En la entrada anterior, comentaba que un día dormí bien. Curiosamente de joven yo dormía de fábula, con los años vas acumulando horas de sueño perdidas ¿por qué?, yo por lo siguiente:
1. Los niños. En todas sus variantes. Hasta que no eres padre no sabes los que es no dormir. Cuando un niño esta malo es capaz de pegarse cinco o seis horas despierto, llorando, tosiendo, vomitando o lo que toque. Con el agravante de que tienen la puñetera costumbre de empezar el concierto justo cuando te vas a la cama, generalmente después de una frase tipo “lleva un par de horas tranquilo, parece que hoy dormirá…”. Si has empezado un sesión de arrumacos con la parienta, entonces es seguro el despertar del bicho.
2. El avión. Si tengo que volar la noche de antes duermo mal. A la presión de la hora a la que hay que estar en el aeropuerto, de lo que me voy a olvidar del equipaje, de cuándo voy a llegar…se suma el miedo al avión. Antes no tenía miedo al avión pero a mí se me estropeo una vez un avión en el aire y eso podemos contarlo pocos…Si vuelo con mi mujer es peor, pienso en el trauma de mis hijos si nos matamos los dos… Quizá la solución sea volar todos juntos, tengo que probarlo.
3. Los hoteles. Nunca duermo bien en un hotel, aunque sea cojonudo. Cuando voy mucho a una ciudad y repito hotel, intento que me den siempre la misma habitación. Así mejora algo el tema, el hacer habitual la habitación del hotel mejora el sueño pero en general duermo mal en los hoteles, sean por trabajo o no.
4. Compartir habitación. Yo dormía con uno de mis hermanos, pero cuando los mayores empezaron a irse de casa, alcance el status de habitación individual. Eso es un vicio. Luego me he acostumbrado a dormir con mi mujer, y punto. Es decir no comparto habitación con nadie más, ni del trabajo, ni amigos…ni mi hermano otra vez. Con los años he descubierto que ronca y hace un montón de ruido. No puedo dormir con él ni por emergencias. Me ha tocado dormir con mis hijos, claro, en enfermedades diversas y el resultado queda descrito en el punto 1.
5. Productos. En el asunto del trabajo, nunca me ha quitado el sueño un jefe, ni un compañero ni un presupuesto. Pero hay productos que si me han quitado el sueño. Productos que sabes que no se venden, o no se van a vender, o el Product Manager que hizo lo previsión de ventas se fumo unos canutos… Me he despertado sobresaltado repitiendo el nombre de algún producto, de una cifra inalcanzable…
6. Trabajo pendiente. Si me acuesto con un par de ideas en la cabeza, aunque este roto de sueño, no hay más solución que levantarme y apuntarlas. O eso o no duermo. Curiosamente, además, las ideas que me surgen en ese estado previo al sueño, suelen ser buenísimas.
7. El calor. Desde joven dormía en una habitación con la calefacción apagada y abriendo las ventanas un par de horas antes de acostarme. Dormir bien tapado en un cuarto a diez o doce grados es un placer difícilmente superable. Con un despertar algo traumático, eso sí. El matrimonio acabó con esta bonita costumbre…ahora soporto hasta 23 grados en la habitación, pero a partir de ahí malo. Esto es más grave en los hoteles donde las temperaturas suelen ser insoportables.
8. El “me la voy a dar”. Hay días que sabes que no van a salir, que has planeado más trabajo del que vas a ser capaz de hacer, que empalmar una reunión con otra va a ser imposible, que no has dejado espacio suficiente entre actividades…vamos, “que te la vas a dar”. Cuando he hecho una planificación de esas, no duermo.
2. El avión. Si tengo que volar la noche de antes duermo mal. A la presión de la hora a la que hay que estar en el aeropuerto, de lo que me voy a olvidar del equipaje, de cuándo voy a llegar…se suma el miedo al avión. Antes no tenía miedo al avión pero a mí se me estropeo una vez un avión en el aire y eso podemos contarlo pocos…Si vuelo con mi mujer es peor, pienso en el trauma de mis hijos si nos matamos los dos… Quizá la solución sea volar todos juntos, tengo que probarlo.
3. Los hoteles. Nunca duermo bien en un hotel, aunque sea cojonudo. Cuando voy mucho a una ciudad y repito hotel, intento que me den siempre la misma habitación. Así mejora algo el tema, el hacer habitual la habitación del hotel mejora el sueño pero en general duermo mal en los hoteles, sean por trabajo o no.
4. Compartir habitación. Yo dormía con uno de mis hermanos, pero cuando los mayores empezaron a irse de casa, alcance el status de habitación individual. Eso es un vicio. Luego me he acostumbrado a dormir con mi mujer, y punto. Es decir no comparto habitación con nadie más, ni del trabajo, ni amigos…ni mi hermano otra vez. Con los años he descubierto que ronca y hace un montón de ruido. No puedo dormir con él ni por emergencias. Me ha tocado dormir con mis hijos, claro, en enfermedades diversas y el resultado queda descrito en el punto 1.
5. Productos. En el asunto del trabajo, nunca me ha quitado el sueño un jefe, ni un compañero ni un presupuesto. Pero hay productos que si me han quitado el sueño. Productos que sabes que no se venden, o no se van a vender, o el Product Manager que hizo lo previsión de ventas se fumo unos canutos… Me he despertado sobresaltado repitiendo el nombre de algún producto, de una cifra inalcanzable…
6. Trabajo pendiente. Si me acuesto con un par de ideas en la cabeza, aunque este roto de sueño, no hay más solución que levantarme y apuntarlas. O eso o no duermo. Curiosamente, además, las ideas que me surgen en ese estado previo al sueño, suelen ser buenísimas.
7. El calor. Desde joven dormía en una habitación con la calefacción apagada y abriendo las ventanas un par de horas antes de acostarme. Dormir bien tapado en un cuarto a diez o doce grados es un placer difícilmente superable. Con un despertar algo traumático, eso sí. El matrimonio acabó con esta bonita costumbre…ahora soporto hasta 23 grados en la habitación, pero a partir de ahí malo. Esto es más grave en los hoteles donde las temperaturas suelen ser insoportables.
8. El “me la voy a dar”. Hay días que sabes que no van a salir, que has planeado más trabajo del que vas a ser capaz de hacer, que empalmar una reunión con otra va a ser imposible, que no has dejado espacio suficiente entre actividades…vamos, “que te la vas a dar”. Cuando he hecho una planificación de esas, no duermo.
yo solo duermo mal, el dia antes de un torneo de golf, por lo demas ahora en tiempos de crisis, duermo como un bebe, me despierto llorando cada dos horas, :-) :-).
ResponderEliminarGonzalo no sabia que leyeras mis recomendaciones literarias. No se que tipo de lector eres, La edad de oro es un gran libro pero no te conozco como para recomendartelo. muchos de los leo son de biblioteca publica y otros los compro. Del ultimo mes te recomiendo muchisimo el de Ebano.
ResponderEliminarAh, lo del enlace lo actualizo, pero no se porque no sale bien. lo mirare luego.
gracias por el comentario como ssiempre