Y la gente venía al reino del pollo frito y pedía "por favor contrátenos", y como hay mucho paro, aceptaban condiciones inhumanas, rayando en la esclavitud.
Y entonces, el Rey del Pollo frito empezó a mirar alrededor, y pensó que si tenía sometidos a los nuevos, porque los que llevaban más tiempo no iban a someterse también. Y así empezó en Navidad diciendo que por qué no salíamos de viaje los domingos en vez de los lunes.
Yo me negué.
Quede claro, que cuando hace falta yo me paso un fin de semana o un festivo fuera de casa. Sin ninguna retribución ni recuperar el día, eso estaba establecido desde el primer día. Pero lo de salir de viaje los domingos, es regalar a la empresa 20 domingos al año. O sea, un mes de trabajo gratis.
Luego empezó a poner más requisitos absurdos, para presionar. La gente fue actuando como comprendía que era mejor para su situación. Yo un día trace una línea donde estaba mi dignidad (poca, es cierto) y dije "el día que la pasen...se acabó".
Bueno, pues de vuelta del último viaje, la empresa me propone irme cuatro meses a vivir al fin del mundo. Luego venir 15 días de permiso, y salir otros cuatro meses. Sin ninguna garantía de continuidad después de eso.
O marcharme todas las semanas fuera de lunes a viernes durante dos años.
Pero resulta que yo tengo familia. Y vida. Y no quiero ganar dinero para llorar en los hoteles o bebérmelo en el fin del mundo.
Y decidí que hasta aquí.
No se si era un pulso para ver lo sometido que estaba, o ganas de liquidarme porque ahora la gente entra por la mitad de lo que ganaba yo.
Pero nunca seré esclavo de mi miedo.
Y si he tenido huevos de coger infinitos aviones, tengo huevos para decir que no. Y enfrentarme otra vez al miedo negro y a la incertidumbre, al insomnio y a lo que salga.
Y a tener 43 y estar en el paro.
Ni consulte a La Parienta. Dije que no.
Me despidieron y me fui a buscarla. y no nos fuimos a comer por ahí para celebrarlo de milagro.
Con un par. Podremos con esto.