lunes, 15 de marzo de 2010

Trabajar fuera de la oficina

Los que vamos poco por las oficinas de nuestro trabajo, generamos una ansiedad sin límite entre los curritos con horario y sitio fijo. Entiendo que puede tocar las narices que tú tengas que estar siete horitas sentado en una silla más o menos cómoda y yo no pero ¿qué te hace suponer que no trabajo?. Seguramente el tiempo que yo estoy fuera de la oficina, a la empresa le reporta muchos más beneficios que todo el que tu pierdes ahí sentadito, que si ves mails, que si entras en el Facebook, lees blogs…
El caso es que se produce una especie de cáncer. Un tío empieza a despotricar de los que estamos poco en la oficina, le pica suponer que nos levantamos tarde, llevamos coche de empresa y nos pagan los cafés y las comidas. Así que empieza a rajar. Y eso se va extendiendo. Da igual que empiece con la mala leche un becario de ínfima categoría y tú estés como a doce pasos más arriba en el escalafón. El rumor se generaliza hasta el Gran Jefe.
Y entonces el Gran Jefe (en una de las pocas veces que va a la oficina) decide que hay que controlar a la gente que “estáis” fuera. Ojo, el no se incluye…
La primera medida de control que sufrí en esta mi “empresa imbécil” fue torrarme a llamadas. Cada día o cada dos días me llamaba el jefe o su secre.
-“¿Qué haces?”.
-“Pues en casa, en pijama, tocándome los huevos”.
-“Coño, Gonzalo, no colaboras nada, que tengo a la gente mosqueada…”
-“Pues diles lo que cobro y con eso ya te montan un motín…”
Total que el jefe se desesperó y pasó el asunto a los de Recursos Humanos que después de un montón de reuniones parieron un sistema alucinante.
Yo creo firmemente que ficharon a un esquizofrénico o a alguien con algún tipo de alteración grave. El caso es que nos pasaron a todos (bueno, al Gran Jefe no) los que no íbamos a la oficina, unos cuadernos con las hojas por triplicado. En esas hojas tenias que poner un montón de números, cada día tenía dos o tres números diferentes según lo que hubieras hecho. Cada actividad era un número: visitar a algún cliente, ir a una fábrica, acompañar a un comercial…luego sumabas los del día, luego los de la semana, luego hacías otras operaciones…Una cosa demencial. Las hojas se supone que alguien las analizaba luego. A las tres semanas dejamos de hacerlas…aquello era una locura y no teníamos más que dudas:
-“¿Qué número corresponde a tocarme los huevos en pijama en casa?”
-“Coño Gonzalo, que mala leche te gastas…”
-“Es que me has mandado las hojas de fulanito para que lo controle y pone que esta semana ha sido 22,5 y no sé que es. La semana pasada le salía 43”
-“¿Ha estado en alguna fábrica?”
-“No, ha estado toda la semana en la oficina”
-"¿Estás seguro? "
-“Seguro tenias que estar tu, que estuvo toda la semana contigo en un curso de formación…”
Después de ese intento, vino una aplicación informática igual de demente. Tenias que meter en una especie de agenda virtual tu programación para la semana. Antes del viernes. Luego al empezar la semana, cada tres o cuatro horas el ordenador portátil te iba preguntando que hacías…cuando no lo encendías en un tiempo, acumulabas un retraso tremendo y saltaban las alarmas en la central….llamada de teléfono que os omito porque era lo mismo de siempre (“tocándome los huevos en pijama en casa” y tal).
Por lo menos con todos estos inventos, la gente de la oficina se fue quedando calmada. El Comité de Empresa dejo de fijarse en nosotros y pudimos dedicarnos a cosas importantes y para las que nos pagan. Y no, no estoy encasa tocándome los huevos en pijama.
Hoy estoy en la oficina, escribiendo el blog.

10 comentarios:

  1. Primer...otra vez.

    Me encanta tu empresa..se parece tannnto a la mía....

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  2. Menos mal que a veces tienes que ir a la oficina y así actualizas el blog... porque si no, siempre estarías en tu casa en pijama y tocán.... y no actualizarías nunca el blog... Jajaja!!

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  3. Totalmente de acuerdo contigo. De puertas adentro de la oficina todo son gastos. Es más productiva la gente fuera.

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  4. Jo, cómo te entiendo. Tengo a la recepcionista de la ofi que cada vez que puede aprovecha para solterme un como no sé qué horario hacéis, + [INSERTE REPROCHE AQUÍ]. Y aunque le hemos dicho mil veces que tiene nuestro móvil, que nos llame si necesita algo, se niega en rendondo y luego nos pega la bronca por no localizarnos en el fijo. No hay quien pueda con ella, es inasequible al desaliento.

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  5. En mi empresa-boba nos llaman itinerantes, y si cuando te pasas por la oficina estás contenta, o no estás de un mal humor terrible, o da la sensdación de que no sufres como un perro, o de que no estás hipermegasssssssssstresada y sin tiempo ni para respirar ... primero comentarios mil y luego consejo de guerra!!!

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  6. Yo estuve en una en la que el JS (te lo tomo prestado Molinos) se paseaba a ver quién había a las nueve de la noche. Esos eran 'de los buenos'. Daba igual que hubieran entrado a las diez de la mañana y se hubieran tirado tres horas para comer.

    Es tan ridículo este estar por estar en la oficina. Yo rindo mucho más desde que tengo reducción de jornada.

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  7. No sé cuándo se darán cuenta de que no por mas tiempo que pases en la oficina, trabajas mas. En mi caso, si paso una hora por la oficina, es para trabajar y deprisita, los dias en los que me tiro diez horas, pues eso, actualizo el blog, leo otros tantos, veo el correo....total horas productivas, pues mas o menos las mismas que cuándo estoy poco tiempo.
    Evidentemente, al que tiene que estar con un horario fijo en la silla sentado, aunque se este tocando cierta parte de su cuerpo, le jode, porque se cree, que el que esta fuera lo pasa mejor ¡alma de cántaro! con lo bien que se esta leyendo blog.

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  8. No quiero hablar de mi última llamada por si alguno de tus jefes te está espiando...
    Pero me tengo que morder los dedos... y luego hacemos las coñitas del coche oficial... ya te dije que eras muy valiente pequeño saltamontes.

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  9. jajajajajaj. Hoy mi jefe me ha soltado un "y de donde sacas tiempo para actualizar el blog" que llevaba implicito "no lo harás en horas de trabajo, no?"... Al que he contestado con un: "lo hago en el curro, claro".

    Ve mi pantalla TODO el tiempo.

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  10. El tipo ése esquizoide es un clásico en los colegios, alguno llega a director. ¡les chifla pedir programaciones, objetivos,tablas y zarandajas que vuelven loco al personal.Suelen ser muyyy cortitos, por eso necesitan tanta cuadrícula

    Eran mis piezas de caza favoritas. Si no les haces ni caso les dejas desconcertados, y como de autoridad no van muy fuertes, terminan pasando de ti

    No sirven para nada

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