Me cago en diez, me ha vuelto a ocurrir, ha vuelto a sonar La Voz. Al tío lo tenía que crujir, tenía que darle hasta en el carnet, y entonces empezó a hablar…y me perdí.
Me pasa desde pequeño, estoy pensando en hacérmelo mirar. Yo tengo un tono de voz grave, bastante grave. De hecho he de tener cuidado porque al hablar bajo se transmite mucho más de lo esperable. Mi voz, en determinado ritmo, puede resultar sedante e incluso somnífera. Lo he comprobado varias veces en adultos y muchas en mis hijos.
No sé si es por eso, el caso es que hay determinada frecuencia de voz que, quizá por similar a la mía o por lo que sea, me atonta y me anula. Me quedo estúpido y un cosquilleo me recorre de las espinillas al occipital. Incluso a veces se me eriza el pelo. No me lo ha notado nadie pero me ha traicionado un montón de veces. Recuerdo la primera grave. Iba a hacer el negocio del siglo, teníamos al nórdico aquel a punto de caramelo. La venta de las polivinilpirolidonas estaba casi cerrada y me mandaron a rematar la faena. Iba con la una secretaria y preparados para cerrar el trato allí mismo. Y entonces empezó a hablar…Tenía La Voz. Me anuló, no podía atender a lo que decía, no entendía ni oía, solo notaba el cosquilleo y como la corriente me subía y bajaba por la espina dorsal. El tío se debió pensar que estaba juma perdido. No se cerró ningún trato. El escándalo casi me cuesta el puesto.
Y alguna otra vez sucedió, nunca tan grave. Llevaba un tiempo que no me pasaba y ahora vuelve a ocurrir. Quedo con un gachó para machacarlo y empieza a hablar…ha sido un desastre. Creo que podré arreglar el asunto pero ha sido desagradable. Mi talón de Aquiles me ha recordado que existe.
Tengo que hacérmelo mirar.
Me pasa desde pequeño, estoy pensando en hacérmelo mirar. Yo tengo un tono de voz grave, bastante grave. De hecho he de tener cuidado porque al hablar bajo se transmite mucho más de lo esperable. Mi voz, en determinado ritmo, puede resultar sedante e incluso somnífera. Lo he comprobado varias veces en adultos y muchas en mis hijos.
No sé si es por eso, el caso es que hay determinada frecuencia de voz que, quizá por similar a la mía o por lo que sea, me atonta y me anula. Me quedo estúpido y un cosquilleo me recorre de las espinillas al occipital. Incluso a veces se me eriza el pelo. No me lo ha notado nadie pero me ha traicionado un montón de veces. Recuerdo la primera grave. Iba a hacer el negocio del siglo, teníamos al nórdico aquel a punto de caramelo. La venta de las polivinilpirolidonas estaba casi cerrada y me mandaron a rematar la faena. Iba con la una secretaria y preparados para cerrar el trato allí mismo. Y entonces empezó a hablar…Tenía La Voz. Me anuló, no podía atender a lo que decía, no entendía ni oía, solo notaba el cosquilleo y como la corriente me subía y bajaba por la espina dorsal. El tío se debió pensar que estaba juma perdido. No se cerró ningún trato. El escándalo casi me cuesta el puesto.
Y alguna otra vez sucedió, nunca tan grave. Llevaba un tiempo que no me pasaba y ahora vuelve a ocurrir. Quedo con un gachó para machacarlo y empieza a hablar…ha sido un desastre. Creo que podré arreglar el asunto pero ha sido desagradable. Mi talón de Aquiles me ha recordado que existe.
Tengo que hacérmelo mirar.
No me esperaba esto...eres una cajita de sorpresas. Me estoy acordando que si un día te dejaste depilar las cejas..no quiero ni pensar que te dejarías hacer por un peluquero con LA VOZ.
ResponderEliminar:)
No va por ahí, Molinos, no es nada sexual, es más bien hipnótico
ResponderEliminarNo he pensado que fuera nada sexual...
ResponderEliminarYa, luego me he dado cuenta, ha sido mi subconsciente...
ResponderEliminarA mí LA VOZ me dice que vaya 40 días al desierto a meditar, pero no debe ser la misma VOZ.
ResponderEliminarDon Mendo