Trabajo en un sector mayoritariamente masculino. Además, somos pocos los que nos dedicamos a esto y nos conocemos casi todos. Vamos cambiando de empresa pero siempre somos los mismos. De vez en cuando entra alguien nuevo al que le hacemos la vida imposible un par de años, si aguanta, se hace un hueco y pasa a formar parte del grupo, le empezamos a invitar a nuestras comidas y cenas e incluso compartimos información con él.
En este ambiente tan amigable cayó Lola una mañana de lunes. Lola era una tía resuelta, haber criado a un hijo en soledad da cierta patina y te pone de vuelta de muchas cosas. Lola no tenía la formación necesaria pero a base de trabajo y redaños se hizo un hueco. Importante el hueco. Nunca llego a encajar con nosotros, era más lista, más trabajadora y más agresiva que cualquiera de nosotros. Conmigo y con algún otro trabó cierta amistad. Poca porque pasaba mucho de nuestro rollo de machos alfa reyes del universo.
El caso es que cuando llevaba un tiempo, mi empresa la fichó. A mí no me sentó muy bien, era mucho el curro que yo había hecho para ganarme mi posición. Un día me senté a hablar con ella (yo era su jefe, al menos en teoría)
-Lola curras mucho y bien ¿hasta dónde quieres llegar?
-A tu puesto Gonzalo, quiero llegar a tu puesto.
Lo dijo sin pestañear y a mí me provoco un escalofrío en la espalda. La veía muy capaz de moverme la silla. El jefe de aquella época, era P. Un imbécil de tamaño regular. P. tenía enquistado un conflicto con un cliente desde hacía meses, no avanzaba y le quitaba el sueño. Fui a verle:
-Hola P. estoy pensando que podría resolver ese conflicto que tanto te preocupa
-Hazlo Gonzalo y pide lo que quieras, te juro que si lo arreglas. ..
-Si lo arreglo echas a Lola
-¿Qué dices?, si curra de puta madre
-Si, pero he hablado con ella, sobre la ambición y tal, y me ha dicho que no parará hasta llegar a tu puesto…
Noté que le cambiaba la cara. Me dio carta blanca. Resolví el tema con más suerte que pericia.
El cumplió su palabra, “ascendió” a Lola de forma que la trasladaron a la otra punta del mapa. Fui el primero en llamarla para felicitarla:
-Dejas aquí un montón de amigos Lola…
-Y enemigos, Gonzalo, también dejo enemigos….
No fue maldad, fue sólo miedo y la selección natural. Sólo sobreviven los más fuertes y tal. No me siento orgulloso de aquello pero tampoco culpable. Es la ley de la selva, yo tengo que luchar por mi hipoteca, mi patrimonio…la mierda de vida capitalista que llevamos, en resumen.
Lo que me sorprende es que Lola no me odia. Incluso me llama de vez en cuando.
En este ambiente tan amigable cayó Lola una mañana de lunes. Lola era una tía resuelta, haber criado a un hijo en soledad da cierta patina y te pone de vuelta de muchas cosas. Lola no tenía la formación necesaria pero a base de trabajo y redaños se hizo un hueco. Importante el hueco. Nunca llego a encajar con nosotros, era más lista, más trabajadora y más agresiva que cualquiera de nosotros. Conmigo y con algún otro trabó cierta amistad. Poca porque pasaba mucho de nuestro rollo de machos alfa reyes del universo.
El caso es que cuando llevaba un tiempo, mi empresa la fichó. A mí no me sentó muy bien, era mucho el curro que yo había hecho para ganarme mi posición. Un día me senté a hablar con ella (yo era su jefe, al menos en teoría)
-Lola curras mucho y bien ¿hasta dónde quieres llegar?
-A tu puesto Gonzalo, quiero llegar a tu puesto.
Lo dijo sin pestañear y a mí me provoco un escalofrío en la espalda. La veía muy capaz de moverme la silla. El jefe de aquella época, era P. Un imbécil de tamaño regular. P. tenía enquistado un conflicto con un cliente desde hacía meses, no avanzaba y le quitaba el sueño. Fui a verle:
-Hola P. estoy pensando que podría resolver ese conflicto que tanto te preocupa
-Hazlo Gonzalo y pide lo que quieras, te juro que si lo arreglas. ..
-Si lo arreglo echas a Lola
-¿Qué dices?, si curra de puta madre
-Si, pero he hablado con ella, sobre la ambición y tal, y me ha dicho que no parará hasta llegar a tu puesto…
Noté que le cambiaba la cara. Me dio carta blanca. Resolví el tema con más suerte que pericia.
El cumplió su palabra, “ascendió” a Lola de forma que la trasladaron a la otra punta del mapa. Fui el primero en llamarla para felicitarla:
-Dejas aquí un montón de amigos Lola…
-Y enemigos, Gonzalo, también dejo enemigos….
No fue maldad, fue sólo miedo y la selección natural. Sólo sobreviven los más fuertes y tal. No me siento orgulloso de aquello pero tampoco culpable. Es la ley de la selva, yo tengo que luchar por mi hipoteca, mi patrimonio…la mierda de vida capitalista que llevamos, en resumen.
Lo que me sorprende es que Lola no me odia. Incluso me llama de vez en cuando.
¿ Te llama a pesar de lo de "royo"??
ResponderEliminarPara mi qué va a ser "rollo".....
oleeeee...qué a gusto me he quedado.
Entre el porno y lo cabrón que eres en esta historia vas a conseguir terminar con tu imagen tierna.
Por fin te has desquitado ¿Eh?.
ResponderEliminarQue conste que yo lo había escrito bien, es el corrector automático que me lo estropea
hola, ¿ esta historia es cierta ? o ¿ inventada ?, me lo puedes decir, gracias, ciao.
ResponderEliminarPues tú te portaste como un cabroncete, pero claro, el fin justifica los medios... chico listo.
ResponderEliminarLa tonta fue Lola... si realmente quería eso, no te tenía que haber dicho nada...
...."patina" no, acaso "pátina".
ResponderEliminarcastor
Hola Pablo, es cierta, incluso Lola se llama Lola.
ResponderEliminarYa me lo decía mi madre, ya, que los curros son peores que la jungla...
ResponderEliminarLola sería muy lista, pero también era una bocazas. Si te hubiera respondido desviando el tema, o dandote una respuesta que te hiciese pensar, que buena trabajadora es y que implicada está, posiblemente ahora estaría en tu puesto. Hay quien tiene mucha inteligéncia pero no siempre sabe aplicarla o no llegá a explotarla ni al 50%, en cambio otros con menos inteligencia(supuestamente) llegan mas lejos. Aquello de mejor vale maña que fuerza.
ResponderEliminarSaludos.
Pues te voy a contar otra historia Jesús, hubo uno que en una entrevista de un curro a la pregunta de dónde queria llegar le dijo al entrevistador: "a tu puesto" y el tío lo cogio porque le parecio muy guay que fuera tan agresivo. Con el tiempo llegó al puesto del entrevistador...Nunca sabes que le va a parecer mejor a tu jefe.
ResponderEliminarHola, posiblemente porque el entrevistador menosvaloró al entrevistado y nunca pensó que fuese capaz de lograrlo.
ResponderEliminarAun así tienes mucha razón, en una entrevista nunca sabes que va a sentar mejor al que escucha y suele pasar que la respuesta más lógica es la incorrecta.
Saludos.
Ah! y también hay que tener en cuenta que Lola estaba ya contratada, no estaba siendo entrevistada, por tanto no tenía necesidad de jugarsela de esa forma.
ResponderEliminarSaludos.
Hay que tener huevos para escribir esto sin miedo a un posible aluvión de críticas. No sé lo que habría hecho yo en tu situación, pero sé que me habría costado publicar algo así.
ResponderEliminarEs curioso, he llegado a tu blog por casualidad, y te he leído en orden cronológico inverso, empezando por la "obediencia debida" y acabando en este... curioso.. el actuar como mero transmisor te causa un profunda reflexión emocional sobre la mierda de la vida, y aquí, donde eres inductor, ejecutor y hasta transmisor, lo primero que sueltas es una ristra de autojustificaciones... ay, ay..
ResponderEliminarNo, en "obediencia debida" del único que tienes compasión es de ti mismo, de tu temor a verte en su misma situación. Nada más. Por que cuando tienes la oportunidad de no comportarte injustamente, no lo haces.
¡Que fuerte!
ResponderEliminarUf! Me gusta tu blog pero no sé si voy a tener que dejarlo. Está cargándose la poca esperanza en el mundo laboral (y por tanto en mi futuro en él) que tenía... :-(
ResponderEliminarn.