martes, 19 de julio de 2011

Aquellos maravillosos años: Los enamoramientos colectivos

Íbamos a un colegio no mixto. Sólo tíos. Era bastante normal entonces, aunque algunos empezaban a abrirse a la mezcla de géneros. Cuando nos empezaban a despertar las hormonas estábamos completamente perdidos. Sabíamos que queríamos algo, pero seguramente no sabíamos el qué. Y entonces apareció nuestro primer mito.
No se quien la nombro primero, o quien la vio. Pero corrió la voz. "A es guapísima". A iba al colegio femenino que había enfrente del nuestro. Y así, con esa simple advertencia, toda la clase en bloque se declaró enamorada de A. Empezamos a cruzar comentarios, "Fulanito se cruzo con ella el otro día", "el hermano de menganita es amigo de una que es amiga de una hermana de A."... de locos.
La tal A iba al colegio en autobús urbano. El 30. Entonces, corrió como un reguero de pólvora la máxima de "hay que ir al cole en el 30 para ver a A". Los pobres desgraciados que el 30 no nos pasaba cerca, perdimos la oportunidad, pero el resto se borró en masa del transporte escolar y decidió ir al cole en el 30. Estábamos en 7º de EGB, 13 añitos. Incluso los profesores hicieron una reunión para avisar a nuestros padres como nuestros deseos de independencia se estaban manifestando en ese deseo de usar el transporte público...Que sabrían ellos.
A todo esto, me imagino que la tal A no tenía ni idea. Años después coincidí con ella y un amigo, pasamos el día juntos esquiando, me dio vergüenza contarle toda la que se había formado años antes...Hoy se lo contaría, seguro que se reía, era una tía bastante maja. Y es verdad que era muy guapa.
Luego, cuando empezamos a salir por ahí, le toco el turno a E. Siempre estaba sentada en el mismo pub, en la misma banqueta, con el pelo cortado a lo chico y una americana (eran los 80). Nadie se le acercaba...todos la amábamos en secreto y la imanábamos súper altiva y borde. Un día, al final de esa época, hable con ella por una amiga común. No recuerdo nada especial.
Hace poco, contando esta historia, pero citándola con nombres y apellidos (tengo una memoria selectiva muy curiosa) resultó que un conocido trabaja con ella. Me dijo que conservaba los aires de diva.
Al final, nuestro último enamoramiento colectivo fue con R. Pero acabó mal. Era la época de la universidad y en nuestro primer año nos enamoramos de ella, en equipo. Pero caro era otra edad. Al poco la vimos medio borracha y enrollándose con un melenas. Se acabó nuestra diosa altiva.
Fue el final de nuestra inocencia.