Cuando eres joven
puedes salir a muerte. Con 20 ó 22 años sales a comerte la noche. A quemar la
ciudad, cualquier ciudad, el viernes y el sábado. E incluso alguna semana el
jueves también.
Pero luego vas
creciendo y te van cayendo responsabilidades. Ya no puedes montarte esas
fiestas, en parte no tienes tiempo ni cuerpo y en parte porque parece como que
ya no estás en edad. Que ya no pega lo de andar por ahí hasta las mil.
Pero algo ha
dejado poso en tu interior. Y entonces, de vez en cuando, surge. Sin
organizarlo, sin pensarlo y, unas pocas veces, sin quererlo. Son las farras
sobrevenidas. Las que no pensabas hacer, ni habías organizado pero que de
repente estas metido en ellas. Y ya son imparables. Y durante esa noche vas a
tope, como de joven y revientas los horarios y el hígado. Y luego te quedas
hecho polvo, pero con un regusto que te conserva las ganas dormidas,
agazapadas, hasta la próxima.
Una buena
juerga sobrevenida ha de tener los siguientes ingredientes:
-Empieza
siempre con una quedada inocente y sin ninguna doble intención. En plan “vamos
a tomar un café porque nos hemos encontrado”.
-Siempre hay
alguien en el grupo que no es habitual, o que es menos conocido o que no
debería estar en ese grupo. O estás en un lugar extraño. Pero la mecha se
prende por la tensión generada por ese factor raro.
-El plan
siempre empieza a desbarrar por el “momento comer”. Lo primero que se decide es
que ya que estamos se come o se cena… luego se degenera.
-Como no hay
planificación previa, se produce una mezcla horrenda de bebidas, se empieza con
cerveza, se sigue con vino blanco, orujo, cubatas, chupitos…
-Hay un chiste
o una frase o una historia que se transforma de repente en el Leitmotiv de la
fiesta y se repite incansablemente. Los días siguientes su mención provocara
sonrisas…
-La sensación
de “estamos de farra” aparece cuando ya es demasiado tarde, cuando no hay
vuelta atrás.
-Extrañamente
el ritmo de desinhibición suele ser más rápido que el de ingesta de alcohol.
Así aparecen figuras como el baile en la barra, pagar rondas a desconocidos…
-Nunca aparece
mal rollo, llevas meses soñando algo así y te dedicas a muerte. No quieres
ligar, ni conocer nada, quieres vivir la fiesta. Eso la hace mejor.
-Siempre, siempre
tiene que combinarse con música buena en los bares. No una especial, pero sí
música que te ayuda a mejorar el ambiente. A saltar y a divertirte.
Y con todo eso,
a la mañana siguiente te levantas destrozado. Y dolorido, pero con una sonrisa
de felicidad…
No pienso decir nada.
ResponderEliminarTe faltan dos:
- el tiempo pasa despacio..hasta que es demasiado tarde. " ¿Todavia son las 12??"...y lo siguiente es.."Mierda..ha amanecido""
- dan holgura craneal.
Y es genial :D
ResponderEliminarUn besazo, Gonzalo!
mmmmmmm no sé... como a mi no me pasa.
ResponderEliminarYo sigo manteniendo las costumbres de siempre, pero supongo que para el que se mantiene retirado por prudencia de maltratar el hígado y salir a hacer el mal... pues debe ser una gozada.
La mezcla horrenda de bebidas es un punto clave que ayuda a que el punto de la "música buena" se cumpla. O que a los implicados les parezca que se cumple. (Por cierto, las juergas sobrevenidas también se sufren a los 20) ;P
ResponderEliminarMe has dejado atrapada del recuerdo de la última.
ResponderEliminarGracias y feliz resaca.
Muy cierto todo.
ResponderEliminarPero por encima de todo me ha encantado eso del momento chiste-leitmotiv que es una verdad como una catedral.
Me apunto al grupo de kitty perruna. Ahora bien, el tiempo de recuperacion de dos dias es inevitable.
ResponderEliminarA mi lo que mas me ha afectado es la incorporacion de ingredientes exogenos a mi dieta como los GT.
"La sensación de “estamos de farra” aparece cuando ya es demasiado tarde..." No es cierto, esa sensación la reconocemos en seguida, pero no queremos que despierte a pepito grillo, así que simplemente la guardamos en un rincón del cerebro hasta que el alcohol acabe de hacer su efecto... Además, no sólo te das cuenta tú, también el resto del grupo, pero nadie quiere estropear el momento, llevas meses de abstinencia y no es cuestión de estropear algo que promete...
ResponderEliminarDebe hacer más de diez años que no me corro, una así. ¡Que viejuno estoy!
ResponderEliminarDebe hacer más de diez años que no me corro una ¡que viejuno soy ya!
ResponderEliminarTe has dado cuenta, hermano de la importancia de una "coma". Al menos tú lo has podido arreglar.
EliminarCuentan que en una ocasión, estaban esperando el indulto del gobernador, y llegó el siguiente telegrama:
"Indulto imposible, ejecución".
Veinte minutos después llegó el bueno:
"Indulto, imposible ejecución".
Demasiado tarde.
Llega un momento que hasta la juerga sobrevenida se planifica....cosas de la edad....
ResponderEliminarHermano E, deduzco que la coma es involuntaria y que te refieres a dos cosas distintas no?
ResponderEliminarUna farra se puede tener, pero a cierta edad ya es imposible la "parranda", que dura como mínimo dos noches con sus días. Los 28 años son el reloj biológico que marca la diferencia.
ResponderEliminarNo sé lo que es una resaca, y sí saltarme una noche de sueño, muuuuy a menudo, el truco está en beber lo justo.
ResponderEliminarLo peor, es que dspués de una así, a mi el cuerpo me pide otra, a la noche siguiente, sin más dilación.
Muy cierto lo del leit motiv, la parida mítica que se repite toda la noche.
ResponderEliminarPero cuando es una farra de las gordas, al día siguiente se suele preguntar "¿Y qué era aquello que nos hizo tanta gracia?"
Hay una especialmente temible, que es la que empieza a la hora del aperitivo. Esa es la mejor, la más destructiva y letal. Y si, ahora necesitamos más tiempocpara recuperarnos...
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