Llevaba dos semanas sin comer fuera de horas, controlando lo que comía, pasando hambre. El martes me llamaron para una cena que tenía pendiente desde hacía semanas. De los tres que íbamos a ir, uno fallo porque tuvo que llevar a su hijo a urgencias (típico). Total, pedimos unas setas a la plancha con pimientos asados y tomate. Luego unas alcachofas con foie. Seguimos con una pierna de ciervo en a la brasa con salsa de setas. Aún tuvieron los cojones de pedir luego estofado de toro porque sobraba media botella de vino. No íbamos a tomar postre pero como había arroz con leche de oveja y helado de setas...
No recuerdo los botellines de agua que me dedique a beber toda la noche para bajar la entripada.Al día siguiente (el miércoles) pensé no comer, me llamaron unos colegas para comer. Cayeron unos caracoles, jamón, croquetas y merluza a la brasa.
Luego entramos en el puente (que yo no tengo) y a cebarnos en casa de familiares.
Esto no es vida, así no voy a ninguna parte, pero la realidad es que lo de comer es de los pocos placeres que quedan y me puedo permitir.
Luego vienen las cenas de Navidad...
Tengo que bajar de peso
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