lunes, 8 de febrero de 2021

La alucinante y desconocida historia de una hermandad de motoristas (Parte 1)

Pertenezco desde hace muchísimos años a una hermandad motera. Incluso los años que no tuve moto, porque se puede ser de esta hermandad motera sin tener moto. Una hermandad motera no es un club motero, es algo diferente...ya lo explicaré. La hermandad a la que pertenezco no es secreta, pero no es pública. Es decir no hay una dirección, ni web, ni nada donde acudir para contactar con ella. Normalmente la hermandad contacta contigo. En mi cargo actual en la hermandad (estoy bastante arriba en el organigrama, baste con eso por ahora) tengo el deber de custodiar los documentos de la misma. Entre ellos un maravilloso manuscrito en el que se ha ido desarrollando la historia de la hermandad. Para evitar que el manuscrito se pierda voy a pasarlo a ordenador y dejar aquí una copia. Total este blog lo lee tan poca gente que es un sitio bastante seguro para ocultar algo. Es un rollo pasar un manuscrito a ordenador, así que lo iré haciendo en capítulos... este es el primero.

Para entender la formación y existencia de la Sherman´s Motoclub Brotherhood (SMB en adelante) hay que remontarse al año 1367. En ese año, el rey Enrique II nombra a los arrieros maragatos como arrieros oficiales de la Corona de Castilla para el transporte de los caudales reales y del producto del cobro de los impuestos.

Los arrieros maragatos habían adquirido fama como transportistas desde el siglo XI. Gente de la comarca de El Bierzo, la zona de León limítrofe con Galicia, se acostumbraron a transportar el cereal del Reino de Castilla a Galicia. Y el pescado de Galicia a Castilla. Su núcleo principal de población era Astorga y actuaba como lugar de encuentro para los arrieros y centro de contratación y negocios.

Los maragatos, acostumbrados a las caballerías, único ganado que podían criar en la dureza de sus sierras, se habían acostumbrado a defender muy bien sus caravanas. No tanto por el valor de las mercancías sino porque reconocían el valor de sus bestias. Por esa forma de defender la mercancía, el rey Enrique II decidió darles la exclusiva del transporte de los caudales. Pese a que el precio de los servicios de los maragatos era superior al de otros arrieros.

Esa fama les serviría con el tiempo, para hacerse cargo incluso del porte de los tesoros que llegaban del Nuevo Mundo a la corte en los siglos XV y XVI. Los maragatos protegían su carga y eran gente de palabra. Esas eran sus virtudes.

Inciso: De hecho es paso fino colombiano no es más que lo que el intento de los que iban a América de enseñar a las caballerías el pasportillo, uno de los pasos que usaban frecuentemente los arrieros maragatos y que los viajeros veían en los puertos.

Cuando el rey les nombró arrieros oficiales, a mediados del siglo  XIV, los maragatos que se reunían en Astorga, decidieron que tenían que reforzar la seguridad de sus caravanas. Ya no solo había que proteger las caballerías, sino que sus mercancías ibas a ser valiosas. Muy valiosas. No sabemos exactamente como ni de quien surgió la idea, Pero si en que consistió esta.

Los maragatos llegaron a la conclusión de que las armas y los hombres eran una pobre defensa. Armas y hombres podían ser vencidos por un número mayor de armas y hombres. Así que idearon un plan que les hiciera, de alguna manera, invencibles.

Por eso los maragatos crearon una hermandad. Un grupo de arrieros que sostenía a una parte de ellos, liberados de sus funciones como transportistas, que ocuparon determinadas posiciones en las rutas. Se hicieron bandoleros y forajidos. Asaltaban a viajeros (estaban cercanos al Camino de Santiago) y marcaban determinadas zonas como “peligrosas” o malditas”. Por esas zonas, con forajidos, no se aventuraba nadie.

Salvo, claro está, sus compañeros arrieros maragatos que encabezaban expediciones seguras y, discretamente, además les suministraban toda la logística necesaria.

Pero no sólo eso. La hermandad, como la llamaban los maragatos, hizo correr leyendas. La leyenda de la Santa Compaña, esa caravana de luces que asustaba y sigue asustando a muchos gallegos, no era otra cosa que viajes nocturnos de la hermandad. Que a través del miedo mantenía a la gente alejada.

La hermandad de los maragatos había descubierto que ni las armas ni los hombres. No. El miedo iba a ser su principal arma para defender sus viajes.

Hay que hacer notar que en el castellano de la época el término hermandad en la zona de El Bierzo, con su castellano entremezclado de dialecto gallego, se pronunciaba algo así como “irmandá” (en gallego irman es hemano). Con el paso del tiempo “irmandá” fue cambiando la pronunciación a “irman”. Luego veremos la importancia de este vocablo.

Mientras los maragatos siguen transportando caudales durante los siglos siguientes, nos trasladamos a Irlanda. Otro punto clave en la historia de la SMB.


2 comentarios:

  1. Gonzalo, ¿esto es fantasía o es real? Mira que estoy acostumbrada a tus post sorpresa pero éste está a otro nivel.

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