Ha tocado hacer
el primer viaje con Young Duquesa. A Sudáfrica, el territorio en el que
supuestamente es experta (pese a no haber estado nunca).
Aquí el menda,
con el tiempo, ha estado ya cuatro veces en Sudáfrica. Mal que bien conozco el
negocio del pollo frito allí y un poco el país. De hecho tengo un chofer de
confianza que es de las cosas más importantes cuando vas a Sudáfrica.
La Young
Duquesa tendrá otros fallos, pero por lo menos es prudente y me deja organizar
el viaje y no estorba. Nos recoge mi chofer negro con su Mercedes blanco. Surge
el primer problema con la primera comida.
Young Duquesa
(YD en adelante que me canso), es como todas las del este. Flaca y obsesionada
con la línea (y con el cuerpo en general, están en una competición constante con
toda mujer a su alrededor). Su ideal de belleza debe ser que al hundirte un
dedo en la tripa te salga por la espalda, o algo así. Además es insultantemente
joven. Tiene 24 años, que conmigo la sitúa en otra generación. Para hacernos
una idea de la diferencia, cuando ella nació ya existían los móviles.
Total, que en
la primera comida que tenemos, sugiere una pizzería, un burger, uno de ensaladas
o garitos similares.
Y le tengo que
hacer una pequeña composición de lugar. Algo así como que Sudáfrica es uno de
los países con mejor carne del mundo. Y que no vamos a andarnos con mariconadas.
Con lo que se vaya preparando porque esa dieta de comida light y medio
vegetariana que lleva, a base de comer platos presuntamente sanos en
establecimientos insanos se va a acabar. Vamos a comer bien. Poco, si quiere,
pero bien.
Como primera
opción, en Johannesburgo, vamos a uno de mis restaurantes favoritos. Es una carnicería
de carne de Brahma sudafricano. Una mezcla de vaca de carne buena (Angus, Shorthorn,
Hereford…) con animal salvaje local. En Sudáfrica lo cruzan con búfalo. Lo
bueno de este restaurante es que no es tal. Es una carnicería. Tú entras,
eliges el trozo de carne que te apetece, el tamaño y cómo quieres que te lo
preparen. Y te sientas en la trastienda a esperar que te lo sirvan.
YD, al ver el
mostrador de carnicería. Pone una cara rara. Y mira para otro lado mientras me
pide a mí que elija por ella por favor. Le elijo solomillo, para que no se
queje.
La verdad es
que se lo comió todo, sin quejarse.
Al día
siguiente nos invitaban a comer unos de allí. Por supuesto la comida era de
carne a la brasa, en uno de los sitios típicos por cerca de Pretoria. Preguntaron
que queríamos. Ella, después de aclarar que no era vegetariana (que en nuestro
negocio está muy mal visto), dijo que si era posible, a veces, prefería comer
verdura a carne. El sudafricano, blanco holandés puro, sin sangre negra ni inglesa,
cazador y pescador como todos, se le quedo mirando y dijo:
-¡Ah!, no
quieres carne, muy bien, entonces puedes comer pollo.
La YD, pidió
mejor “la misma carne de ayer”. Como no era cuestión de que se acostumbrara al
solomillo cada día, el aborigen y yo decidimos que esta vez lomo. También se lo
comió, casi todo, sin protestar.
Aunque se
hartaba de tomar té y todo tipo de líquidos, para bajar las comilonas, y confesó
que su estómago le estaba empezando a fallar, intento seguir el ritmo de las
comidas todos los días, Y yo creo que hasta le fue cogiendo gusto.
De hecho, un
día le pedí para comer lo mejor que se puede comer en carne. Carne madurada
nivel AAA. Y se lo comió sin protestar e incluso reconociendo que estaba buena.
No conseguí que
probara la merluza, otro de los grandes platos para comer en Sudáfrica. Pero en
conjunto respondió bien.
En el avión de
vuelta, confesó que la comida había sido buena. Aunque creía que no para su línea.
Y le dije:
-YD, cuando empecé
a trabajar aquí, hace 3 años y medio, yo pesaba 20 Kg. menos (mentira, pesaba 5
más), así que prepárate…
Y seguro que se
ha pasado el fin de semana agobiadísima.
Sin ánimo de llevarte la contraria (D me libre), pero creo que YD estuvo a la altura de las circunstancias totalmente. Además, estoy con ella: esa dieta macroprotéica va fatal para el tránsito.
ResponderEliminarY lo digo yo, que me puse hasta las trancas de (¿qué era eso¿ ¿corzo? ¿ciervo?) ...
Eres muy perro...de todos modos ahora no estás nada gordo...yo te conocí muchísimo más gordo y con muchos más mofletes.
ResponderEliminarme ha encantado lo del dedo que salga por la espalda.
jajaja...Pues yo creo que se portó muy bien!
ResponderEliminarLo de nacer ya en la época de los móviles me ha dado como grimilla!
ResponderEliminarPor lo demás, no hay felicidad sin carne XD
Que malísimo eres, pero si es tan insultantemente joven, se lo merece ;)
ResponderEliminarYo descubrí la carne de Brahma en Bahrein cuando tras dos días a mierdas de centro comercial convencí a mis dos armarios para ir a uno de carnaza(ponle a un macho alfa carnaza de anzuelo y sale de la cueva fijo).
ResponderEliminarY.D. acabará gustándote.
Agobiadísima no, acabaría el fin de semana alimentándose sólo de agua con limón :p pero en el viaje se portó.
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