Iba a ser un día normal, de hecho hoy era un día normal.
Pero me llama R. a primera hora. Le han echado. Intento darle ánimos pero creo que no lo consigo. Voy en el coche y pienso la mierda de la situación en que estamos. R. pasa de los 40, dos hijos…no quiero ni imaginarme lo que estará pasando. Respiro. Tú no estás así pienso, no te pasa nada. Tranquilo. Se que nos puede pasar a cualquiera. El no era ni mejor ni peor, en su curro empezó a ir todo mal...empiezo a comerme la cabeza.
Mierda.
Ya no me entero de lo que dice la radio. Pienso en todo lo injusto.
Me llama A. Su mujer ha tenido un aborto. Nada grave se pondrá bien. Sé que lo estará pasando mal. Nada grave. Pero nadie les quita el disgusto. Veo pasar las parameras de la provincia de Teruel. No va a ser un día fácil. Miro alrededor. Nada ni nadie. Un viaje de mierda, un día feo. Me siento sólo.
Me llama V. Se va a divorciar. Ya lo ha hablado. Seis años de matrimonio y un hijo. Todo a la mierda.
Mierda, mierda…
Me siento muy sólo en el coche. Adelanto camiones y veo a los civiles. Casi agradecería que me multasen, sólo para charlar. Me paro a tomar aire y pongo música. Mala idea, Amaral canta lo de la madrugada que parece nunca acabar. Hay canciones que te sientan mal. Como los porros que a veces te deshacen.
Llamo a La Parienta. Que tal, muy liada en el curro y tu, bien, llegaré pronto…vale te dejo. No he sabido decirle lo que me pasa. Yo mismo no lo sé. Pero me siento terriblemente sólo y triste. Llamo a algún amigo, no cogen o están currando. Normal. Son las once de la mañana, no debería estar parado en mitad de la autovía.
Me entran ganas de llamar a mi madre. O a alguien. Me entran ganas de llorar y me esfuerzo por no hacerlo. El coche parece enorme y me parece que estoy lejísimos de todo. No tengo ganas de nada. Me siento como si no hubiera nadie más en el mundo.
Respiro.
Un día de mierda.
Arranco y sigo.
Pero me llama R. a primera hora. Le han echado. Intento darle ánimos pero creo que no lo consigo. Voy en el coche y pienso la mierda de la situación en que estamos. R. pasa de los 40, dos hijos…no quiero ni imaginarme lo que estará pasando. Respiro. Tú no estás así pienso, no te pasa nada. Tranquilo. Se que nos puede pasar a cualquiera. El no era ni mejor ni peor, en su curro empezó a ir todo mal...empiezo a comerme la cabeza.
Mierda.
Ya no me entero de lo que dice la radio. Pienso en todo lo injusto.
Me llama A. Su mujer ha tenido un aborto. Nada grave se pondrá bien. Sé que lo estará pasando mal. Nada grave. Pero nadie les quita el disgusto. Veo pasar las parameras de la provincia de Teruel. No va a ser un día fácil. Miro alrededor. Nada ni nadie. Un viaje de mierda, un día feo. Me siento sólo.
Me llama V. Se va a divorciar. Ya lo ha hablado. Seis años de matrimonio y un hijo. Todo a la mierda.
Mierda, mierda…
Me siento muy sólo en el coche. Adelanto camiones y veo a los civiles. Casi agradecería que me multasen, sólo para charlar. Me paro a tomar aire y pongo música. Mala idea, Amaral canta lo de la madrugada que parece nunca acabar. Hay canciones que te sientan mal. Como los porros que a veces te deshacen.
Llamo a La Parienta. Que tal, muy liada en el curro y tu, bien, llegaré pronto…vale te dejo. No he sabido decirle lo que me pasa. Yo mismo no lo sé. Pero me siento terriblemente sólo y triste. Llamo a algún amigo, no cogen o están currando. Normal. Son las once de la mañana, no debería estar parado en mitad de la autovía.
Me entran ganas de llamar a mi madre. O a alguien. Me entran ganas de llorar y me esfuerzo por no hacerlo. El coche parece enorme y me parece que estoy lejísimos de todo. No tengo ganas de nada. Me siento como si no hubiera nadie más en el mundo.
Respiro.
Un día de mierda.
Arranco y sigo.
A veces no hay nadie más en el mundo.
ResponderEliminarPor desgracia hay dias así, pero bueno... mañana amanece de nuevo.
ResponderEliminarSaludossssssss
Ánimo. Yo en esos momentos me acuerdo del diálogo de una peli (leí el relato pero no sé si estaba allí):
ResponderEliminar—¿Conoce usted esos días en los que se ve todo de color rojo?
—¿Color rojo? querrá decir negro.
—No, se puede tener un dia negro porque una se engorda o porque ha llovido demasiado, estás triste y nada más. Pero los días rojos son terribles, de repente se tiene miedo y no se sabe por qué. En esos momentos lo único que me viene bien es coger un taxi e irme a Tiffany's. Allí nada malo puede ocurrirme.
Pues eso, llamémosle un día rojo.
Yo me acordé de ti viendo a la Pradera.
Por ser positivos (forzando mucho la imaginación y el optimismo) estos días nos recuerdan que deberíamos disfrutar de lo que tenemos todos los días. Porque estamos a una sólo una llamada de teléfono de que todo se vaya a la mierda.
ResponderEliminarÁnimo y a seguir.
Vivimos al borde del abismo, Gonzalo, eso que llamamos a veces con desprecio "normalidad" es algo tan frágil que no pensarlo es lo que nos permite seguir adelante, no bloquearnos aterrorizados y no echarnos a llorar mucho más a menudo. Sólo que a veces la realidad nos pega una bofetada en carne propia, o nos toca muy de cerca, y duele. Y el dolor, por mucho que se diga que no, que se puede compartir, no es así: hay que pasarlo solo.
ResponderEliminarPiensa algo que suele ser cierto: mañana será otro día.
Hay días que todo parece gris y carente de sentido... días en los que a uno le apetece meterse en cama bajo una tonelada de mantas y dormirse para que esa opresión en el alma desaparezca aunque sea unos minutos...
ResponderEliminarEn esos días, ante la imposibilidad de meterme en cama y dormirme olvidándolo todo, recuerdo que tras las nubes grises, hay un sol radiente... que esas nubes son pasajeras y que ese sol está siempre allí...
Gonzalo...cómo te entiendo.
ResponderEliminarQué bien lo has contado.
Ánimo, siempre hay que seguir adelante.
ResponderEliminarDías así los hemos tenido todos ... a veces llorar es lo mejor: "¿pero que te pasa? ¿porqué lloras?" pues porque me apetece llorar jolín ... y lo relajao que te quedas.
ResponderEliminarUn abrazo
Yo tengo comecroquetas hasta las 21.00 pero después me presto a echar un ciervo,que las alcachofas con foie y la cecina van muy bien para la angustia aunque después generen gases.
ResponderEliminarDe paso arreglamos el asunto de la camiseta.
La vida es una mierda,muchas veces,pero para a mi hay una frase q siemrpe me ayuda:
ResponderEliminar"Eso también pasará".
Corta y sencilla.
Animo.
Ya lo dije una vez en el blog pero.... es importante recordar que los días malos también duran 24 horas. Ánimo.
ResponderEliminarMenos mal que no era lunes...
ResponderEliminarTe entiendo perfectamente y me encanta la definición de día rojo que ha hecho Anniehall.
Yo creía que era la única que tenía estos días en que lo que te pasa es que tienes miedo.
A mi Tiffany´s no me lo quita. Prefiero llorar.
Gracias Diva, pero es una cita de Desayuno con Diamantes, no sé si original del relato de Capote o del guión que no sé de quién es (puede incluso que también de Capote).
ResponderEliminarA mí me encanta y a veces pasa lo de los días rojos, sí.
El mundo es un lugar inhóspito y duro, y hay días en que se nota más que otros. Es lo que yo llamo el Síndrome de Atlas, sentir el peso del mundo sobre tus hombros y no poder compartir la carga. Por cierto, me ha encantado el detalle de que tú si estuvieras para tus amigos a esas horas de la mañana...
ResponderEliminarpd: ¿Me estáis hackeando la camiseta EDC y tú, o es para el 40 cumpleaños de algún colega? ¿Más corzo? ¿Foie? ¿Donde vivís?
Tranqui Amanita. Es otra camiseta.
ResponderEliminarPero ya te invitaremos a la proxima (muy proxima espero) sesión de caza
Uf tengo los pelos de punta, qué bien escrito.
ResponderEliminarY después lo tuyo de hoy, lo siento de verdad.