Se subastaban un viaje a Brasil y otro al país de los Ayatolás. Supongo que todos os habréis imaginado cual me ha tocado a mi. Efectivamente.
Así que he estado una semana con internet censurado, sin poder entrar en blogs, ni en el Caralibro…en nada. Y eso que resistí las ganas de bajar del avión gritando “¡alcohol y mujeres, ¿dónde está la farra?!”. Eso sí, algunos ratos silbaba bajito la canción de Siniestro de Ayatolá no me toques la…
Total que ahí anduve yo, vuelta para arriba y para abajo en el país ese. Con los del negocio del pollo frito. Gente seria y bien relacionada con el poder, pocas bromas. Lo más alguna duda sobre si tenían tres mujeres y tal, pero no entraron al trapo.
Pero hete aquí, que en un momento dado me quedo sólo con uno de los técnicos de la empresa de pollo frito. Y él mira bien que estamos solos, y entonces empieza a toda pastilla: “sabes, yo es que no creo en Dios, yo creo en la democracia y en el bienestar económico. Yo soy un materialista, un comunista. Yo creo en Pablo Neruda y Loui Aragón, no en lo que creen estos. Yo creo no en el comunismo de la unión soviética, creo en la socialdemocracia escandinava…”
Alucinante, me he ido a encontrar a un comunista en el país de los Ayatolás. Hay que joderse. Y vale, que mezclaba muchas cosas y era un utópico. Pero a mi me hizo gracia y hable con el del Che Guevara y de Pancho Villa y luego le dije “tío, si estuviéramos en cualquier país de Europa te invitaba a una cerveza, pero aquí lo único que te puedo ofrecer es….¡Salud camarada!”
El tío casi se emociona, se me ha echado encima y me ha dado un abrazo de oso descomunal. “¡Salud!” me ha contestado. Luego han venido sus jefes y no hubo lugar para más.
Me hizo gracia encontrar un tío así.
Así que he estado una semana con internet censurado, sin poder entrar en blogs, ni en el Caralibro…en nada. Y eso que resistí las ganas de bajar del avión gritando “¡alcohol y mujeres, ¿dónde está la farra?!”. Eso sí, algunos ratos silbaba bajito la canción de Siniestro de Ayatolá no me toques la…
Total que ahí anduve yo, vuelta para arriba y para abajo en el país ese. Con los del negocio del pollo frito. Gente seria y bien relacionada con el poder, pocas bromas. Lo más alguna duda sobre si tenían tres mujeres y tal, pero no entraron al trapo.
Pero hete aquí, que en un momento dado me quedo sólo con uno de los técnicos de la empresa de pollo frito. Y él mira bien que estamos solos, y entonces empieza a toda pastilla: “sabes, yo es que no creo en Dios, yo creo en la democracia y en el bienestar económico. Yo soy un materialista, un comunista. Yo creo en Pablo Neruda y Loui Aragón, no en lo que creen estos. Yo creo no en el comunismo de la unión soviética, creo en la socialdemocracia escandinava…”
Alucinante, me he ido a encontrar a un comunista en el país de los Ayatolás. Hay que joderse. Y vale, que mezclaba muchas cosas y era un utópico. Pero a mi me hizo gracia y hable con el del Che Guevara y de Pancho Villa y luego le dije “tío, si estuviéramos en cualquier país de Europa te invitaba a una cerveza, pero aquí lo único que te puedo ofrecer es….¡Salud camarada!”
El tío casi se emociona, se me ha echado encima y me ha dado un abrazo de oso descomunal. “¡Salud!” me ha contestado. Luego han venido sus jefes y no hubo lugar para más.
Me hizo gracia encontrar un tío así.
Un refrecante encuentro ¿no?
ResponderEliminarUn saludo
No me digas más, ¿le gustaba Paco Ibáñez?
ResponderEliminarDioossssssssssss!
Lo que me fastidia es que desde fuera nos pensemos que todos son igual de fanáticos. Y lo que pasa es que están atrapados, censurados, amordazados....
ResponderEliminarTe pasan unas cosas tronco... ;P
ResponderEliminar^^ jajajajaja
ResponderEliminarGenial! Habértelo traído, pooobre.
Un tío de allí que es capaz de abrazar esa filosofía de vida, teniéndolo todo en contra. Y algunos tíos de acá que abrazan el fundamentalismo, teniéndolo todo a favor.
ResponderEliminarEs lo que tiene viajar, que acaba con el 99% de las ideas preconcebidas.
Claro, entonces ni me has leído....ya lo había notado!
ResponderEliminarBesos.
Pues yo te doy otra lectura basada en mi experiencia personal. Hace ya bastante tiempo cuando la Unión Soviética se caía a trozos con 20 y pocos añitos aparecí en Uzbekistan (si te toca ir avisa) cuando todavía era un trozo del imperio Soviético. Y estaban jodidos, pero había escuelas y las chicas iban a las escuelas, las mujeres trabajaban (medico, maestras.. etc...) Es cierto que las dotes se pagaban en camellos y tropelías mil, pero había algo parecido a una sociedad civil... Y estaban muy jodidos bajo la bota soviética. Cuando 3 años más tarde, ya independientes pero islámicos, un compi de habitación de allí que me toco, con una botella de vodka por medio, tuvimos una conversación casi, casi, calcada... pero con un matiz muy distinto...
ResponderEliminarLa de mundo que te estás pateando, tio.
ResponderEliminarPlantéate escribir un libro de anécdotas de viajes y de todos estos encuentros particulares tan surrealistas.
Tus nietos te lo agradecerán :D
Por motivos que no vienen al caso mencionar, tengo contacto con mucha gente Iraní, dentro y fuera de Irán. Más del 85% de ellos son más o menos como el tipo con el que coincidiste allá (Me refiero a la gente que yo conozco, obviamente) Tita tiene razón, uno se cree todo lo que lee en los periódicos y ve en la tv. Irán es un gran país lleno de gente maravillosa.
ResponderEliminarPd. dije 85% por dejar un margen de error, pero lo he estado meditando, no conozco ni a un solo iraní musulmán practicante... mucho menos integralista...
¿el Che y Pancho Villa?...madredelamorhermoso...¿símbolos de quéee?...no sé...la emoción te debió confundir.
ResponderEliminarque makina jajaja
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