Recuerdo la muerte de mi padre. Recuerdo acompañarle en los últimos días, cuando sabía que se iba a morir. Lo sabía él y lo sabíamos los de su alrededor. Estar ahí, acompañarle dentro de lo posible, me hizo sentir bien. No por mi, por él. Se que mi padre tuvo la sensación de morir acompañado. Y se que tuvimos conversaciones que el quería tener antes de morir.
No es especialmente agradable, ni siquiera es muy memorable. No te supone una satisfacción especial. Pero creo que es un deber, como hijo, y que ayuda al que está muriendo. Lo hay que hacer y se hace.
Eludir esa responsabilidad, intentar pasar por encima o de puntillas no debe ser bueno. Ni para el que se va ni para el que se queda.
Mi madre esta sobreviviendo a varios finales previstos. He estado ahí en cada uno de ellos. y cuando se ha recuperado, hemos seguido con nuestra vida, como si nada. Y algún día será el definitivo. y espero estar ahí.
Mi suegro no se muere. Mi suegro empezó a apagarse hace un par de años o tres. Primero fueron pequeños olvidos y confusiones. Luego un ictus aceleró todo. La mitad del tiempo ya no estaba, no conocía. Hoy el Alzheimer ya lo domina más de tres cuartas partes del día.
La Parienta estuvo ahí. Siempre. En cada momento. y lo sigue estando.
Yo no estoy ahí por tener que estar. Estoy ahí como consorte, en segundo plano. Pero en ese segundo plano me ha tocado vivir cosas que no eran mías, que no eran para mi. me ha tocado vivir cosas que eran para su hijo.
Pero su hijo no está...ni se le espera. Su hijo ha renunciado al derecho a ver apagarse a su padre. Su hijo ha renunciado a ver como esa mente lúcida y brillante se iba transformando en inocente y divertida. Ha renunciado al deber como hijo de ver la decadencia y muerte de su padre.
No voy a contaros la paliza que eso supone para La Parienta...eso es duro pero es otro tema.
Lo que quiero contar, lo que intento explicar es que la renuncia de mi cuñado es una desgracia sobre todo para él. Ver morir o ver desaparecer de la consciencia a tu padre, es irreemplazable. Nada te va a enseñar en la vida lo que te va a enseñar eso. Y si te ocurre a la edad lógica, y si te da tiempo a darte cuenta, es una forma bonita y dolorosa de cerrar un circulo y una etapa de tu vida. Cuando piensas que ya sabes todo y que ya estás de vuelta de todo, te ayuda mucho a entender la vida y las relaciones.
Yo no soy su hijo. Y me da una pena enorme lo que su hijo se está perdiendo.
Tienes mucha razón. Mi madre está atravesando una demencia, que ahora ya es severa. Hace tiempo que ya no es la persona amargada y amargante que fue cuando murió mi padre. Tampoco es la anterior. Es otra, una que a veces me confunde con su hermana, otra que a veces cuenta que la residencia en la que la hemos tenido que ingresar es un ayuntamiento, y ella es la alcaldesa y tiene mucho trabajo (siempre ha sido ama de casa, con lo cual, este delirio nos hace mucha gracia a mis hermanos y a mi). Ahora es una señora tranquila, bastante sonriente, que siempre está contenta de verte y que come con hambre cuando le pones un apertivo delante (ella que siempre estuvo obsesionada con el peso y se restringía de comer desde que la recuerdo). Es una señora a la que conozco cada día de nuevo y ella a mi, pero tengo la sensación de que he recuperado a mi madre porque ahora siempre tengo ganas de abrazarla.
ResponderEliminarAyyy, cuanta razón tienes. Me ha llegado mucho este post. Es algo que suelo hablar con una compañera de trabajo que está pasando por un trance parecido con su madre. Ella tiene 4 hermanos y algunos se escaquean más de la cuenta. Y aunque a la gente hay que tomarla como es , lo cierto es que ella me cuenta que les insiste mucho que se ocupen de su madre no tanto por la madre (que también) o por ella misma (que deberían) sino por ellos, por lo que supone para ellos. Es, como bien has dicho, cerrar el cículo, cuidar al que te cuidó. Y aunque a algunos nos pilló a una edad que no tocaba en donde siempre nos queda la espinita de haberlo hecho mejor, hacerlo, como sepas, como puedas es siempre mejor que no hacerlo. Un saludo y mucha fuerza y animo.
ResponderEliminarLlevarme mi madre a casa en su último mes cuando todos en el hospital me decían que si sería muy duro, por no decir imposible, es de lo más gratificante que he hecho en mi vida.Y comparto casi todo contigo pero creo que no todos sentimos y padecemos igual.Y probablemente tu cuñado tenga otras necesidades y nunca sepa lo que se perdió.
ResponderEliminarNo os conozco, pero quizá tu cuñado simplemente esté acojonado.
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