lunes, 14 de enero de 2013

Historias del noroeste


Allá en el norte el carácter de la gente es especial. En el noroeste mucho. No sé qué explicación tendrá; me imagino que la climatología, la estructura social… van forjando una forma de ser de la gente que a la vez lo va transmitiendo y amplificando a su descendencia.

La intimidad de la casa de cada uno es sagrada, se considera casi una agresión entrar en la casa de alguien. La vergüenza y el respeto son ley. Además las casas tienen valla rodeando el jardín, o la huerta o lo que haya. Es muy normal que las conversaciones se tengan a través de esta valla, sin entrar en la casa del otro, sin violentar la intimidad de nadie.

Tampoco es fácil hablar, iniciar una conversación. Todo tiene unos pasos, una liturgia. Si al pasar ves a alguien en su valla, puedes saludarle y seguramente te devolverá el saludo. Luego puedes hacer un comentario o una pregunta, nada muy sustancial. Algo que pueda quedar en el aire sin que se considere grave. Algo así como “voy a casa que ha refrescado…” y si te contesta “¿qué ha refrescado? ¿tú crees?” te ha dado pie para pararte e iniciar una conversación. Si simplemente afirma o te despide, no hay que forzar la situación.

Esta forma de ser / pensar / vivir, se mantiene durante años.

Así pasaban una mañana delante del huerto de P. que trabajaba reconcentrado. Le veían a media distancia, silueteado frente a la escasa luz que dejaban pasar las nubes.

El huerto de P se veía casi completo desde la carretera, estaba elevado sobre ella y a unos 50 metros de distancia. No veías todo. Pero si alguien estaba en el huerto sí que lo veías.

P pasó toda la mañana en el huerto. Y cuando alguno pasó por la tarde seguía allí.

Una de las conversaciones en la valla, en la verja, fue sobre P:

-Buenas noches, me voy para casa, no como P, que ahí sigue trabajando…

-¿Sigue trabajando? ¿a estas horas?

-Hoy trabajo todo el día, ya estaba a primera hora, cuando baje.

-No sé que estará haciendo ese hombre.

-Está raro, fíjate, que viéndole hoy en el huerto, me parecía hasta que había crecido…

A la mañana siguiente, alguien vio que P estaba en el huerto, y se acerco hasta allí a ver qué era eso que le daba tanto trabajo.
Llevaba más de 24 horas ahorcado

6 comentarios:

  1. Podrían haberse dado cuenta por el mal olor. "Este no se ha duchado en dos semanas". Y un buen día ir a echarle un cubo de agua.

    Saludos

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  2. ¿pasó de verdad o es un relato de meigas?

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  3. "La intimidad de la casa de cada uno es sagrada" pues yo estuve en tu casa !!qué honor!! ¿la profané (namos) bañandome (donos) en pelotas en tu rio? vaya que cargo de conciencia!!
    podías contar lo de las sanguijuelas!!

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  4. Pues muy intimo todo ¿no?

    Suena tremendamente frío, pero imagino que siendo del Norte.

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  5. Parece que mi pueblo de adopción también es del norte. He reconocido ese ritual que has descrito en los breves intercambios con los vecinos en el descansillo, en otros portales.

    Nadie traspasa las puertas, como los vampiros, no sin invitación. Es muy raro que ésta se produzca y contrasta con la confianza de los cercanos.

    Joder con P. Qué mal gusto. Suicidarse a la vista de todos.

    Espero que sea inventado, como mi historia de hoy. Aunque me temo que es demasiado verosímil para no ser verídico...y frecuente.

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