Pues si. Que está bien que me tenga que comer marrones bajo el nombre de viajes, pero también tiene que haber algo de lo otro. Y lo otro es ese viaje que has pensado siempre que alguna vez te podía tocar. Y va y te toca.
Y el negocio del pollo frito me ha traído al Medio Oeste. Y siempre había pensado que podía hacer un viaje así, y voy y lo hago. Y me sale todo como había imaginado. Me paran en el control policial y me retienen lo justo para ponerme nervioso pero no para perder el enlace. Y me interrogan pero suavecito, sin violencia ni tocamientos, lo necesario para poder contarlo como anécdota.
Y luego vuelo en un minijet de esos de ejecutivos, algo más pequeño que un autobús, y además volamos bajito, para ver el paisaje.
Y aterrizo en una ciudad sin pena ni gloria, y resulta que el coche más bien modesto que había alquilado no está. Y me dan un cochazo que te mueres de envidia si se lo ves a otro. Un coche americano como Dios manda.
Así que me pongo a recorrer un pueblo medio estadounidense. Y todo es como pesaba y como lo había imaginado. Y veo todo lo que hay que ver. Y está Wall-Mart y los carteles de casas en venta, y voy a un sitio de los de venta de coches de segunda mano, con fotos del empleado del mes, para que me intenten vender un coche. Y como en cadenas de comida de ellos, y me mezclo con ellos.
Y recorro la ciudad - pueblo y todo, todo, es como lo había pensado, como lo veía en las pelis y lo leía en los libros.
Y hago carretera por rectas infinitas.
Y el sábado me haré 5 horas en mi super coche americano para poder parar en garitos con camareras teñidas de rubio que sueñan con ser actrices.
Porque esta siendo todo como lo había pensado.
Y me da pena que no este La Parienta. Y me jode estar fuera de casa. Pero este viaje, por una vez, no es sólo un marrón. Este viaje es volver a un sitio donde no había estado nunca. Pero había imaginado mil veces que sería así. Y va y resulta que es así.
Y si, mucha globalización, pero aquí las costillas saben diferentes, las hamburguesas tienen un sabor nuevo e incluso las camareras rubias son de otro rubio.
No voy a decir que me gusta el viaje, pero casi.
Y en el curro, por supuesto, diré que ha sido un marrón.
miércoles, 8 de junio de 2011
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