miércoles, 6 de abril de 2011

Suplemento de moda

Pues si, aunque pueda parecer una osadía por mi parte, teniendo el gusto que tengo, me voy a permitir escribir unos breves consejos sobre moda. Y además los escribiré a unos 12000 m. sobre el Cantábrico, lo cual tiene más mérito. Ser capaz de hacer un post mientras controlas tu miedo a volar merece un premio.
A lo que vamos, voy a escribir de moda porque veo que la peña está muy despistada y no quiero que os pase eso a vosotros mis queridos lectores y, sobre todo; a vosotras, lectoras.
Porque voy a hablar de moda aérea. O sea, la ropa que te tienes que poner para volar. Y para perder el tiempo en los aeropuertos que es una actividad complementaria de la anterior. Yo ahora me hago un par de vuelos al mes, y ves cada cosa...
A ver, lo primero. Para ir en avión hay que ir cómodo. Ahí estamos de acuerdo. Pero también hay que mantener la dignidad coño. Que no parece serio ir vestido como para ir al gimnasio. Porque llegarás a algún sitio y entonces te darás cuenta que el chandal que en el aeropuerto y el avión podían pasar desapercibidos cantan un montón. Y cargar un chandal todo el día en la maleta es una gilipollez. Si eres tía y vas con las mallas superapretadas, eso además atraerá miradas lascivas y te impedirá guardarte cosas en los bolsillos.
Ahora que hablo de vosotras, dejadme daros unos consejillos desde el cariño. Sabed que con la normativa de seguridad actual, te hacen quitarte las botas en el aeropuerto. Siempre. Sólo las botas, no los zapatos ni las zapatillas. Vale. ¿Pues por qué cojones lleváis botas?¿pero no ves que te las van a hacer quitar, te vas a tener que agachar y se te van a ver las bragas o la hucha o algo?. Si es que...
Al hilo del calzado. No entiendo como puede viajar alguien con taconazos, que debe ser de lo más incomodo. Vale, si, las azafatas llevan tacones. Pero son profesionales, les pagan por eso y a ti no. También llevan todo el pelo estirado y recogido detrás en un donut y eso no lo lleva nadie más.
Ya que hemos mentado lo que se ve o lo que se adivina. Yo entiendo que una minifalda o un escote pronunciado pueda ser parte habitual de la vestimenta de alguna. Pero los vuelos largos implican entrar y salir del asiento. Si además vas en turista entre lo apretado de lo asientos y el descontrol horario que hará que alguno se duerma, te puede tocar subir montañas y bajar barrancos para ir a mear. Y claro, siempre habrá un tío que lleve más de cinco días fuera de casa al acecho. Y se te va a comer con los ojos y se va a poner cardiaco...evítaselo. No te cuesta nada y seguramente el va a enlazar con otro vuelo...no le viene bien el estímulo.
Por cierto, en el caso de los tíos hay cosas que son de escándalo. La cantidad de peña que se viste de "comando", "guerrillero" o similar. Con ropa de camuflaje y ¡botas!. ¡Cojones que te las van a hacer quitar!. Yo a los que van de pseudo soldados les trataría como terroristas. Para que espabilaran.
También se da en hombres la tendencia al despelote. Vamos que se descalzan o van con chanclas, se quedan en camiseta de tirantes, en bermudas...en fin. Os aviso que generalmente no es que no seáis excitantes para las tías. Es que ni siquiera sois agradables. Para los tíos heteros...en fin desean, al veros, que os busquen explosivos en lo más oculto.
Dos ultimas anotaciones "unisex". Procurad viajar siempre con varios bolsillos. Son útiles. Y los vaqueros no son un pantalón cómodo para viajar, a partir de la cuarta hora la costura intima demasiado con tu anatomía.
He dicho.

lunes, 4 de abril de 2011

El día que me callé como una puta

Pues si, lo tengo que contar aunque me repatee. Aunque quede mal voy a contarlo. El caso es que en interés de mi parte contratante (mayormente mi empresa) y en aras a su obtención de mayores beneficios, tenía que hablar con un árabe. Musulmán y rico. Del negocio del pollo frito, un tío importante. Así que nos sentamos de reunión en unos sillones muy bajitos y puestos de la forma esa extraña que les gusta tanto y que no es al lado ni en ángulo recto; sino en una cosa a medias. Empezamos con los prolegómenos que en estas situaciones, y con este tipo de gente, nunca están de más. Y ahí vamos repasando nuestras diferentes culturas y religiones, que es un tema muy recurrente en estos casos. Eso y enseñarnos palabras en el idioma del otro (tacos casi siempre). Al tío se le veía con un cierto aire de superioridad. Se sabía importante y sabía que yo tenía que hacerle la rosca. Normalmente cuando pasa eso, el “importante” se suele comportar con elegancia. Pero este se veía que no, que le iba la marcha. Así que de pronto lo soltó:

-Y ustedes en su país siguen teniendo los toros, el toreo…

Huy, huy, huy…que la vamos a tener pensé yo mientras contestaba:


-Si, en casi todo el país hay corridas de toros, y en todas partes festejos populares con toros.

-Es una crueldad horrible- comento mirándome con chulería.

Y ahí pensé yo: venga, cuéntale lo de Palomera, suéltaselo, con dos cojones a ver que dice. Por si acaso le di opción a recular:

-Bueno, hay cosas tan graves o más. ¿Sabes como es el sacrificio según el rito kosher de los judíos?.

-Si, es terrible. Deberían prohibirlo.

Muy bien colega. O sea que no te retiras, vamos a por otra vuelta de tuerca:

-Son tradiciones, costumbres, difíciles de regular. Aquí por ejemplo toda la carne es sacrificada según el rito halal ¿no?, la que comimos ayer, incluso la del avión…

-Si- Lo dijo seco y tajante y se me quedo mirando retador. Venga, pensé, lárgaselo ahora, suéltaselo coño que lo tienes a huevo. Pero también pensé que aquello no era una conversación de barra de bar. Aquello tenía detrás una cantidad respetable de dinero y el tío me estaba probando. Así que me callé. Recogí velas y salí por peteneras. Que yo he venido aquí a currar y mañana me voy a casa. Y si mientras tanto tengo que aguantar tus impertinencias pus las aguanto. Que para eso me pagan y para eso te cobramos. Siguió la conversación, el tío tan contento de haberme (presuntamente) tocado los cojones. Y yo, en el fondo, contentísimo de haber practicado la continencia verbal. Orgulloso de mi mismo por haber sabido retirarme a tiempo. Que aquí hemos venido a lo que hemos venido. Y si el tío se queda contento mejor.