jueves, 24 de febrero de 2022

Guia completa y definitiva sobre el bienestar animal. Parte 2.

 

Hay instintos que nos repelen e incluso parecen romper leyes de la naturaleza. Por ejemplo, el león macho si encuentra una leona con cachorros, mata a estos para así conseguir que la leona vuelva a entrar en celo y reproducir sus genes frente a los que llevaban los otros cachorros. Es algo que no podemos comprender ni evaluar porque está en un plano instintivo que no alcanzamos. Del mismo modo, podemos estar tomando como comportamientos “inteligentes” o “emocionales” comportamientos que no son más que una suma de instintos. Nunca sabremos si una mascota tiene sentimientos hacia su dueño o simplemente obedece a los instintos que le hacen respetar e incluso puede que “fingir sentimientos” por un ser del que dependen su alimentación y otras condiciones

A nivel hormonal, tampoco podemos fiarnos de las reacciones humanas. Es sabido que el toro de lidia, durante las corridas, presenta muy bajos niveles de cortisol (la hormona del stress) ¿podemos deducir de ahí que el toro de lidia no sufre stress durante la faena?. También en la vida salvaje podemos ver animales que conviven su depredador. Las gacelas Thomson con los guepardos o los antílopes con los leones. Es su estado normal de vida, ¿pueden vivir en un chute constante de stress?.

La cadena alimenticia y las relaciones depredador presa, es algo que hemos omitido (racionalmente) de nuestra relación con los animales. Una mascota, cualquier mascota, asume desde el principio que nosotros somos más fuertes y potenciales depredadores. Del mismo modo que un rebaño de ovejas en el campo se aparta cuando te acercas, uno de vacas seguramente no se inmuta (salvo que lleves un palo u otro “argumento” similar). Esa relación de jerarquía y sumisión, se ha olvidado en todas las teorías del bienestar animal, cuando es algo que los animales siempre tienen presente.

Nuestras emociones nacen de tres factores: lo que conocemos instintivamente (innato), lo que nos ha enseñado la experiencia y lo que nos ayuda la inteligencia. Yo veo a un hombre con cara de mala leche venir hacia mi con el puño apretado y amenazante. Sé de forma innata lo que es la expresión de su cara y su actitud, deduzco por mi inteligencia que me puede pegar y se por experiencia que el golpe me va a hacer daño y quizá lesionarme. Por eso nacen varios sentimientos: miedo, angustia, nervios, enfado…que van en un “pack” de reacción.

El animal, valora cosas diferentes, su posición de superioridad o inferioridad frente a la amenaza, si está sólo o con congéneres, si el agresor es un depredador… y además su inteligencia es diferente. Por todo ello, le van nacer unos sentimientos diferentes. En su cualidad pero seguramente también su relación.

Es decir. Si yo defino a una persona como feliz, seguramente puedo definir varios adjetivos que también tendrá por ser feliz. Un hombre feliz también estará relajado y satisfecho en casi todos los casos. Desde luego es casi imposible encontrar un hombre feliz, decaído y melancólico.  Hay asociaciones de adjetivos de sentimientos posibles e imposibles.

Sin embargo, en los animales hemos hecho la misma trasposición sin darnos cuenta de como funcionan su inteligencia y sus instintos. Así, la misma asociación de adjetivos y sentimientos no es más que una antropomorfización del animal que nos induce a error al intentar comprenderlo.

La vida animal parte de otros parámetros y tiene otros caminos. Los sentimientos y la asociación de los mismos no tienen por que ser iguales ni aparecer en el mismo plano. Un animal puede que no sea feliz, porque seguramente ni siquiera puede entender el concepto de felicidad. Tendrá otros adjetivos y otras definiciones de estado, más cercanas a satisfecho o tranquilo o asustado… un rango de categorías simples que se unirán en categorías más complejas que nuestra visión del animal no puede imaginar ni evaluar.

Es por todo esto, que nosotros podemos proporcionar confort al animal, alojamiento, comodidad…pero eso no nos garantiza ningún sentimiento del mismo. No sabemos como se generan sus sentimientos y seguramente no podemos comprenderlos.

Las orcas en los acuarios tienen todo para estar más tranquilas que en la naturaleza. Pero su aleta dorsal está siempre doblada, cosa que en la naturaleza no pasa. No sabemos que pasa en la orca para que se de ese comportamiento. No sabemos porque las cerdas prefieren estar alojadas individualmente que en grupo. No sabemos porque los gatos de repente muestran picos de actividad…

Estamos bastante ciegos en cuanto a los “sentimientos” y comportamientos de los animales.

3 comentarios:

  1. Pero para eso están esos veterinarios mediáticos "súperguays" que saben con solo echarle un ojo si el agapornis sufre "stress" post-traumático o la perezoso depresión post-parto.Que es que tú no has "estudiao" psicología animal.

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    1. Querida Pseudo que aun me lees, por cuestiones laborales me ha tocado formarme para tener la más alta acreditación que hay en Europa en Bienestar Animal. Durante el principio de este año. Elk cortocircuito que me produjo lo que tuve que estudiar y lo que sabía/creía fue lo que me motivo a escribir esto. Y desde ese cortocircuito te puedo garantizar que todos los que dicen hacer "psicologia animal" son unos charlatanes...
      Gonzalo de incógnito porque no se que le pasa a blogger que no me deja entrar con mi perfil a comentar

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  2. Yo también te leo Gonzalito ... en diferido pero lo hago :-) oye, me parece la mar de interesante esto que cuentas, te animo a continuar!!!
    Un besote

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