El
otro día mi amiguito ECDC, fan absoluto de la clase médica y de los médicos,
cito en su blog mi teoría del hechicerismo. Yo creo que porque cuando se la
explique borracho en una quedada por Zoom, le pareció bastante coherente.
La
teoría creo que es perfectamente comprensible, pero por si acaso, en un gesto
de mi enorme bondad voy a explicarla en un caso claro e irrebatible. No para
todos mis pocos lectores, cuyo nivel os permite entenderla perfectamente; sino
para sí, algún día, un incauto galeno cae por aquí, se cabree del todo.
Voy
a explicar lo que ha pasado con las ecografías, por ejemplo. Como ha
evolucionado y como se ha desarrollado en diferentes profesiones… y las
consecuencias.
Las
ecografías empezaron con ondas sonoras, tu captabas con un aparato sonidos de
dentro del animal que te permitían hacer diagnósticos de situaciones en órganos
internos. Por ejemplo, un veterinario, en vez de introducir la mano por el ano
de una vaca para palpar la arteria uterina, le ponía un ecógrafo y podía
deducir que estaba preñada. No era tan seguro, al principio, pero era mucho más
confortable para la vaca, y más rápido y cómodo.
Un
gran avance. La medicina humana, lo agradeció profundamente, también la
veterinaria e incluso por ejemplo los ingenieros que podían analizar la calidad
de las soldaduras haciéndoles una eco.
Pero,
los médicos eran los únicos que trabajaban sin preocuparse por el coste. La
sanidad, pública o a través de aseguradoras, generalmente acepta sin rechistar
cualquier mejora en los diagnósticos.
Así
se abrió un campo para que se fuera mejorando la ecografía.
Rápidamente,
un montón de empresas del ramo, se pusieron a mejorar los ecógrafos. Pusieron
una pantalla que tradujo las ondas sonoras a imágenes, les fue dando diferentes
frecuencias…
La
mayoría de los avances se aplicaban sólo en medicina humana. Los ingenieros,
por ejemplo, tenían suficiente con las aplicaciones que tenían en la primera
generación de ecógrafos y no necesitaban cambiar si el avance no era muy
considerable.
Los
veterinarios, tenían que pensarse mucho cada actualización de ecógrafo. Había
que calcular si era rentable la inversión para los datos nuevos que iba a dar.
Es decir que, seguramente poder decir que una vaca está preñada el día 14
después de la inseminación en vez del día 20, no compensa cambiar el ecógrafo.
Sobre todo si vale 5000€ y al ganadero no se lo repercutes…
Pero
en medicina humana, cada microavance suponía una “revolución”. Salían en los
periódicos y les hacían entrevistas interesantísimas diciendo que ahora
diagnosticaban una piedra en un riñón cuando sólo llevaba ahí tres meses…que
luego la lista de espera para hacerse la eco fuera de siete meses no le
importaba nunca al galeno ni lo preguntaba el periodista.
No
les importaba porque sabían que siempre habría un médico, generalmente formado en
la sanidad pública, que luego pondría un cojo centro de diagnóstico dónde
pagando te harían lo que fuera.
Porque
esa es otra consecuencia de esta forma de actuar. Las máquinas avanzaban tan
rápido que era imposible estar al día. Consecuencia de lo cual se crea una
especialidad de médicos que saben hacer ecografías.
Así
como suena.
Pues,
mientras soldadores o veterinarios, sabían hacer una eco y defenderse para
hacer lo que razonablemente se puede pedir a una eco, los médicos generaron una
especialidad. De forma que ahora hay infinidad de médicos que no saben usar un
ecógrafo ni interpretar una ecografía. Y te remiten a un especialista…
A
su vez, ya tenemos al especialista, este tiene que darse pisto y molar. Como a
él le explicaron, por ejemplo, que las ecos se ven mejor cuando el paciente
tiene la vejiga llena, manda a todos sus pacientes que antes de ir se beban un
litro de agua y no meen.
Fijaros
la situación que se crea:
Por
un lado, técnicos ingenieros o veterinarios acostumbrados a hacer ecografías en
situaciones de máxima dificultad (bajo la lluvia en una obra, en una cuadra
llena de mierda…) y que pueden usar e interpretar la mayoría de los datos que
da un ecógrafo.
En
el otro extremo, médicos super especialistas en ecografía, que con empatía cero
mandan al paciente beberse litros de agua hasta que le revienta la vejiga o se
mea directamente, y que esté sin respirar durante los veinte segundos que les
presiona el abdomen para decirle que su hijo va a tener una nariz respingona.
Dato absolutamente prescindible.
Esto
último acompañado de un montón de médicos que no saben lo que hace o dice un
ecógrafo, y que lo único que les interesa es el informe del especialista porque
ellos no saben de eso. Por si fuera poco, a veces mandan ecografías para cosas
que no hace ninguna falta o directamente no se ven en ecografía. Pero como hay
un especialista….
Así
os pueden enviar a que os hagan una eco de un riñón para ver una piedra (cosa
harto difícil porque hay muchos tipos de piedras y cristales que a lo mejor no
se ven) y no se les ocurre hacer un análisis químico del sedimento de la orina,
que dará una información mucho más valiosa….
A
su vez, al especialista, cada vez le piden más y entonces empieza a descargar
la responsabilidad. Dice “Parece observarse” o “resultado compatible con…”
porque hay una ignorancia absoluta en la clase médica sobre qué es y para qué
sirve una ecografía. Además se hace tener siempre la capacidad de decisión al paciente, porque hay que diluir culpas. “Mire parece que va a tener un cruce entre perro pastor y alienígena
en su próxima defecación, pero en vez de operar de obstrucción, si prefiere le
pongo un enema y a ver si sale…”. Cualquier profesional no médico usa un
elemento diagnóstico para dar un diagnóstico claro o corroborar una hipótesis.
Los médicos dan unos resultados de ecografía, sin permitir discusión; al
paciente, para que decida qué hacer, sin un orden previo de hipótesis,
confirmación y actuación. Centran el saber en el diagnóstico y no en la curación. Porque no desarrollan un proceso, están como locos por tener una prueba irrefutable de la causa de lo que sea.
Las
facultades inciden en la necesidad de especialización, se organizan congresos,
los colegios de médicos piden ayudas… Ya hemos transformado un saber
(ecografía) en una práctica hechicerista.
Resumido,
muy resumido, este es el proceso que se ha seguido con muchos avances médicos.
El planteamiento de la salud como bien supremo, de los avances técnicos como
garantía de acierto y la absoluta falta de empatía han traído esto.
Es verdad, siempre digo que en realidad los médicos no tienen ni idea, más allá de una gripe o un resfriado.
ResponderEliminarLos hipocondríacos amamos a los médicos. No puede ser de otra manera.
ResponderEliminarTe veo muy sensibilizado con el tema de las piedras stoneman no sé el porqué. ;)
No puedo estar más de acuerdo.
ResponderEliminar