lunes, 26 de octubre de 2009

Varios currantes que me gustan y uno que odio

Hay dependientes de tiendas que me encantan. Por buenos o por bordes pero me encantan.
El primero en la lista es el tío de la tienda de enmarcaciones. Aparecías allí a preguntarle: “Mira, me han regalado un poster negro de 2x0.8 m. ¿me puedes decir cuánto me costaría un marco?” y el tío te miraba espantado “¡¡¡¡¡¿Sin verlo?!!!!!, ni hablar”. Y era así, tenias que llevarle el poster el cuadro o lo que fuera, se pegaba un cuarto de hora estudiándolo y al final empezaba a darte opciones (nunca menos de 20) explicándote cada una. Te pegabas un mínimo de una hora para enmarcarte el titulo de la facultad…Me encantaba pero ya cerró el negocio.
Luego me gusta mucho una tienda de colchones que el tío es un experto. Vas a comprar un edredón y el gachó te cuenta toda la historia del edredón en España, cuando vino, como empezó…Una vez fui a buscar unos cojines y se me coló, ya en la puerta, una señora. Le pregunto por el precio de un colchón así a sangre fría. El tío la mira y le dice “¿lo quiere que le proteja o que la acoja?” ¡¡¡GENIAL!!! Eso es un vendedor de colchones. Estuvo cuarenta minutos explicando los diferentes tipos de colchones ante el agobio de la señora que tenía mucha prisa. Para joder yo hacía preguntas por en medio y así se alargaba. No haberte colado.
Hay una tienda en Zaragoza donde llevas el dibujo de un mueble y te hacen las maderas que necesitas para montarlo. Una especie de Ikea pero con diseño tuyo. Llegas allí con el dibujo de una mesilla de noche para un hueco, o una mesa para estudiar o algo así (nadie diseña cosas muy complicadas) y el o la dependiente se queda un mínimo de diez minutos estudiándolo….¡¡¡¡buscando defectos!!!!, por muy perfecto que seas al rato te dice: “aquí le falta una tabla de refuerzo, si no, no soportará peso” y si le contestas “es cierto, pero con la perspectiva del dibujo no se ve” seguirá hasta pillarte “¿vas a poner esto con cangrejas o con tirafondos?”. Es divertido.
Por supuesto, mi mujer odia todas esas tiendas. “¿Pero para que vas ahí con lo pesados que son?”. Pues a mí me gustan… Digo todo esto para que se vea que no soy muy exigente, e incluso dependientes bordes y encargados capullos me caen bien.
Pues bien, un gilipollas integral es el encargado de la Biblioteca. El funcionario cabrón de la Biblioteca dónde saco libros es el tío más imbécil del mundo. Hace un par de años La Parienta me hizo ver que en casa no cabían más libros. Había que dejar de comprar libros, a partir de ahí la Biblioteca entró en mi vida.
La Biblioteca está bien surtida, nunca hay cola ni problemas de encontrar lo que buscas, pero el encargado…Lo primero es que habla a gritos. La Biblioteca, como casi todas, está llena de gente estudiando y carteles pidiendo silencio. Pues bien, le preguntas cualquier cosa y te contesta a voces. Si un libro no está en su sitio, pese a que el ordenador diga que si…se la trae al pairo. Si quieres que te deje el libro unos días más de los establecidos (que leerte “La montaña mágica” en 20 días es imposible)…se la trae al pairo. Si le pides si puede pedir un libro a otra Biblioteca te contesta que no es su trabajo, que vayas tú. Odia a los libros y a los que leemos.
A ver si hay suerte y un día se va a comprar un colchón a donde yo sé…

5 comentarios:

  1. Yo quiero un colchón que me acoja. Eso lo tengo clarísimo y tengo también clarísimo que quiero ver un dibujo de un mueble de esos que has diseñado...

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  2. El segurata ilustrado.

    Hay en una biblioteca infantil , en esta tierra de mi exilio voluntario, un segurata que; al escoger un libro de la estantería para tu hijo, te advierte (según su particular criterio) de lo acertado o no de la elección.

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  3. Prueba a hablarle cada vez más bajito, más bajito. A ver si se da por enterado. Hasta que sólo susurres...

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  4. Joé... el de los cuadros es igualito a uno que hay aquí en Salamanca... le llevas la lámina o el cuadro y te saca mil marcos diferentes, tú al final no sabes lo que estás viendo y acaba él poniendo lo que le da la gana...

    Lo de que te proteja o te acoja... sin palabras. Qué bueno el tío.

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