miércoles, 13 de septiembre de 2017

El animal no sufre viviendo en una granja

Al analizar las condiciones de vida de los animales en una granja es cuando más se puede caer en la trampa de humanizarlos. Podemos pensar en que las condiciones naturales de un animal son malísimas cuando en realidad esas son las condiciones en las que el animal vive a gusto. Es muy peligroso juzgar sin tener los conocimientos necesarios.
Por ejemplo, podemos pensar que una gallina en un corral en la parte de atrás de una casa de pueblo era una cosa muy bonita y natural. Pero esa gallina estaba sometida a los ataques del zorro o del milano, pasaba frio y calor a veces en exceso, comía de todo, incluso parásitos que le provocaban enfermedades…Así que esa imagen bucólica, no corresponde a un animal bien tratado, por ejemplo.
Para entender bien la producción animal, lo primero que debemos de darnos cuenta es que para que un animal crezca y se desarrolle ha de estar sano. Un animal enfermo, con carencias o con stress o maltratado, no puede crecer ni engordar ni reproducirse. Ni existe una forma artificial de hacerlo.
Obviamente, se puede tomar como referencia las condiciones de la naturaleza “salvaje” para definir lo que está bien o mal. Pero hay un problema. La naturaleza es cruel, muy cruel, y los animales que viven en la naturaleza no tienen porque estar bien. Un rumiante en la sábana está sometido a la acción de depredadores, a la sequía… a un montón de condicionantes naturales que no por naturales dejan de ser dolorosos.
Por todo esto, hizo falta llegar a un acuerdo de lo que era el “bienestar animal” para garantizar que en las granjas se estaban haciendo las cosas bien o mejorarlas. Se llegó así al principio de las cinco libertades. Lo bueno de las cinco libertades es que, siendo bastante subjetivas, son un criterio evaluable para garantizar el bienestar animal que es en sí otro concepto subjetivo.
Las cinco libertades son:
1.- El animal ha de estar libre de hambre, sed y desnutrición
2.- El animal ha de estar libre de sufrir las inclemencias del tiempo
3.- El animal debe de estar libre de dolor y/o enfermedad
4.- El animal debe estar libre de miedo o angustia
5.- El animal ser libre para expresar sus pautas de comportamiento propio.
El sólo hecho de que en una granja se cumplan estas cinco libertades (algo obligatorio en Europa) hace que cualquier animal de granja al menos tiene unas condiciones de vida mejor que sus homólogos salvajes. En la naturaleza, los animales mueren de hambre, de sed, de todo tipo de enfermedades, de frio, de calor…
No hay discusión en las tres primeras libertades. Están claras… en general. Hay que tener una cosa en cuenta. Que un animal esté libre de las inclemencias del tiempo, no significa que tenga que vivir a 22º. Significa que hay que conseguirle un ambiente adecuado. Es más, hay animales a los que les conviene un frio moderado en invierno y un calor moderado en verano. Cambian el pelaje, adaptan el metabolismo…circunstancias varias que lo recomiendan. Así que ver unas vacas en el campo mojándose porque llueve no tiene porque ser maltrato animal. Una de las cosas que es obligatoria según la ley de bienestar animal es que todos los implicados en la producción animal (granjeros, operarios, transportistas) han de recibir una formación en cuanto al bienestar animal. Así que, si las vacas se están mojando, seguramente no es malo para ellas.
Estas tres libertades no están en orden de importancia, son del mismo nivel y obviamente, es el manejo profesional el que determina como actuar. Y creedme, los que trabajan con animales, suelen ser los más interesados en que estén perfectamente.

En el próximo post hablaré de las otras dos libertades, las más complejas.

lunes, 11 de septiembre de 2017

El animal no sufre, eres tu que lo humanizas. El sacrificio

Hay otra corriente de vegetarianismo/veganismo o simplemente gente que ataca la alimentación tradicional, que defiende que el animal sufre muchísimo en las condiciones de producción actuales. Hay que demostrar que esto no es así.
Una de las cosas que hay que analizar primero es el sacrificio, el momento en el que se mata al animal para su consumo.
En España y en toda Europa, el animal que se destina a consumo se ha de sacrificar por desangrado. Es decir, tiene que morir por desangrado. Por diversos motivos, entre otros la conservación de la carne. El desangrado ya de por si es un método de sacrificio generalmente indoloro. “La muerte dulce” le llaman.
Pero por si eso no fuera suficiente, antes de desangrar al animal hay que aturdirlo. Aturdirlo es dejarlo inconsciente, en un plano de inconsciencia en el que el animal no sienta el dolor. Y hay que aturdirlo de forma indolora.
Por ejemplo, imaginemos el sacrificio de un cerdo. Sabemos que al desangrarlo cortándole las carótidas, va a tardar tres minutos en morir. Desde que hacemos el corte hasta que muere pasarán tres minutos. Pues bien, hemos de buscar un método que lo deje inconsciente más de 3 minutos. Por ejemplo, una descarga eléctrica. Vale. Pero tendremos que contar darle la descarga de forma que le deje inconsciente e insensible al dolor en menos de 0,6 segundos. ¿Por qué? Pues porque 0,6 segundos es el tiempo que tarda en viajar la sensación de la descarga hasta el centro neuronal que procesa el dolor. Así que daremos una descarga que en menos de 0,6 segundos deje al animal insensible para más de tres minutos.
Podrá gustar más o menos, pero es una garantía absoluta de que el animal no sufre. Y esto es así en todos los animales sacrificados en Europa. Sólo con dos excepciones: la tauromaquia y los ritos religiosos halal y kosher. Eso ya loconté aquí. Si bien hay países que ya han empezado a prohibir los sacrificios cruentos por motivos religiosos.
No obstante, puede creerse que el animal sufre en el matadero, en el camino hacia la muerte.
A ver si aclaro esto…
Un animal, puede tener cierto nerviosismo al ser trasladado al matadero. Pero no demasiado. O el animal nada más llegar se sacrifica, o el animal es alojado allí en condiciones similares a las que tenía en su granja de origen. De hecho, hay que evitar todo stress al animal, porque la carne del animal que muere en una fase de stress, por la presencia de determinadas sustancias naturales, no es apta para el consumo.
Y ahora viene lo complicado.
El meollo del asunto, lo complicado de asimilar por el humano, es que el animal no sabe que está en el matadero ni va a morir. La gente humaniza al animal y piensa que el animal sabe lo mismo que ellos. Pero los animales, ni saben que es un matadero, ni saben lo que es la muerte. No distinguen que están en un matadero ni tienen ninguna conciencia de que es eso del sacrificio (por supuesto, ningún animal puede ver el sacrificio, es obligatorio que sea inaccesible para los animales y que no lo vean) por el que no tiene ningún motivo para imaginar un peligro.
Otra cuestión es que un humano imagine que esa situación es cruel…pero eso es por lo que él conoce, no por lo que sepa el animal. Ese es uno de los grandes problemas de todo lo referido al bienestar animal, que los humanizamos…y un animal no es un humano.