viernes, 31 de julio de 2015

Pequeña lección de economia para el empresariado europeo


Una empresa es una inversión donde el dinero tiene que dar para tres cosas a saber: amortizar la inversión, pagar la mano de obra y producir un rendimiento del capital mayor de lo que te daría el dinero metido en un banco.

Vale, es una simplificación muy grande, pero es así.

El caso es que si no estás en esos tres puntos, no estás haciendo una empresa. Estas haciendo un negocio, que no es lo mismo. Un negocio se basa básica y fundamentalmente en el rendimiento del capital. En producir beneficio.

Cuando lo que quieres es hacer una empresa, te tienes que preocupara de amortizar tanto como del beneficio (rendimiento del capital). Tienes que ir amortizando porque eso te da base y futuro. Eso te hace crecer. Si lo que te fijas es solo en el beneficio podrás dar unos pelotazos tremendos, pero no estás construyendo nada para el futuro.

Tanto como los otros dos elementos, importa la mano de obra. Si quieres una buena mano de obra, paga una buena mano de obra. Cuanto mejor pagues, mejor mano de obra tendrás, y eso redunda en que tu empresa será mejor.

Desde que las grandes multinacionales implantaron en Europa las filosofías de los beneficios descomunales año tras año, sin preocuparse de amortizar unas inversiones que las ayudas políticas falseaban y sin importarles el coste de una mano de obra que en estados Unidos no les permitían los sindicatos, en algunos países de Europa, la gente se creyó que esas inversiones eran empresas.

No, eran inversiones.

Así nos ha ido, cuando los empresarios han tomado ese modelo y las escuelas de negocios han caído en enseñar esa economía fascistoide. Y ahora la gente se cree que se pueden tener beneficios del 25% todos los años. Y que da igual el nivel salarial de los empleados.
No sois empresarios. Sois unos putos especuladores