verdad, todo lo de antes del día en cuestión tiene la ilusión y la
incertidumbre del qué será. La realización, cada segundo que avanza es un
segundo que pierdes.
Pero no nos perdamos,
faltaba un mes para esa conjunción de astros extraña por la que tenía unos días
de vacaciones yo sólo. Sin familia. Y esos días me iba a hacer una excursión motera.
Y lo primero que desarrolle fue el lema: “Donde la carretera me lleve”.
Ese iba a ser el lema de mi
excursión, “donde la carretera me lleve”. Así que empecé a decirle a todo el
mundo que me iba a ir unos días de excursión en moto. “¿Dónde?” me preguntaban.
“Donde la carretera me lleve” respondía. Quedaba de puta madre. Soñaba con
parejas de la guardia civil parándome en la moto y preguntándome donde Iba. “Donde
la carretera me lleve” sonaba como una respuesta cojonuda.
Claro que luego habría que
matizar. La Parienta empezó con que “si, mucho donde la carretera te lleve, pero
tal día estas aquí de vuelta que nos vamos de vacaciones y no voy a esperarte”,
luego también habría que reservar hotel, porque claro, a ver si me iba a quedar
si sitio para dormir, y la liaba…O sea que “Donde la carretera te lleve” como
concepto global y bonito estaba bien. Pero con matices.
Tenía que resolver pronto la
cuestión de si iba sólo o acompañado. Tal como estaba barruntando la idea de la
excursión (porque si, dónde la carretera me lleve, pero me iba haciendo una
idea de dónde quería ir), me parecía mucho mejor ir sólo. Las excursiones en
moto me gustan más sólo. Al ritmo que yo quiero y por los sitios que yo quiero.
Así que puse un mensaje en el grupo de los Sherman´s, me voy tal día de ruta,
no sé muy bien dónde…sin insistir mucho. Alguno insinuó que igual se apuntaba.
Yo había cumplido con la obligación de avisar. No pensaba dar mucho más
detalle, si alguien quería algo, que preguntara.
Así que, libre de
compromisos, me dispuse a disfrutar del mes previo a la aventura. “Donde la
carretera me lleve” sonaba de puta madre.