martes, 13 de septiembre de 2011

El día que cambió mi vida

Todos tenemos miles de dias o de momentos que han estado a punto de cambiar nuestras vidas. Si hubiera hecho esto, si hubiera hecho aquello...a mi es algo que me fascina. Pero yo tengo un día que cambio mi vida. Todo lo que acontecio se encaminó para que mi vida fuera completamente diferente.
Una amiga de la pandilla estaba en trance de cortar o no con su novio. Vino a contármelo y yo, como siempre, ofrecí un consejo a la par que acertado completamente desinteresado:
-Mira C. lo mejor es que te enrrolles con otro tío. Así sabras si sientes remrdimientos o no sientes nada.
-¿Con otro tío?
-Si pero con uno que no te mole. O sea que no te enamores ni nada, solo para probar
-¿Quien?
-Pues yo por ejemplo
-¿Túúúúu?
-Pues claro, yo no te molo como para enamorarte, somos amigos, no me voy a enamorar...y total nos saludamos dandonos un beso en los labios hace tiempo. Solo es cuestión de añadir lengua y refrotarse un poco...
La Parienta (que entonces no era ni Parienta ni nada que se acercara a imaginarlo) asistia a esta conversación impertérrita.
C. se lo penso (poco, es cierto) y dijo:
-Vale, quedamos esta tarde a las 8 y nos enrrollamos.
Y allí iba yo tan feliz. Cuando llegué estaba C. y...La Parienta (que entonces no era ni Parienta...etc).
-Hola ¿y tu?- le dije muy sutil
-Pues nada, que he venido para que no hagais el gilipollas.
Total que allá que nos fuimos de farra. Nos metíamos con La Parienta por no dejar enrrollarnos, si total ya nos damos picos...
-Menuda gilipollez lo de los picos.
-A todo esto-dijo C.- ¿tu por qué nunca le das un pico?¿por qué vosotros no os dais picos?-(Era una moda muy estúpida, lo reconozco. Yo no la empecé)
-Podríamos...-dijo La parienta
-A ver-dijo C
Y nos dimos un pico La Parienta y yo. Y paso un rato, y otro, y algo más y oimos a C:
-Oye, que ya vale, que como pico ya está bien, que se me ha acabado la cerveza...
Luego, La Parienta y yo nos quedamos charlando en su portal. Ella siempre dice que fue el día que se sintió más tranquila y relajada de aquella época. Siempre dijo que yo sobre todo le transmitía tranquilidad. Se suponía que yo transmitía tranquilidad.
Luego, al casarnos, tener hijos, hipoteca, asuntos varios...ha resultado que la que ha aportado serenidad, alegría, conocimiento... ha sido ella.
Pero así son todas las grandes historias de amor. Con una tía que resulta que es mucho más de lo esperado y un galán que no suele estar a la altura que se le suponía...